Ciudad Guatemala

Su hijo se suicidó, compartió en las redes su dolor y ahora ayuda a otros


Las cuatro cartas de despedida que Ignacio Vázquez Browne dejó en su computadora habían sido escritas a inicios del año 2020. Estas le contaron a Jess Browne, su madre, un poco sobre aquello que nadie jamás podría haber imaginado en un joven que parecía estar lleno de proyectos. Porque Ignacio lo tenía bien oculto.

  24 abril, 2021 - 18:00 PM

En esos párrafos la autoriza, expresamente, a mostrar su carta a quien ella considere necesario y quiera leerla: “En las cartas deja bien claro y me dice, relata Jess: “Ninguno de ustedes tiene la culpa de esto ni hay nada que pudiesen haber hecho para frenarlo’. También cuenta que sentía que el mundo le dolía y que no se animaba a pedir ayuda.

En una de las cartas el joven de 28 años se despide con amor: “Ma, te amo como a nadie y te voy a cuidar desde donde esté. Sé fuerte. Me voy con Naná (su abuela). Perdón y gracias, Nacho”.

Antes de tomar la fatal decisión

“Hablé con él, por última vez, el jueves 9 de abril de 2020, indica Jess. Habitualmente hablaba una o dos veces por semana. Ese jueves charlamos por teléfono un montón.

El último mensaje suyo fue una selfie de él con una máscara por el coronavirus. Lo único que me dijo ese día y que después me puse a pensar, fue ”mamá no te preocupes si mañana no te contesto, voy a dormir porque estoy muy cansado”.

Al día siguiente, viernes 10 de abril, yo me sentía mal. No quería correr. “No sé qué me pasa”, le dije a mis amigas. Un día después a las dos de la tarde me llamó la señora que trabajaba en la casa. Ella fue la que lo encontró. Me llamó a los gritos…”.

Un nuevo comienzo

Esta experiencia hizo que desde el 18 de julio de 2020, Jess  interactue con sus seguidores en su blog personal Empesares en Facebook y que se replica en el Blog de Jess  y en su cuenta de Instagram, @empesares.

En los posts de Jess no hay recetas mágicas. Hay lógica, hay humanidad y sinceridad. Al despedir el año 2020 lo calificó como “el peor año de su vida” debido a que fallecieron su hijo, madre y padre.

Y destaca que hubo algo bueno, “Ustedes, todos los que estuvieron en mi equipo en este horrible partido que me tocó jugar. Mi familia, mis amigos, los que me leen, los que me acompañaron aun sin conocerme”.

Cada persona que me sostuvo en la oscuridad, y que pudo acunarme entre sus brazos. Esos que se tomaron un rato para mandar un mensaje, para hacer un llamado, para prender una vela, para nombrar a Nachi” como cariñosamente le decía a su hijo Ignacio.

Empesares, fue asumir tristezas y tomar envión para poder seguir flotando entre los restos del naufragio. Porque cuando la muerte se te planta y se erige como un muro infranqueable, todo se detiene.

Frutos del dolor

El dolor de Jess se fue transformando en la voz de muchos otros que empezaron a animarse a pedirle ayuda en sus redes sociales. Se fue armando un entramado de manos que sostienen a otras manos ante el abismo. Ahora, Jess dedica tiempo a escuchar y comprender. A aconsejar desde su experiencia.

La ayuda que a veces presta es tan diversa que va desde un marido desesperado por cómo está su mujer luego de la pérdida de un bebé de tres años; otra mamá que no sabe cómo acompañar a su hijo que milagrosamente sobrevivió a un intento de suicidio, o amigos de personas que están atravesando por una situación límite y no tienen idea cómo deben acercarse.

Etiquetas:

Relacionado

ÚLTIMAS NOTICIAS