Los afganos están despertando a una nueva normalidad sin saber qué es normal.
A medida que el Talibán ha tomado el control de Afganistán, la gente comienza a ocupar nuevamente las calles, temerosos, con la incertidumbre de qué puede pasar bajo el nuevo régimen.
En especial las mujeres viven la zozobra. Bajo la sharía, la ley islámica, hay duras consecuencias por cosas tan simples como dejarse ver en público con la cabeza descubierta.
La gente finge una normalidad en la calle, dice Nasim Javid (no es su nombre real), un afgano de Mazar-i-Sharif, una de las principales ciudades comerciales de Afganistán.
“Pero nada es normal. Puedo sentir el miedo en mis huesos cuando salgo. Los talibanes están en todas partes”, explica a la BBC.
Los milicianos, fuertemente armados, están tratando de hablar con los líderes comunitarios para tranquilizar a la gente.
Pero “el miedo se puede sentir en todas partes”, dice Javid.
Secunder Kermani, corresponsal de la BBC en Afganistán, dice que más allá del aeropuerto de Kabul -en donde hay un “caos absoluto” por las evacuaciones de extranjeros- las cosas parecen estar más tranquilas.
Los negocios han comenzado a reabrir, lo que da cierto aire de normalidad a los afganos de la capital.
“Hay más tráfico en las calles y más gente, aunque no como suele haber normalmente. En particular, hay menos mujeres. He visto algunas que no necesariamente visten la burka que las cubre completamente”, relata.
Pero la vida es de vez en cuando interrumpida por el constante patrullaje de hombres fuertemente armados del Talibán, quienes dicen que están ahí para “evitar saqueos y disturbios”.
“Lo que se teme es que en los días y meses siguientes el Talibán imponga restricciones más estrictas a las mujeres”, explica Kermani.
Las estaciones de televisión locales han dejado de transmitir música o películas.
Los talibanes han dicho que las mujeres tendrán derechos en Afganistán conforme a la sharía.
Pero las mujeres dicen que es difícil interpretar lo que eso significa dado el pasado del régimen talibán, que en la década de 1990 impuso restricciones a la vida de las afganas.
Zeb Hanifa (no es su nombre real) ha estado haciendo llamadas desesperadas para encontrar una manera de salir del país.
“Pero hasta ahora no hay suerte. Estoy suplicando a países extranjeros que nos saquen”, dice a la BBC Hanifa, que es una profesional de las comunicaciones.
“Todas seguimos imaginando escenarios horribles como no poder trabajar, estar casada con combatientes talibanes y quedar reducidas a parir niños“, se lamenta.
Llegó a Kabul desde otra provincia porque cree que “la capital es la mejor de las opciones horribles” que tienen las mujeres para vivir en Afganistán bajo el control talibán.
Una joven estudiante de Kabul dice que prefiere quedarse en casa.
“[Los talibanes] Les han pedido a todos que vuelvan al trabajo, pero la gente tiene miedo de salir de casa. Todos intentamos quedarnos adentro”, explica la joven, que pide no ser identificada por su seguridad.
Estar en casa no es garantía de estar a salvo.
“Los registros domiciliarios continúan a pesar del anuncio de amnistía. Hay tanto desorden e incertidumbre que esa declaración aún no coincide con su accionar“, explica.
Un funcionario del Talibán dice a la agencia Reuters que “no se puede culpar” al grupo por el caos y la violencia en Kabul, pues están trabajando para mantener la ley y el orden.
Es la “máxima prioridad” del grupo, asegura.
A pesar de que la milicia ha dicho que garantizarán los derechos de la mujer, ya comienza a verse su interpretación religiosa del lugar secundario que deben ocupar en el Emirato Islámico de Afganistán que pretenden crear.
La periodista Masih Alinejad mostró en Twitter un ejemplo de las nuevas normas.
“Ayer, el portavoz de los talibanes, Zabihullah Mujahid, fue noticia al afirmar que respetan los derechos de las mujeres. Pero hoy esta es la realidad en Kabul: primero borran fotografías de mujeres y luego sacarán a las mujeres de la esfera pública”, escribió.
Los rostros de mujeres en un salón de belleza estaban siendo ocultados con pintura.
https://twitter.com/AlinejadMasih/status/1427971991924101129
Y a medida que pasa el tiempo, surgen reportes de que en algunas regiones las mujeres han sido rechazadas de sus trabajos y otras recibieron castigos por faltas a la sharía.
Eso mientras Estados Unidos hace llamados al Talibán a “garantizar la protección de las mujeres y las niñas y sus derechos”.
“Vigilaremos de cerca cómo cualquier gobierno futuro garantiza sus derechos y libertades”, dijo el secretario de Estado, Antony Blinken.
La periodista Sakina Amiri, del diario Etilaat Roz en Kabul, tuvo una experiencia de primera mano de qué podría pasar en el futuro cercano.
Tuvo una entrevista con miembros del Talibán el martes.
“Dijeron: ‘Primero, no aprobamos lo que llevas puesto, tienes que cubrirte completamente‘. Incluso mi cara no debía ser vista”, explica Amiri a la BBC.
Afganistán tiene una población joven y muchos no recuerdan la última vez que los talibanes estuvieron en el poder antes de 2001.
Pero Amiri dice que la “nueva normalidad” es parte de lo que han vivido por mucho tiempo.
“Hay que recordar que después de décadas de guerra, preocuparse por la vida y lo que pueda pasar al día siguiente es parte de la vida diaria de todos los afganos”, señala.
“Especialmente las mujeres”.