Muchos en India se preguntan cómo un popular puente peatonal se derrumbó y arrojó a decenas de peatones a un río en el estado occidental de Gujarat, causando la muerte de 135 personas.
La tragedia en la ciudad de Morbi ocurrida el domingo por la noche y en la que murieron principalmente mujeres, niños y ancianos, es una de las peores en años en el país asiático.
El puente colgante se había reabierto solo cinco días antes después de ser sometido a reparaciones tras 137 años de existencia.
La BBC habló con sobrevivientes, socorristas, periodistas locales y funcionarios para entender cómo ocurrió esta tragedia innecesaria.
Los residentes locales y los periodistas responsabilizan a la empresa que operaba el puente, y también se acusa a la policía y a las autoridades locales de cometer errores.
Justo después de las 18:30 del domingo, Mahesh Chavda y dos de sus amigos compraron sus boletos y se subieron al ‘jhulto pul’ (puente colgante) de Morbi.
El sitio web de turismo del estado lo describe como una “maravilla tecnológica” y es popular entre los turistas: había sido el lugar favorito de Mahesh desde que era un niño.
La estructura de 230 metros de largo, que atraviesa el río Machchu, conecta el Palacio Darbargarh y el Colegio de Ingeniería Lakhdhirji.
Las fechas de su construcción varían, pero los lugareños dicen que fue construido en la década de 1880 por el maharajá local, Waghji Thakore.
“Solía visitarlo con mis padres y, durante los últimos años, iba allí todos los domingos con mis amigos”, cuenta Mahesh.
Estaba “emocionado” cuando escuchó la semana pasada que el puente había reabierto y el joven de 18 años y sus amigos decidieron reanudar su rutina de los domingos..
En su cama de hospital con un yeso alrededor del cuello, Mahesh me dijo que cuando se acercaron al puente, pudieron ver que estaba abarrotado.
“Pensamos que esperaríamos un poco, pero el verificador de boletos dijo que teníamos que seguir adelante. El puente se derrumbó en el momento en que lo pisamos”, señala.
La parte donde estaban parados Mahesh y sus amigos se volcó y fueron arrojados al río 15 m más abajo.
Los tres adolescentes resultaron heridos pero sobrevivieron.
Pero muchos otros no lograron sobrevivir y el desastre ha destruido a muchas familias cuyos miembros murieron mientras paseaban por el río.
Muchas personas ahora se preguntan cómo pudo ocurrir una tragedia de esta magnitud y por qué no se evitó.
El puente se abrió al público el miércoles pasado, para coincidir con el año nuevo de Gujarati.
Un día antes, Jaysukh Bhai Patel, propietario del grupo Oreva, la empresa contratada para mantener y operar el puente desde 2008, dijo en una conferencia de prensa que el trabajo de renovación había costado 20 millones de rupias (US$242.000).
“Nada le pasará al puente durante los próximos 8 a 10 años. Y si se usa de manera responsable, el puente no necesitará reparaciones durante 15 años”, señaló Patel, según lo el diario Times of India.
Se informó que elogió la calidad del trabajo de reparación, la maquinaria y el contratista que había empleado la empresa.
Desde el accidente del domingo, la policía arrestó a nueve personas asociadas con Oreva, incluidos dos gerentes y dos taquilleros en su nómina, así como dos contratistas y tres guardias de seguridad que había contratado.
Están siendo investigados por homicidio culposo sin intención de matar.
En una conferencia de prensa el miércoles, el fiscal HS Panchal señaló que los dos contratistas a quienes la empresa les había dado trabajo de metalurgia no estaban “calificados” para la tarea.
“A pesar de esto, estos contratistas recibieron trabajos de reparación del puente en 2007 y en 2022”, indicó, y agregó que estaban investigando más a fondo el asunto.
Un informe forense presentado en la corte señaló que el piso del puente fue reemplazado en el momento de la renovación, pero sus cables no, y que los cables viejos no podían soportar el peso del piso cambiado.
Un agente de policía también le dijo a la corte que los cables estaban “oxidados” y que la tragedia podría haberse evitado si se hubieran reparado a tiempo.
La BBC se puso en contacto con Oreva para pedirle su respuesta a las acusaciones que enfrenta.
En el tribunal, uno de los acusados, un gerente de la empresa, calificó el colapso del puente como un “acto de Dios”.
A principios de semana, un portavoz de la compañía le dijo al diario Indian Express que había demasiada gente en la sección media del puente y que algunas personas habían estado tratando de hacerlo balancear.
Oreva también fue acusada de otros errores, como no obtener el permiso de las autoridades para operar el puente.
El jefe municipal local, Sandipsinh Zala, le dijo a los periodistas el lunes que Oreva no había recibido un certificado de seguridad antes de reabrir el puente.
Pero muchos se preguntan por qué a una empresa que es conocida por fabricar relojes se le permitió mantener un puente. También fabrica productos de iluminación, bicicletas operadas por batería y electrodomésticos.
Zala no contestó nuestras llamadas ni respondió a nuestros mensajes, pero un asistente en su oficina me dijo que Oreva obtuvo un contrato de la administración del distrito para gestionar el puente en 2008.
“El señor Zala acaba de renovar ese contrato en marzo”, agregó el asistente.
La BBC vio una copia del acuerdo que es válido por 15 años, hasta marzo de 2037.
Indica que el mantenimiento y la seguridad es responsabilidad de la empresa, la cual se queda con los ingresos de la venta de entradas.
Según el documento, la empresa puede vender boletos a 15 rupias (US$0,18) para adultos y 12 rupias (US$0,14) para niños, pero cobraba una prima de 2 rupias (US$0,024) en cada boleto.
Las autoridades prometieron una investigación completa y se estableció un equipo de investigación especial para indagar las causas del desastre.
Según todos los relatos, lo que condujo al colapso fue la gran cantidad de personas a las que se les permitió subir al puente al mismo tiempo.
La mayoría de la gente dice que como máximo debería haber entre 100 y 150 personas en el puente, pero muchos testigos oculares estiman que había más de 500 personas en él.
El periodista Pravin Vyas, quien reside en Morbi desde hace mucho tiempo, vive cerca del puente y dice que nunca antes lo había visto tan lleno.
“Los lugareños y los turistas habían aparecido en grandes cantidades porque era domingo y el último día de las vacaciones de una semana por el Diwali. Muchos también estaban felices de poder celebrar después de dos años de restricciones por la covid-19”, afirma.
“Es responsabilidad de la gerencia ver a cuántas personas se les puede permitir entrar en el puente de manera segura en cualquier momento. Pero se benefician al permitir que haya más personas porque la entrada requiere un boleto”, agregó.
Vyas indica que la administración de la ciudad y la policía tampoco están exentas de culpa.
“Hubo miles de personas visitando el puente todos los días desde que se reabrió, por lo que las autoridades no pueden decir que no sabían nada porque Oreva no les pidió permiso”.
Los críticos se preguntan cómo un área que atraía a miles de lugareños y turistas todos los días carecía de medidas de seguridad para hacer frente a una emergencia.
¿Cómo es que no había policías cerca, ni buzos, ni botes?, preguntan.
La administración del distrito insiste en que garantizar la seguridad de los visitantes era responsabilidad de la empresa.
El juez de distrito NK Muchhar me dijo que estaba orgulloso de la rapidez con la que respondieron a la tragedia y la operación masiva de rescate que establecieron y que salvó vidas.
“Tuvimos buzos, nadadores, cuerdas, botes y servicios de bomberos aquí en 10 minutos”, dijo.
Sin embargo, muchos señalan que el número de víctimas habría sido mucho mayor si no fuera por los rescatistas, que incluían a lugareños y un grupo de trabajadores cercanos que estaban construyendo un nuevo templo en las orillas del río.
Niranjan Das acababa de terminar su jornada de trabajo en la construcción del templo y estaba sentado con sus colegas al costado del puente, observando cómo el anochecer envolvía la ciudad.
“Vimos gente aferrándose a los pedazos del puente”, explica.
Con cuerdas de la obra en construcción lo bajaron a él y a siete de sus colegas al agua.
“Salvamos a ocho personas y sacamos decenas de cuerpos”.
Muestra las lesiones en las manos y pies de un colega que también participó en el rescate.
Parbat Govind, un hombre de 61 años que se mudó a Morbi hace dos años y supervisa a los trabajadores, también estaba en el templo y vio cómo se desarrollaba la tragedia.
“Esas heridas sanarán”, señala. “Pero nunca olvidaremos lo que presenciamos ese día. Nunca podremos olvidar esos gritos”.
Foto principal: Lo que queda del puente de Morbi después de que colapsara el domingo. BBC/GEETA PANDEY