Dos años después de que la pandemia paralizara el mundo, el virus del covid ha llegado con fuerza a Corea del Norte, donde más de un millón de personas enfermaron por lo que se ha definido en los medios de comunicación estatales como una "fiebre".
El líder norcoreano Kim Jong-un ordenó al ejército que ayude a distribuir medicamentos para enfrentar la ola de casos que se extiende por el país, mientras arremetía con fuertes críticas a los responsables del área de Salud. Unas 50 personas han muerto, pero no está claro cuántos de esos casos sospechosos han dado positivo del virus, ya que la capacidad de análisis y testeo de la nación asiática es limitada.
El país anunció la semana pasada sus primeros casos confirmados de covid, aunque los expertos creen que es probable que el virus haya estado circulando durante algún tiempo.
Cuando en 2021 la comunidad internacional se ofreció a suministrar a Corea del Norte millones de dosis de vacunas AstraZeneca y otras vacunas fabricadas en China, el gobierno afirmó que había controlado el virus sellando sus fronteras a principios de enero de 2020.
Se teme que la población de 25 millones de Corea del Norte sea especialmente vulnerable al virus debido a esta falta de planes de vacunación y a un precario sistema de salud.
Medios estatales informaron que Kim Jong-un encabezó el fin de semana un encuentro de emergencia en el que acusó a sus funcionarios de hacer una mala distribución de las reservas nacionales de medicamentos.
El líder del país ordenó al cuerpo médico del ejército estabilizar inmediatamente el suministro de medicamentos en la ciudad de Pyongyang mientras definía la llegada del virus como un “gran desastre”.
“La propagación de la epidemia maligna es (la mayor) convulsión que ha caído sobre nuestro país desde su fundación“, dijo Kim Jong-un según la agencia oficial de noticias KCNA.
Se ha impuesto un control de “máxima emergencia” a nivel nacional, en una nación de por sí aislada del resto del planeta.
El país comparte fronteras terrestres con Corea del Sur y China. Este último país está luchando para contener una ola de la versión ómicron con cierres en sus mayores ciudades.
Seúl se ha ofrecido a enviar ayuda ilimitada al Norte si lo solicita, incluyendo vacunas, personal sanitario y equipos médicos.
Además de las repercusiones sanitarias directas, se teme por la producción de alimentos en Corea del Norte.
El país sufrió una brutal hambruna durante la década de 1990, y en la actualidad el Programa Mundial de Alimentos calcula que 11 millones de los 25 millones de habitantes del país están desnutridos.
Si los trabajadores agrícolas no pueden atender los campos, dicen los analistas, las implicaciones serán muy graves.
Análisis de Jean McKenzie, corresponsal de la BBC en Corea del Sur.
Parece que Corea del Norte ha llegado al lugar donde se encontraba gran parte del mundo a principios de 2020.
El covid se está extendiendo rápidamente entre la población que no está vacunada, no tiene inmunidad acumulada y carece de muchas opciones para tratar el virus.
La diferencia, por supuesto, es que Corea del Norte ha tenido tiempo para prepararse para esto y aparentemente no ha hecho mucho por anticiparse a esta situación.
En su lugar, se ha centrado en su estrategia de evitar que el virus entre en el país.
En el pasado ha rechazado las vacunas diciendo que no las necesitaba. Ahora sí las necesita, pero podría ser demasiado tarde.
Los expertos en Salud afirman que la prioridad urgente es conseguir que entren en el país medicamentos antivirales para tratar a los enfermos.
Pero para que esto ocurra, Corea del Norte tiene que aceptar la ayuda, y todavía no la ha pedido. Las ofertas de vacunas y ayuda de Corea del Sur no han tendido respuesta.
Es muy poco probable que el Norte acepte la ayuda de Corea del Sur. Será más factible si la oferta proviene de una organización internacional como las Naciones Unidas, incluso si eso significa que los suministros de Corea del Sur deben ser redirigidos y empaquetados de esta manera.