La pandemia de covid-19 le ha dado un nuevo impulso a los esfuerzos de China por internacionalizar su medicina tradicional.
Mientras distintos equipos científicos alrededor del planeta intentan desarrollar una vacuna contra el nuevo coronavirus, Pekín ha estado promoviendo el uso de la medicina china tradicional (TCM, por sus siglas en inglés) para dar tratamiento a las personas contagiadas.
Un documento reciente publicado por el gobierno chino aseguraba que 92% de los casos de covid-19 en el país habían sido atendidos con este tipo de medicina.
La TCM es una de las prácticas médicas más antiguas del mundo e incluye un amplio rango de tratamientos desde brebajes preparados con hierbas hasta la acupuntura y el Tai Chi.
Es tremendamente popular en China sin distingos generacionales, aunque ocasionalmente su uso es motivo de fuertes debates en internet.
Expertos aseguran que China está buscando expandir el atractivo de la TCM tanto dentro como fuera de sus fronteras. Sin embargo, muchos profesionales formados en la medicina occidental son escépticos sobre su utilidad.
La Comisión Nacional de Salud de China tiene un capítulo especial de TCM en sus recomendaciones para el tratamiento del coronavirus, mientras que la prensa oficial ha estado destacando su supuesto papel en la respuesta ante epidemias anteriores como la del SARS en 2003.
Seis remedios tradicionales han sido anunciados como tratamiento para el covid-19.
Los dos más destacados son Lianhua Qingwen -que contiene 13 hierbas como la Forsythia suspensa y la Rhodiola rosea- y Jinhua Qinggan, que fue desarrollado durante el brote de H1N1 en 2009 y que está hecho con 12 componentes que incluyen menta, regaliz y madreselva.
Los defensores de la TCM argumentan que su uso no tiene consecuencias negativas pero los expertos afirman que hace falta hacer exámenes científicos rigurosos antes de poder considerar como seguro este tipo de remedios.
El Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos ha señalado que aunque la TCM podría ayudar a aliviar los síntomas, su eficacia general en contra del coronavirus no está probada.
“No hay buena evidencia sobre la TCM y, por tanto, su uso no solamente no está justificado sino que además es peligroso”, afirmó recientemente Edzard Ernst, un investigador retirado de medicinas alternativas, a la revista Nature.
Pese a ello, la TCM sigue creciendo en China y está viendo una demanda creciente en el mercado internacional.
El gobierno chino estimó el año pasado que la industria de la TCM podría representar unos US$420 mil millones para finales de 2020.
Se dice que el presidente Xi Jinping es un “verdadero aficionado” de esta práctica antigua a la que ha denominado como un “tesoro de la civilización china”.
Pero Yanzhong Huang, investigador principal sobre salud pública del Council on Foreign Relations, un centro de estudio con sede en Washington, destaca que “problemas de eficacia y de seguridad plagan el sector de la TCM y que la mayor parte de los chinos aún prefieren la medicina moderna que la TCM”.
El Instituto Nacional para Control de Alimentos y Medicinas de China halló el año pasado toxinas en algunas muestras de TCM.
Pese a los esfuerzos persistentes de Pekín por internacionalizar la TCM, mucha gente fuera de China aún la desconoce.
Los críticos afirman que China está usando la pandemia como una forma de promocionarla en el exterior, algo que la prensa oficial niega.
No obstante, China ha estado enviando suministros y expertos en TCM junto a los medicamentos y equipos convencionales a África, Asia Central y Europa.
“Estamos dispuestos a compartir la ‘experiencia china’ y la ‘solución china’ para el tratamiento del covid-19 y dejar que más países conozcan, entiendan y usen la medicina china”, dijo en marzo Yu Yanhong, uno de los principales responsables de la Administración Nacional de Medicina Tradicional China.
Huang considera que la promoción de la TCM en el exterior equivale a impulsar el “poder blando” o la capacidad de persuasión y atracción de China
“La narrativa oficial que presenta la TCM como algo efectivo ante el covid-19 también sirve para promover la superioridad del enfoque contra el covid-19 de China, en un momento en el cual los esfuerzos occidentales parecen ser ineficaces para contener el contagio del virus”, señaló.
El perfil internacional de la TCM se elevó el año pasado después de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) la reconoció formalmente tras años de esfuerzos y cabildeo por parte de China. La decisión fue criticada por parte de la comunidad médica internacional.
Entonces, la OMS quedó atrapada en una controversia luego de que removió las advertencias sobre el uso de los remedios tradicionales para trata el covid-19 en sus recomendaciones en los idiomas inglés y chino.
La falta de estándares y la práctica inexistencia de ensayos clínicos han dificultado una adopción amplia de la TCM.
En mayo, las autoridades de Suecia probaron muestras de Lianhua Qingwen y descubrieron que solamente contenían mentol.
La TCM también está en el medio de varias controversias y el covid-19 ha puesto bajo los focos los vínculos de esa industria con el comercio de vida silvestre.
La Comisión Nacional de Salud de China fue criticada luego de que recomendó inyecciones que contenían polvo de bilis de oso como tratamiento para el nuevo coronavirus.
Recientemente, Pekín prohibió el uso de pangolines, una especie en peligro cuyas escamas son usadas en la medicina tradicional.
Pero a los defensores de la vida natural les preocupa que la creciente popularidad de la TCM lleve a un aumento del tráfico ilegal de animales salvajes.
“Incluso si estas especies en peligro tienen algún valor como tratamiento, deberíamos usar productos botánicos como alternativas en las prácticas de la TCM”, dijo el doctor Lixing Lao, profesor honorario de la Escuela de Medicina de la Universidad de Hong Kong, a la BBC.
Mientras tanto, algunos esfuerzo torpes de la prensa estatal y de las autoridades para promover la TCM parecen haber sido contraproducentes.
Funcionarios de la provincia de Yunnan despertaron la ira pública en marzo después de que se supo que hubo estudiantes que fueron obligados a tomar una medicina tradicional como prerrequisito para poder volver a la escuela.
Más recientemente, un borrador de una norma bajo estudio por parte del gobierno de la ciudad de Pekín que buscaba castigar a las personas que “difamaran” a la TCM levantó duras críticas en internet.
“La ciencia puede resistir los cuestionamientos. La medicina tradicional china no puede ser cuestionada, por tanto la medicina tradicional china no es ciencia”, comentó un usuario en Weibo.
El doctor Lao cree que la única forma para que la TCM sea aceptada globalmente es “a través de la evidencia científica, más que por la propaganda”.