Este sábado 12 de septiembre, igual que muchos brasileños, el neurocientífico Miguel Nicolelis completará una meta extraña y muy simbólica de los tiempos actuales: seis meses de reclusión.
Y es que un día después de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declarara la pandemia de covid-19, Nicolelis decidió que era mejor no salir más de su apartamento en São Paulo.
Nicolelis, que vivía en Estados Unidos desde 1989, llegó a São Paulo a principios de febrero para visitar a su madre, la escritora infantil Giselda Laporta Nicolelis.
“El plan era quedarme un mes o mes y medio”, dice.
Pero con la pandemia, acabó pidiendo una licencia en la Universidad de Duke, donde es investigador del Departamento de Neurobiología, y aceptó la invitación para asumir la coordinación del comité científico de combate al coronavirus del Consorcio Noreste, que agrupa a los gobiernos de los nueve estados de esa región del país.
“Empecé a hacer unos videos de análisis de lo que estaba pasando y alerté de que las cosas iban a empeorar aquí. El 30 de marzo recibí la invitación para coordinar el comité con Sergio Rezende (quien fue ministro de Ciencia entre 2005 y 2010)”, cuenta.
“Lo pensé durante 24 horas y creí que no había escapatoria. Podría ayudar con mi experiencia científica”, afirma.
Entre numerosos encuentros virtuales y muchas reflexiones sobre el mundo durante este período de pandemia, Nicolelis acaba de lanzar la versión brasileña de su libro “El verdadero creador de todo: cómo el cerebro humano esculpió el universo tal como lo conocemos” (Editorial Planeta).
En conversación con BBC News Brasil, el científico habló sobre su nueva obra, sobre los discursos negacionistas actuales y sobre la importancia de su proyecto con exoesqueletos, entre otros temas.
Esta es una versión resumida de la entrevista.
Empecemos con su nuevo libro: ¿cómo explicar de forma sencilla el poder del cerebro humano?
El cerebro humano es en realidad el centro de toda la cosmología humana, la única herramienta disponible para los humanos para construir una interpretación de la realidad.
Toda la historia de nuestra civilización depende totalmente del tipo de biología que gobierna el funcionamiento del cerebro, porque fue esta biología la que dio lugar a las decisiones e interpretaciones de la realidad.
Es a través de nuestro cerebro que nuestra especie interpreta el universo, todo lo que lo rodea y crea la narrativa de lo que es el mundo y lo que rodea nuestra existencia.
A partir del cerebro fueron creadas abstracciones humanas altamente complejas, como religiones, mitos, sistemas políticos y económicos que definieron la trayectoria de nuestra especie.
Y todo lo que fue determinante para el bien y para el mal depende, dependió y dependerá de cómo funcione nuestro cerebro.
Es este el que gobierna esta producción de abstracciones mentales que se han transformado en cosas más importantes que la propia vida humana.
Tal como lo hemos visto durante la pandemia…
Como vimos durante la pandemia, cuando algunos empezaron a decir que la gente tenía que defender la economía en primer lugar.
Pero ¿qué es la economía? La economía es un sistema de intercambio de relaciones sociales establecido por la mente humana para optimizar nuestra capacidad de vivir.
Si desapareciéramos, las abejas y los elefantes no crearían un sistema económico. Solo nosotros hemos generado algo así.
¿La inversión de valores es culpa del cerebro humano?
Es culpa del hecho de que el cerebro humano tiene varias debilidades.
Y una de ellas es la debilidad de sincronizarse fácilmente con otras mentes humanas, con otros individuos, a través de estas abstracciones que yo llamo virus.
El cerebro es un creador de universos. Para aquellos que son religiosos, el cerebro ha creado deidades y ha difundido mensajes a millones de personas para quienes esas deidades están por encima de la vida humana.
Un gran número de seres humanos, más del 90%, ha llegado a aceptar esto como una verdad absoluta.
Lo mismo ocurre con el culto a los mercados, el dios del dinero.
Para las personas que forman parte de esta red de cerebros, el culto al dinero es más importante que la supervivencia de la especie.
De ahí surge este fenómeno de la criatura que comienza a devorar al creador.
En su libro discute las implicaciones del mundo digital para nuestros cerebros. ¿Nos estamos volviendo más tontos?
(Este mundo) ciertamente está esculpiendo nuestro cerebro, porque se ha convertido en un elemento fundamental en la evolución de nuestra mente.
El cerebro es plástico, lo que significa que se reforma a sí mismo continuamente.
Imagina que desde la infancia estás inmerso en la lógica digital, que no es la lógica del funcionamiento de nuestro cerebro; nuestro cerebro es analógico.
Lo digital tiene grandes dificultades para reproducir lo analógico.
Nuestra inmersión en el mundo digital y el hecho de que para que tengas recompensas y estímulos digitales debes jugar al juego digital, estar en las redes sociales, tener un microordenador o una tableta, todo esto está conectado a esta lógica digital.
¿Cómo interpreta esto nuestro cerebro? “¡Uy!, la forma antigua de jugar ya no funciona, necesito adaptarme”.
Esto significa reducir o eliminar atributos de la mente humana que fueron importantes para llegar a donde llegamos: empatía humana, intuición, creatividad, pensar fuera de lo establecido, inteligencia.
Todo esto se está atrofiando, junto con nuestra capacidad de socializar a gran escala, en detrimento de nuestros comportamientos robóticos y artificiales.
¿Es un aplanamiento del cerebro?
Yo lo llamaría remodelación.
¿Se acelera esta remodelación en un momento como el actual, cuando la pandemia ha provocado una serie de cambios en la vida cotidiana, normalizando las reuniones online, el teletrabajo y una vida 100% conectada?
Las empresas están ahorrando luz, espacio, alquiler, internet… Y mira lo que ha pasado: la gente está entrando en un grado de ansiedad, angustia, tensión.
Está trabajando más duro de lo que trabajó, ya no hay convivencia humana, que es fundamental, porque somos animales sociales por excelencia.
Construimos nuestra civilización por la extrema facilidad de hacer relaciones sociales. Solo sobrevivimos porque aprendimos a cazar en grupos, eso lo digo en el libro.
Pero hoy la gente tiene que trabajar cuidando a los niños, la casa, pagar la luz, internet, el alquiler. Toda la carga del trabajo.
Los medios de producción ya no son el centro de atención, la gran lucha es por la información y el conocimiento.
Y quien domine la información y el conocimiento dominará la especie humana.
Quien domine cómo se crean estas aplicaciones, quien esté detrás de su diseño, impondrá a la humanidad sistemas de control que nunca antes se habían logrado.
Hoy en día nuestra vida no solo está siendo monitoreada, está siendo guiada, y la gran mayoría de los seres humanos no son conscientes de ello.
¿Cómo se lleva a cabo ese monitoreo?
Somos proveedores gratuitos de nuestros datos de comportamiento para que las grandes empresas de Silicon Valley utilicen esta información para estudiar las mejores formas de marketing.
Obtienen cosas gratis de la gente y venden la información sobre el comportamiento humano.
¿Por qué se disparó el uso de Zoom (la aplicación de conferencias web)?
Porque recopiló la mayor cantidad de información humana, de interacciones humanas, en esta época de pandemia.
Facebook, Twitter, Instagram, todo el mundo recopila (información). Compras un libro en Amazon y de repente te llegan 50 sugerencias.
Volviendo a la cuestión de covid-19, ¿cómo es su participación en el Consorcio Noreste?
La gente no lo sabe, pero comencé mi carrera en la USP (Universidad de São Paulo) estudiando los datos epidemiológicos de una bacteria, debido a una resistencia a múltiples antibióticos que estalló en el Hospital das Clínicas.
Durante cuatro años (a partir de 1982) realicé varios trabajos que mostraban cómo las bacterias intercambiaban piezas o patrones de resistencia a múltiples antibióticos en las varias unidades de cuidados intensivos del hospital.
Es extremadamente irónico que tantos años después vuelva a leer ese trabajo para recordar todas las herramientas que usaba en ese momento, ahora para estudiar la covid-19.
¿Ha sido esa su rutina desde marzo?
Mi sala de estar se convirtió en la sede del comité. Pero las reuniones son todas en línea.
No he recibido a nadie aquí, han pasado seis meses desde la última vez que alguien vino.
Cuando asumimos (el comité) a principios de abril, creamos nueve subcomités temáticos y una sala de situación virtual para monitorear toda la epidemia.
Como sabíamos de inmediato que Brasil no iba a tener capacidad para realizar pruebas, adoptamos una aplicación llamada Monitora Covid-19, que estaba siendo finalizada por el gobierno de (el estado de) Bahía.
Con esta las personas pueden remitir sus síntomas y los clasificados como de alto riesgo de covid-19 reciben consultas por telemedicina y pueden ser referidos a un hospital o bien a recibir instrucciones para aislarse en su casa.
Ya superamos las 250.000 descargas de la app y se han realizado más de 160.000 consultas por telemedicina.
Esto ha sido decisivo y ha salvado muchas vidas.
No tenemos poder operativo, pero hacemos sugerencias, recomendaciones y publicamos boletines.
Las mayores recomendaciones han sido los confinamientos urbanos y la creación de brigadas sanitarias de emergencia.
¿Cómo ve el negacionismo científico que ha surgido por esta pandemia, a menudo incluso respaldado por el presidente de la república, ya sea al no usar mascarilla en público o al no reconocer la necesidad de que todos se vacunen, o subestimar la letalidad del coronavirus?
Da miedo. El negacionismo científico ha estado con nosotros durante mucho tiempo.
No fue una coincidencia que (el astrónomo polaco Nicolás) Copérnico sólo publicara su teoría (heliocentrismo) tres días antes de su muerte (en 1543).
Sabía que cuando saliera enfrentaría muchos problemas.
Pero (el negacionismo) se ha extendido rápidamente en Estados Unidos en los últimos años y, como siempre, importamos todo lo que no es bueno para Brasil.
Y ahora da miedo porque hay un movimiento contra una vacuna que ni siquiera existe.
Curiosamente, escuchamos en los últimos días al innombrable presidente alegando que (vacunarse o no) es algo espontáneo, una decisión personal.
Esto cuando estamos en medio de una pandemia que dentro de poco habrá matado a un millón de personas en el mundo.
Da miedo, y no es solo el presidente el que ha dicho eso.
¿Cómo debe ser la relación entre política y ciencia, y viceversa?
En Brasil y en todo el mundo, está tensa, siempre ha estado tensa.
Mira lo que pasó en Estados Unidos. El doctor (Anthony) Fauci (director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas) se convirtió primero en un héroe nacional.
Pero cuando empezó a decir cosas que iban en contra de la experiencia política de Trump, básicamente lo sacaron de la primera línea, desapareció, ya no da entrevistas a las grandes televisiones estadounidenses.
Se creó una tensión entre lo que defiende la ciencia y lo que quiere la experiencia política.
Esto es bastante diferente de Alemania, donde el científico jefe del Instituto Robert Koch dice que se duerme y se despierta con Angela Merkel al teléfono. Y ella lo escucha.
En Brasil, esta relación de asesoramiento científico con la clase política, funcionarios públicos y gerentes no es una tradición.
Esto nunca sucedió aquí. Por tanto, los políticos no tienen experiencia en dialogar con científicos y viceversa.
Es una relación que se está construyendo, una relación que aún no se ha convertido en un compromiso.
Entonces me sorprendió cuando los nueve gobernadores del noreste decidieron crear este comité y el hecho de que, seis meses después, todavía estamos aquí.
Pero no es fácil, por supuesto, porque la experiencia política siempre tiene prioridad.
Solo cuando la política choca con la biología, la biología gana. Repito esto siempre. A veces funciona, pero no siempre es fácil convencer a un gerente que hay que hacer ciertas cosas.
En la inauguración de la Copa del Mundo de 2014, el saque de honor estuvo a cargo de un paciente de su proyecto más conocido. Lo realizó un parapléjico usando un exoesqueleto controlado por su cerebro. Hubo mucha repercusión y muchas críticas a la importancia del proyecto…
En Brasil había gente persiguiéndome, nuestro equipo diciendo “eso de gastar dinero para hacer caminar a los parapléjicos, ¿es una prioridad? ¿No es mejor darles a todos una silla de ruedas?”. Y yo pensaba: no lo creo.
El saque de honor en la ceremonia inaugural del Mundial lo siguieron 1.200 millones de personas en todo el mundo.
Es la audiencia más grande de la historia para una demostración científica pública. El alunizaje de Neil Armstrong lo siguieron 400 millones de personas.
¿Continúa la investigación?
Hicimos la demostración en 2014 y continuamos estudiando a los pacientes.
Un mes después nos sorprendimos al documentar que estaban comenzando a experimentar una recuperación neurológica nunca antes vista, a recobrar la sensibilidad en los miembros inferiores por debajo de la lesión.
De repente empezaron a reportar que tenían sensibilidad en las piernas, control de la vejiga, movimientos musculares incluso en toda la pierna.
Eran movimientos voluntarios controlados por sus mentes, lo que sugiere que el entrenamiento que habíamos estado haciendo durante seis meses con una interfaz cerebro-máquina estaba produciendo una reorganización del cerebro y permitiendo que este encontrara formas alternativas de enviar señales de control motor a las extremidades para que éstas se movieran y recibieran señales de la periferia.
Porque en cualquier lesión medular, o en la gran mayoría de ellas, desde el punto de vista anatómico, la persona no pierde todos los nervios. Te queda una pequeña fracción conectada.
Mantuvimos el entrenamiento hasta finales de 2018 y publicamos una serie de trabajos.
El año pasado publicamos otro artículo mostrando que tres pacientes ya no necesitaban el exoesqueleto, solo el apoyo de una descarga eléctrica en la superficie de la piel y el apoyo de un soporte (como un andador para ancianos) y espero tener más novedades en las próximas semanas.
¿Entonces el proyecto continúa?
Terminó oficialmente en lo que respecta a la parte brasileña porque finalizó el financiamiento. Y no había forma de buscar más.
Finalizó oficialmente en diciembre de 2018. Pero tenemos montañas de datos y laboratorios que implementan nuestro método en todo el mundo.
Entonces puedo decir que esa patada de 2014 fue el verdadero saque inicial.