Juguetes, bolsas con alimentos y golosinas fueron algunos de los regalos del personal médico que atendió a los “ch’iticitos” el día que fueron dados de alta.
Con ese término, una voz quechua con la que en Bolivia se refieren a los niños, bautizaron a los ocho primos que pasaron casi tres semanas internados y derrotaron juntos al coronavirus.
Pasaron su aislamiento en grupo, en dos cuartos contiguos del hospital Solomon Klein, en la ciudad de Sacaba (centro de Bolivia) y retornaron a sus casas este 12 de mayo.
Y en el momento de dejar el centro de salud, los miembros del equipo de enfermería y médicos hicieron una especie de pasillo humano para que los niños se salieran en medio de aplausos y algunas lágrimas.
Después de ello, una de las madres de los menores resumió en pocas palabras cómo se siente su familia después de lo vivido en las últimas semanas: “La tormenta terminó”.
“Vencedores”, fue el título de la portada del diario boliviano Los Tiempos del día siguiente, con la foto de los ocho niños de entre 3 y 13 años que no quisieron separarse.
El caso de los ocho primos fue complejo desde el principio, explica a BBC Mundo el jefe de vigilancia epidemiológica del Servicio Departamental de Salud, Rubén Castillo.
Los primos junto a sus padres convivían en un espacio pequeño, lo que hacía mucho más probables los contagios y casi imposible un eventual aislamiento domiciliario.
La familia residía en una zona periurbana donde se mezclan casas humildes con viviendas residenciales.
El contagio comenzó con la madre de uno de los menores, luego uno de los niños presentó síntomas y a las pocas horas todo el grupo tuvo que ser trasladado al hospital más cercano equipado para tratar casos de covid-19.
Confirmados los casos positivos de los ocho, se volvió urgente decidir cómo serían atendidos en el centro médico y lejos de sus padres.
“Vimos que eran muy unidos y se optó por mantenerlos juntos. Ellos estaban acostumbrados a vivir así y no queríamos que sufran algún trauma”, explicó Rubén Castillo.
El jefe de salud añade que por esa situación se realizó un seguimiento muy estrecho de la evolución de los ocho, fundamentalmente durante los primeros días en los que se temía que alguno de ellos necesitara un tratamiento especial en solitario.
Como se encontraban en habitaciones una al lado de la otra, los ch’iticitosse comunicaban a lgritos.
Así lo recuerda Grover León, director del hospital donde fueron internados los menores.
“En las mañanas se gritaban de pared a pared: ‘¿Cómo están? ¿Están bien?’”, señala a BBC Mundo el médico.
Con el paso de los días, los menores dejaron de gritar y comenzaron a realizar videollamadas con teléfonos celulares que les prestaban las enfermeras.
Esos móviles, además, eran la única vía que tenían los niños para comunicarse con sus padres durante todo el periodo de internación.
“Los ch’iticitos se ganaron el cariño de todo el hospital”, cuenta León al tiempo de recordar que, de a poco, a las habitaciones de los primitos llegaban juguetes y hasta televisiones para mantenerlos entretenidos.
Las enfermeras ya sabían cómo era cada uno de ellos. El mayor de ellos el más hiperactivo y la menor de las niñas, la más juiciosa.
El equipo seleccionado para tratar el caso de los primos tenía experiencia previa en pediatría.
El director del hospital recuerda que uno de ellos presentó problemas respiratorios moderados que pudieron ser controlados.
“Lo más difícil fue lograr que ellos no extrañen el calor de hogar y de la familia”, concluye.
Las autoridades sanitarias bolivianas consultadas por BBC Mundo coinciden en que las difíciles condiciones socioeconómicas en las que se encuentran grandes sectores de la población de este país dificultan el combate contra la pandemia.
Rubén Castillo señala, por ejemplo, que el hacinamiento en el que se encontraban los ocho primos recién recuperados es muy recurrente en Bolivia como en distintos países de Latinoamérica.
“Esas características, junto con la posibilidad de que estén presentes casos asintomáticos, son un potencial foco de contagio desde las casas”, advierte el jefe de salud.
En Bolivia son cada vez más las poblaciones pequeñas que son puestas en cuarentena porque los contagios se multiplican en las casas a raíz de que un familiar contrajo el virus en un mercado u otro sitio público.
El país declaró cuarentena total y cierre de fronteras desde el 25 de marzo. Sin embargo, al igual que otros países de América Latina, comenzó a registrar cifras récord de contagios confirmados y decesos diarios a partir del mes de mayo.
Es por ello que para el doctor León es una alegría especial que los primos que entraron a su hospital hace tres semanas salieran todos juntos.
Los ocho abordaron un pequeño bus junto a algunos de sus familiares para volver a la casa que extrañaron tanto.
Se determinó que pasen 10 días más de aislamiento por seguridad, pero todo apunta a que una de las mamás de los niños tenía razón y que la tormenta ya pasó.