En el Museo de Historia Natural de Lima se encuentra una mensajera de la vida en el planeta que vivió hace 42 millones de años.
Por ahora no ha sido exhibida al público, ya que las investigaciones no han concluido.
El tesoro del que hablamos es el esqueleto de una ballena anfibia descubierto en 2011 en la costa sur de Perú por el paleontólogo Mario Urbina, del Museo de Historia Natural de Lima.
La especie fue llamada Peregocetus pacificus, un término que viene del latín pereger (viajero) y cetus (ballena).
“Este fósil es el único resto de una ballena de cuatro patas o protocétido descubierto en Sudamérica hasta la fecha“, explicó a BBC Mundo Rodolfo Salas-Gismondi, del Departamento de Paleontología de Vertebrados del Museo de Historia Natural de Lima.
El fósil de la ballena es además “el primer esqueleto bien preservado de un cetáceo de cuatro patas de toda la región del Pacífico”, señaló a BBC Mundo Olivier Lambert, investigador del Real Instituto Belga de Ciencias Naturales que lideró los estudios de la ballena y quien presentó recientemente los hallazgos del equipo en la reunión de la Sociedad de Paleontología de Vertebrados que tuvo lugar en Australia.
Pergocetus pacificus no solo es extraordinario por ser único. También está ayudando a los científicos a comprender cómo evolucionaron las ballenas desde sus orígenes en Asia hace más de 50 millones de años.
El esqueleto está bastante completo, con ambas mandíbulas, gran parte de la columna vertebral, incluyendo la cola, numerosas costillas, la pelvis y las patas delanteras y traseras.
El fósil fue encontrado en las rocas de la Formación Yumaque, en la zona desértica frente a la Playa Media Luna, en la costa sur del Perú.
“En esa época, las condiciones existentes eran favorables para el enterramiento y posterior fosilización de los restos óseos de los animales que vivían en el lugar, ya sea porque los cadáveres se enterraban rápidamente o porque la descomposición y desmembramiento de los cuerpos ocurría lentamente“, explicó Salas-Gismondi.
“Para que estos fenómenos sucedieran podría haber ocurrido algún fenómeno de tixotropía (fenómeno que produce las arenas movedizas) o tal vez fueron ambientes con poco oxígeno, los cuales habrían sido esenciales para retrasar la descomposición de las partes blandas de los cadáveres”.
El paleontólogo señaló que luego de que los restos se enterraron y fosilizaron, y que los sedimentos que cubrieron los restos se convirtieron en estratos o capas de roca sedimentaria, toda esta zona subacuática debió emerger.
Los movimientos tectónicos ligados al nacimiento de los Andes levantaron los estratos de roca varios metros hasta ubicarlos en la superficie del desierto, que es ahora uno de los yacimientos paleontológicos más importantes del mundo para estudiar la evolución de los ecosistemas marinos y su diversidad.
“Los fósiles más antiguos de cetáceos son de India y Pakistán, no tenían muchas adaptaciones al ambiente acuático y eran relativamente pequeños, del tamaño de un perro”, explicó Lambert a BBC Mundo.
Algunos linajes de esos primeros cetáceos se adaptaron a la vida en el agua, pero retuvieron las extremidades y comenzaron a dispersarse.
Primero migraron hacia el oeste, y llegaron a las costas del norte y este de África. Y desde allí cruzaron el Atlántico hasta llegar al continente americano, explicó el científico belga.
“Durante mucho tiempo no tuvimos pistas sobre el camino que siguieron, pero el fósil de Perú indica que las ballenas de cuatro patas cruzaron el Atlántico sur desde África hacia Sudamérica, antes de migrar hacia el norte“.
Salas-Gismondi aseguró que “no se sabía que este tipo de cetáceos arcaicos habían llegado hasta las costas de Sudamérica”, señaló
El científico peruano explicó que hace 42 millones de años Sudamérica era un continente-isla, sin conexiones de tierra con ningún otro continente, y la única forma de llegar a él era a través del océano.
“Es sorprendente que un cetáceo arcaico, con capacidad de nado pero aún no totalmente desligado de la vida en tierra y zonas costeras, haya atravesado grandes distancias en el océano”.
“Los cetáceos tienen un ancestro totalmente terrestre, de un grupo extinto de mamíferos con patas entre los artiodáctilos, el gran grupo que incluye ahora a los hipopótamos, ciervos, vacas y llamas”, explicó Lambert.
Retener las patas traseras les permitió a los antiguos cetáceos volver a tierra a descansar, dar a luz, y tal vez otros comportamientos sociales.
Algunas ballenas comenzaron a usar predominantemente su cola para nadar, y las patas pueden haberse convertido en un obstáculo para movimientos más eficientes, agregó el científico.
Las patas delanteras se transformaron gradualmente en las aletas, usadas para determinar la dirección del nado.
“En este punto los cetáceos ya no podían volver a tierra y tenían que dar a luz en el agua”.
“En los próximos meses empezará una investigación minuciosa justamente de la anatomía funcional del Peregocetus”, señaló Salas-Gismondi.
“Se estudiará en detalle cada hueso del esqueleto poscraneano para entender cómo se movía, la forma en que usaba sus patas durante el nado o eventualmente cuando estaba en tierra”.
“Ya pudimos demostrar que Perregocetus tenía una pelvis y patas traseras lo suficientemente fuertes como para soportar su propio peso en tierra”, afirmó por su parte Lambert.
“Ahora queremos ir más en detalle, y comprender qué tipo de locomoción terrestre usaba”.
“Y compararlo con mamíferos semiacuáticos modernos, como las nutrias, para probar diferentes hipótesis sobre el uso de la cola durante el nado”.