Mientras que decenas de mandatarios y líderes alrededor del mundo se apresuraron a felicitar a Joe Biden una vez fue oficialmente declarado ganador de las elecciones en Estados Unidos, algunos -muy notables- brillan por su silencio.
Muchos de los mensajes congratulatorios vinieron acompañados de declaraciones públicas señalando las buenas relaciones y alianzas con EE.UU. y el entusiasmo ante la perspectiva de trabajar conjuntamente en asuntos de interés conjunto y global.
Estos incluyeron los líderes de Reino Unido, la mayoría de Europa, gobiernos en Asia, Medio Oriente, África y América.
En el continente americano hubo dos importantes excepciones: Brasil y México, curiosamente gobiernos reconocidos como populistas.
El presidente Jair Bolsonaro de Brasil sigue manteniendo silencio con respecto a la declaración oficial de la victoria de Biden.
Bolsonaro siempre ha sido un abierto admirador del presidente de EE.UU. y un imitador de su estilo de liderazgo hasta el punto en que se le ha tildado el “Trump latinoamericano”.
Desde un principio, Bolsonaro expresó esperanza en la reelección de Trump y a uno de sus hijos Bolsonaro -que trabaja en el gobierno- se le vio portando una gorra con la sigla MAGA (Make America Great Again) el principal slogan del presidente republicano.
Por su parte, el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador (AMLO) tuvo palabras, pero no de felicitaciones, sino para explicar que no lo haría hasta que se resolvieran las demandas legales que la campaña de Donald Trump anunció que entablaría contra el resultado electoral.
Algunos observadores indican que la postura de AMLO se debe a que quiere evitar un conflicto con el actual gobierno en Washington con el que ha tenido una cordial relación.
López Obrador estuvo en Washington recientemente para la promulgación del nuevo Tratado de Libre Comercio de América del Norte y expresó que el presidente Trump ha tratado a México “con respeto”.
Dos grandes potencias mundiales han seguido el ejemplo de México.
Los gobiernos de Rusia y China mantuvieron reserva durante varios días antes de emitir declaraciones respecto, sin embargo, este lunes reaccionaron con cautela.
El Kremlin dijo que esperaría a que todos los resultados oficiales se conocieran y se libraran todos los obstáculos legales.
Aunque el presidente Vladimir Putin felicitó a Donald Trump el día después de su victoria en 2016, esta vez no ha felicitado al presidente electo.
No obstante, el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, aclaró a la prensa que Putin repetidamente ha dicho que está preparado para trabajar con cualquier líder estadounidense y buscar una normalización de las tensas relaciones bilaterales.
China también señaló las trabas legales que se pueden interponer al resultado oficial y el presidente Xi Jinping se abstuvo de felicitar a Biden.
Las relaciones entre Washington y Pekín pasan por su punto más bajo en décadas, particularmente por la serie de sanciones impuestas por la administración Trump y sus disputas en el campo tecnológico, las represión en Hong Kong y el brote de coronavirus.
Pero Biden también ha sido muy crítico de China y Jinping, prometiendo mantener la presión y una postura dura contra Pekín.
El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, es otro líder en un punto neurálgico del mundo que tampoco ha enviado sus felicitaciones a Joe Biden.
Aunque analistas en Turquía han discutido qué cambios en la relación puede haber con el nuevo ocupante de la Casa Blanca, los medios turcos pro gubernamentales han mantenido un tono anti Biden.
Uno de los focos de tensión entre Ankara y Washington es el papel más activo que ha tomado Turquía en Siria.
Cabe anotar que Arabia Saudita, que hasta el domingo también mantuvo silencio, finalmente felicitó al presidente electo 24 horas después de que se anunciara oficialmente el resultado en EE.UU.
El príncipe heredero Mohammed bin Salman -líder de facto de Arabia Saudita- felicitó a Biden y a Kamala Harris y resaltó las relaciones cercanas entre los dos países, según la agencia estatal SPA.
Bin Salman tiene una fuerte relación con Trump, que lo escuda de las críticas internacionales por violaciones a los derechos humanos, el asesinato del periodista Jamal Khashoggi y la intervención de Riad en la guerra de Yemen.
Todos esos asuntos, así como la relación entre ambos países, prometen ser replanteados por el nuevo gobierno de Joe Biden.