Buques destructores, barcos de combate, aviones y helicópteros fueron enviados a realizar tareas de "vigilancia" cerca del territorio venezolano, casi una semana después de que el Departamento de Justicia de EE.UU. acusara al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, y una decena de colaboradores de tráfico de drogas.
Buques destructores, barcos de combate, aviones y helicópteros fueron enviados a realizar tareas de “vigilancia” cerca del territorio venezolano, casi una semana después de que el Departamento de Justicia de EE.UU. acusara al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, y una varios otros altos dirigentes chavistas de tráfico de drogas y otros delitos.
“Estados Unidos está lanzando una operación mejorada de lucha contra el narcotráfico en el hemisferio occidental para proteger a los estadounidenses del azote mortal de los narcóticos ilegales”, señaló el presidente de EE.UU., Donald Trump, desde la Casa Blanca.
“No vamos a permitir que los carteles de la droga aprovechen la pandemia [de covid-19] para amenazar la vida de estadounidenses”, añadió.
Trump realizó el anuncio acompañado del secretario de Defensa estadounidense, Mark Esper, antes de ofrecer su habitual rueda de prensa sobre la situación de la pandemia en EE.UU.
Esper indicó que “el régimen ilegítimo de Maduro en Venezuela confía en los beneficios que le llegan de la venta de droga para mantener su poder opresor”.
“El pueblo venezolano sigue sufriendo enormemente por el control criminal de Maduro sobre el país”, añadió el secretario de Defensa.
Poco después, el vicepresidente de Venezuela, Jorge Rodríguez, calificó el anuncio como “un intento de desviar la atención” sobre lo que está ocurriendo en Estados Unidos con la crisis sanitaria por la covid-19.
El anuncio de Estados Unidos llega después de que el fiscal general de Estados Unidos, William Barr, anunciara el pasado 26 de marzo la presentación de cargos formales contra Maduro y dirigentes allegados, a los que acusa de ser parte de un plan en connivencia con miembros disidentes de la guerrila colombiana de las FARC para el envío masivo de drogas hacia Estados Unidos.
Maduro rechazó las acusaciones como “falsas” y acusó a Donald Trump y a su gobierno de comportarse como “cowboys racistas del siglo XIX”.
En su comparecencia, ni Trump ni sus asesores dieron muchos detalles sobre qué medios exactamente incluirá el despliegue.
Pero poco después, el Comando Sur del Ejército de Estados Unidos afirmó en un tuit que la iniciativa supondrá “duplicar las capacidades en la región” de Estados Unidos.
Cartels, criminals, and other malign actors may try to exploit this time of crisis to threaten Americans.
President @realDonaldTrump won’t let that happen. pic.twitter.com/Zyvbf8msNE
— The White House (@WhiteHouse) April 1, 2020
Estados Unidos considera a Nicolás Maduro un “dictador” al frente de “un régimen corrupto”, por lo que a comienzos de 2019 reconoció como presidente interino de Venezuela al líder opositor Juan Guaidó, un paso que después siguieron la mayoría de países de la Unión Europea y América Latina.
El gobierno de Donald Trump ha aplicado una política de presión diplomática que busca forzar la salida de Maduro del poder.
La oficina de Juan Guaidó emitió un comunicado en el que saludó el anuncio de Washington “como una acción positiva para frenar las redes narcoterroristas que ha impulsado el régimen de Nicolás Maduro”.
Guillermo Olmo, corresponsal de BBC News Mundo en Venezuela
Ahora que la pandemia coloca a Estados Unidos frente a la amenaza más letal desde la Segunda Guerra Mundial, el gobierno de Donald Trump desempolva el dossier de Venezuela.
Tras meses con su política exterior orientada en otra dirección, en el momento más crítico, Maduro vuelve a ser el objetivo y lo militar, un factor de la ecuación.
Maduro jugó en 2019 a resistir el farol y sobrevivió. Una intervención en Venezuela ofrecía entonces mucho más riesgos que beneficios para Trump.
Pero en unos meses habrá unas elecciones en Estados Unidos y quizá el candidato Trump tenga interés en que otro tema haga olvidar durante la campaña su gestión de la emergencia sanitaria.
Aunque nada de lo anunciado hasta ahora por Washington en su nueva ofensiva representa una amenaza más concreta ni efectiva que las que se formularon entonces, el coronavirus lo cambia todo vertiginosamente y si hay un estado que parece vulnerable a los estragos económicos de la pandemia ese es el venezolano.
Aunque si hay algo que no se le puede discutir a Maduro es su capacidad de mantenerse en el poder contra viento y marea.
El anuncio de Washington se produce en un momento en que el país sufre el golpe de la pandemia de covid-19, que hasta la fecha ha causado más de 4.000 muertes en Estados Unidos.
En la misma comparecencia en que informó sobre el despliegue militar cercano a Venezuela, Trump dijo que “las próximas semanas serán terroríficas en Estados Unidos” a causa de la pandemia de covid-19.
Llega también la víspera de la comparecencia de Guaidó ante la Fiscalía venezolana, que lo acusa de participar en un plan para terminar con la vida de Maduro.
En las últimas semanas, el gobierno de Maduro redobló sus llamamientos a que Estados Unidos levante las sanciones contra intereses del estado venezolano para hacer frente a la amenaza del coronavirus.
Después de años de una grave crisis económica, y con un tercio de su población en situación de inseguridad alimentaria, según el Programa Mundial de Alimentos de la ONU, Venezuela es considerado por la Organización Panamericana de la Salud uno de los países más vulnerables de América Latina ante la amenaza del coronavirus.
n este contexto, Venezuela parece haber regresado a la agenda política estadounidense, con varios anuncios desde Washington en los últimos días.
Tras la presentación de cargos formales contra Maduro, el secretario de Estado, Mike Pompeo, presentó el pasado 31 de marzo una propuesta para una “transición democrática” en Venezuela que contempla la renuncia de Maduro y la formación de un gobierno de unidad que guíe al país hasta nuevas elecciones.
La Cancillería venezolana respondió en un comunicado que Venezuela “no acepta, ni aceptará jamás, tutelaje alguno, de ningún gobierno extranjero”.
Un alto funcionario del Departamento de Estado dijo este miércoles que “la comunidad internacional debe empujar” para la celebración de elecciones en el país este mismo año.