Las autoridades de Estados Unidos han trasladado a miles de personas de un pueblo fronterizo en Texas que en la última semana ha recibido una gran afluencia de migrantes, la mayoría haitianos.
Más de 10.000 personas permanecían acampadas bajo un puente que conecta Del Río en Texas con Ciudad Acuña en México.
Las autoridades locales han tenido dificultades para proveerles con comida e higiene adecuadas.
Cerca de 2.000 personas fueron trasladadas a centros de procesamiento de migrantes el pasado viernes.
El gobierno estadounidense asegura que su plan es devolverlos a su país de origen.
Se espera que los vuelos de regreso arranquen este domingo. Estados Unidos está negociando los retornos con los países implicados.
El primer ministro de Haití, Ariel Henry, envió su apoyo a los migrantes en redes sociales en la tarde del sábado, asegurando que “se habían conseguido acuerdos” para recibir a aquellos que regresen.
Sin embargo, algunos migrantes temen volver.
“En Haití no hay seguridad. El país está en una crisis política”, comentó Fabricio Jean, de 38 años, a Associated Press.
Jean se encuentra en el campo con su esposa y sus dos hijas.
“En Haití hay gente matándose unos a otros. No hay justicia. Solo quiero vivir una vida sin problemas. Quiero vivir donde sepa que hay justicia”, dijo otro padre de dos hijos, Stelin Jean, de 29 años, al Texas Tribune.
El Departamento de Seguridad Nacional estadounidense dijo a través de un comunicado que las transferencias continuarán “para asegurar que los migrantes irregulares sean puestos bajo custodia, procesados y trasladados fuera de Estados Unidos, en concordancia con nuestras leyes y normas”.
Además, anunció que la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza enviará 400 efectivos adicionales a Del Río, una ciudad con cerca de 35.000 habitantes.
El alcalde de Del Río, Bruno Lozano, había declarado el estado de emergencia en la ciudad. Describió la situación como “sin precedentes” y “surrealista”.
También dijo que la patrulla fronteriza había estado abrumada y que los “agitados” migrantes vivían en condiciones imposibles.
El campamento improvisado en Del Río tiene pocos servicios básicos, y los migrantes que esperan a temperaturas de 37°C han estado cruzando el río hacia México para obtener suministros.
La mayoría son haitianos. También hay cubanos, peruanos, venezolanos y nicaragüenses.
Muchos haitianos abandonaron su país tras el devastador terremoto en 2010. Un gran número de los que ahora se encuentran en el campo habían vivido en Brasil y otros países sudamericanos y viajaron hacia el norte tras no poder asegurar empleo o estatus legal.
Will Grant, corresponsal de la BBC en México, reporta que muchos cubanos también han abandonado la isla en su peor crisis económica desde el fin de la Guerra Fría.
Grant asegura que muchos de los migrantes en Texas probablemente realizaron la travesía migratoria más difícil en América Latina: cruzar a pie la densa selva del Darién entre Colombia y Panamá.
El gobierno de Estados Unidos ha informado de un aumento de migrantes en la frontera con México este año.
El número de migrantes detenidos allí en julio superó los 200.000 por primera vez en 21 años, según datos del gobierno.
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