El reto de hacer llegar más vacunas contra el coronavirus a los países más pobres del mundo es uno de los temas de discusión de la cumbre virtual del G7 de este viernes, coordinada por Reino Unido.
Pero el presidente francés, Emmanuel Macron, no quiso esperar a la misma para dar a conocer su última propuesta: la entrega urgente del 5% de las vacunas ya en poder de la Unión Europea y Estados Unidos.
El primer ministro Boris Johnson, por su parte, aprovechará la reunión para anunciar que Reino Unido se compromete a donar todas las dosis sobrantes del proceso de vacunación una vez que este termine.
Y a ambas iniciativas se suma también el inminente anuncio del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, de un financiamiento de US$4.000 millones para el Covax, el mecanismo de adquisición y distribución global de vacunas de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El Covax es la principal apuesta de los países desarrollados en la lucha global contra la pandemia y también sería a través de este mecanismo que Reino Unido distribuiría sus dosis sobrantes.
Pero una entrevista al diario Financial Times, sin embargo, Macron insistió en la necesidad de actuar con mayor sentido de urgencia que lo que el Covax permite.
“No estamos hablando de miles de millones de dosis inmediatamente, ni de miles de millones de euros: se trata de distribuir mucho más rápidamente del 4 al 5% de las dosis que tenemos“, explicó el presidente francés, para quien la medida no haría una diferencia para las campañas de vacunación europeas.
“Cada país debería reservar una pequeña cantidad de las dosis que tiene para transferir decenas de millones, pero muy rápidamente, para que la gente en el terreno lo vea”, dijo.
La propuesta de Macron parte de reconocer que el contraste entre los millones de vacunas que ya se están aplicando en los países desarrollados y la lentitud del proceso en el mundo en desarrollo refleja una aceleración de la desigualdad global que no tiene precedentes.
“También es políticamente insostenible, pues está allanando el camino para una guerra de influencia alrededor de las vacunas. Uno puede ver la estrategia de China, y también la estrategia rusa”, dijo.
El presidente de China, Xi Jinping, por ejemplo, ya se comprometió a reservar un fondo para vacunas de US$2.000 millones para el continente africano, al tiempo que ofreció a los países de América Latina y el Caribe un préstamo de US$1.000 millones para adquirirlas.
Y muchos países en vías de desarrollo, en especial en América Latina, también han tocado las puertas de Rusia para negociar dosis de su prometedora vacuna Sputnik V, y Moscú no tardó en responder y ofrecer su apoyo.
En la región, por ejemplo, Argentina, Bolivia y Venezuela ya empezaron a aplicar la vacuna rusa, y México anunció que el primer lote de vacunas Sputnik V llegará este fin de semana.
Perú, por su parte, ya está inmunizando a su personal de salud con dosis la vacuna desarrollada por la empresa china Sinopharm, la que también se está usando en el continente europeo, donde Serbia ha recibido más de un millón de dosis de la misma.
De hecho, según datos de Airfinity, hasta este 17 de febrero Rusia y China ya habían hecho llegar 800 millones de dosis a 41 países diferentes, entre los que también se destacan Chile y Brasil, y la Unión Africana anunció este viernes que había garantizado 300 millones de dosis de Sputnik V para el continente.
En contraste, el Covax -que ya cuenta con un financiamiento de US$6.000 millones y espera distribuir 2.000 millones de vacunas en lo que queda del año- apenas está empezando a distribuir las suyas, en cantidades mucho menores.
Y como destaca el diario británico The Guardian, además de voluntad política y canales de distribución directos, Rusia y China también tienen la ventaja de que sus farmacéuticas están más dispuestas a licenciar sus productos para que las vacunas sean producidas en otros países.
En contraste, la priorización del Covax por parte de los países occidentales les ha restado protagonismo a sus esfuerzos, ayudando a que en la batalla contra la pandemia se destaquen sobre todo como acaparadores de vacunas.
Como denunció el miércoles el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, a la fecha 10 países han administrado el 75% de todas las vacunas a nivel mundial, mientras que 130 países aún no han recibido una sola dosis.
Y países ricos como Reino Unido y Canadá han ordenado dosis suficientes para vacunar a sus poblaciones más de una vez, si bien el gobierno británico ya prometió utilizar sus vacunas sobrantes para luchar contra la pandemia a nivel global y trabajar para evitar que se repitan situaciones semejantes.
Durante la reunión del G7, el primer ministro Johnson instará a los países ricos a comprometerse con el objetivo de garantizar que nuevas vacunas para futuras enfermedades emergentes puedan desarrollarse en un período máximo de 100 días.
Y en una entrevista con la BBC, el subsecretario de Relaciones Exteriores británico, James Cleverly, destacó que el porcentaje de vacunas que eventualmente serían donadas por Reino Unido al Covax sería “un porcentaje significativamente mayor” que el propuesto por Macron.
Cleverly -quien también dijo que “a diferencia de algunos países”, Reino Unido no utilizaría la promesa de suministro de vacunas como “palanca diplomática a corto plazo”- admitió sin embargo que era difícil precisar cuándo se empezarían a compartir las vacunas británicas.
Y se estima que las decisiones sobre cuándo y cuánto compartir del excedente se tomarán cerca del final de la campaña de vacunación local, pues los ministros deberán tomar en cuenta la cadena de suministro y la posibilidad de que se necesitan inyecciones de refuerzo en el otoño.
“Nuestro primer deber es proteger a nuestra propia gente, ese es el primer deber de todos los gobiernos”, explicó Cleverly.
La priorización de la vacunación de sus propios ciudadanos, así como la apuesta por el Covax, también parecen regir la estrategia global de Estados Unidos, mucho más dispuesto a prometer dinero que a compartir vacunas.
Pero Macron dijo que espera poder convencer a Biden de las bondades de su idea, la que según él ya cuenta con el apoyo de la canciller alemana Angela Merkel.
“El enemigo del multilateralismo en estos momentos… es la lentitud y la ineficacia”, argumentó Macron.
“Y no se trata de diplomacia de vacunas, ni de juegos de poder, es un asunto de salud pública”, aseguró, recordando que entre más tarde la vacuna en llegar a todos los rincones del planeta, más expuestos estaremos todos a la aparición de nuevas variantes del coronavirus inmunes a las actuales vacunas.