Mate Rimac dirige una empresa de autos eléctricos que vende algunos de los coches más exóticos del planeta, pero todo empezó con un viejo cacharro muy poco común.
Mate Rimac dirige una empresa de autos eléctricos que vende algunos de los coches más exóticos del planeta, pero todo empezó con un viejo cacharro muy poco común.
Utilizando piezas de una carretilla elevadora, convirtió un BMW de edad avanzada, apodado Green Monster, en un laboratorio de pruebas para la tecnología eléctrica que estaba desarrollando.
El BMW convertido comenzó a competir en eventos de automovilismo y ganó contra coches de propulsión convencional. Durante un tiempo llegó a ser el vehículo eléctrico más rápido del mundo.
Dos años más tarde, en 2009, creó su empresa. “Quería construir un coche, eso es todo lo que quería hacer”, cuenta el emprendedor.
Vale la pena decir que Mate Rimac no es un ejecutivo promedio de la industria automotriz.
El barbudo y elegante joven de 33 años podría encajar mejor entre las celebridades emergentes de Silicon Valley. De hecho, regularmente atrae comparaciones con Elon Musk de Tesla.
Sin embargo, él se quedó en su Croacia natal. Su empresa, Rimac Automobili, tiene sede en Sveta Nedelja, una pequeña ciudad en las afueras de la capital, Zagreb.
La tecnología y el conocimiento desarrollados allí están ganando rápidamente el favor de los fabricantes establecidos en distintas partes del mundo.
Rimac Automobili es mejor conocido por construir hiperautos eléctricos ultraexclusivos (se les llama hiperautos porque están en la cúspide de los superautos, en términos de su alto rendimiento y vanguardia tecnológica).
El modelo Concept One, presentado por primera vez en 2011, tenía una velocidad máxima de 354 kilómetros por hora. Solo se fabricaron ocho, y uno de ellos se destruyó cuando el presentador de televisión Richard Hammond se salió de la carretera durante una competencia en Suiza.
Su sucesor, el modelo C_Two, es aún más extremo, con una velocidad máxima declarada de 415 kilómetros por hora (y capaz de acelerar de 0 a 97 km/h en 1,85 segundos).
Como saldrá a la venta este año, se espera que tenga un precio estimado de US$2,4 millones.
Los autos desarrollados por su empresa son extraordinarios, bajo cualquier medida. Pero forman solo una parte del modelo de negocio de Rimac.
Cada vez más, la empresa se está estableciendo como proveedor de tecnología para otros fabricantes, con el objetivo de ayudarlos a construir sus propios autos eléctricos de alto rendimiento.
“Debido a que no teníamos a los inversores a bordo, tuvimos que generar ingresos desde el primer día”, explica Rimac.
“Fue entonces cuando nos dimos cuenta de que la gente no quiere invertir en una empresa boutique de hiperautos, quiere invertir en un negocio que se pueda expandir”.
Al vender tecnología y experiencia a otros fabricantes, explica, consiguió crear una fuente de financiación que podía sostenerse y crecer.
Una cosa que Mate Rimac tiene en común con muchos de los emprendedores de Silicon Valley es que comenzó a trabajar en su garaje.
En su caso, sin embargo, en lugar de desarrollar un sitio web, construyó su Green Monster eléctrico.
El siguiente paso fue diseñar un automóvil nuevo. Sin embargo, establecer una empresa automotriz en Croacia iba a resultar un gran desafío.
“No pude contratar a nadie que hiciera algo con los autos”, recuerda. “Fui a la Universidad de Zagreb y les dije que quería construir un auto”, cuenta.
“Me dijeron que no era posible construir un coche en Croacia y me aconsejaron que ‘cuanto antes te rindas, menos gente se hundirá contigo‘”.
Tampoco pudo acceder a las redes de financiación de Silicon Valley.
“Fui a Silicon Valley sólo una vez para pedir dinero, para hablar con inversores”, explica.
“Estaban totalmente desinteresados. Esto pasó hace ocho años cuando los autos eléctricos no estaban de moda. Solo estaban invirtiendo en las redes sociales, no querían tocar los autos eléctricos”.
“Hoy es totalmente al revés. Todos ellos están invirtiendo enormes cantidades de dinero en autos eléctricos basados en el éxito de Tesla”.
Sin embargo, encontró un respaldo poderoso. A principios de 2018, el fabricante alemán de autos deportivos Porsche adquirió una participación del 10% en su firma, que luego aumentó al 15,5%.
Esto llegó en un momento en que la empresa matriz de Porsche, el Grupo Volkswagen, ya había comenzado a invertir decenas de miles de millones de dólares en su propia tecnología de automóviles eléctricos.
Pero Porsche, que estaba desarrollando su propio auto deportivo eléctrico, quería aprovechar la experiencia específica de Rimac en el diseño de baterías y sistemas de propulsión de alto rendimiento.
“Comenzó a desarrollar vehículos eléctricos años antes que nosotros”, explica el vicepresidente y director financiero de Porsche, Lutz Meschke.
“Nuestra inversión ha demostrado ser la correcta. El valor de la empresa ha aumentado muchas veces desde que nos unimos. Además, se ha desarrollado muy bien en términos de tecnología”.
También se han sumado otras dos compañías del sector. En mayo de 2019, el fabricante coreano Hyundai y la empresa hermana Kia acordaron juntos invertir 96 millones de dólares.
Con esa inversión, adquirieron una participación no especificada en Rimac, así como una asociación técnica. Ahora la firma está trabajando con ambas empresas para ayudarlas a desarrollar nuevos vehículos eléctricos.
Según el analista automotriz independiente Matthias Schmidt, la forma en que los gobiernos están tratando de eliminar gradualmente los automóviles convencionales de gasolina y diésel presenta una gran oportunidad para la firma croata.
“Las empresas de automóviles se ven obligadas a desarrollar coches eléctricos”, explica.
“Los realmente grandes como Volkswagen y Stellantis pueden hacerlo. Pero los de rango medio simplemente no tienen los fondos para hacerlo ellos mismos, por lo que tienen pocas opciones más que comprar la tecnología de otra parte”.
Por su parte, David Bailey, profesor de estrategia industrial en la Universidad de Birmingham, cree que el propio negocio de fabricación de autos aún podría generar ingresos.
“Mate Rimac es visto como un verdadero disruptor“, explica.
“Su empresa ha surgido de la nada, sus productos son realmente emocionantes y han desarrollado una marca en torno a los hiperautos”.
Él cree que la marca ahora podría usarse para vender superdeportivos eléctricos, máquinas que pueden venderse por cientos de miles de dólares, en lugar de millones.
“La tecnología se está desarrollando tan rápido que creo que Rimac tiene un papel real que desempeñar aquí”, apunta.
“Creo que eso podría resultar bastante lucrativo”.