La imagen de centenares de camiones haciendo fila en la autopista para llegar al puerto inglés de Dover se ha convertido en un emblema de la situación que se vive en Reino Unido desde el fin de semana.
Tras anunciar el sábado el primer ministro británico, Boris Johnson, que se detectó una nueva variante de coronavirus en el sureste de Inglaterra que parece estar propagándose más rápidamente que otras -aunque no sea más letal-, decenas de países cancelaron los vuelos a Reino Unido.
Pero además, Francia anunció el cierre de su frontera con Reino Unido durante 48 horas, impidiendo a los camiones salir desde el puerto de Dover.
De esta manera, se están registrando filas kilométricas de camiones en las carreteras y autopistas de la región inglesa de Kent, convirtiéndose algunos tramos de esas vías en aparcamientos improvisados.
Hace meses que las autoridades británicas llevan ensayando la Operación Stack, pensada para hacer frente a los problemas fronterizos que pudieran derivarse del Brexit, la salida de Reino Unido de la Unión Europea que debe completarse este 31 de diciembre.
El cierre repentino de la frontera con Francia hizo que los mismos planes se pusieran en marcha para minimizar el caos en el transporte de mercancías.
Francia podría restablecer el tráfico entre los dos países en unas horas, haciendo que los camioneros se sometan a la prueba del coronavirus antes de poder cruzar la frontera.
Aunque está permitido viajar desde Francia a Reino Unido, muchos transportistas no quieren arriesgarse a quedar atrapados en Reino Unido.
Eso ha llevado a que exista el temor al desabastecimiento de productos en tiendas y supermercados en los días previos a la Navidad, aunque las autoridades hicieron un llamado a los ciudadanos a que eviten las compras de pánico ya que, aseguran, el suministro de comida está asegurado.
Sainsbury’s, la segunda cadena de supermercados del Reino Unido, advirtió que podría haber escasez “de lechugas, otras ensaladas, coliflores, brócoli y cítricos en los próximos días”.