Si te nombran "La Divina Comedia" quizás pienses que es una de las obras cumbres de la literatura universal, pero sólo de interés si lo tuyo es la Italia del siglo XIV.
Pues prepárate para sorprenderte.
Aunque han pasado 700 años desde la muerte del florentino Dante Alighieri, su estremecedor poema épico sigue siendo relevante.
Dante trata grandes interrogantes, desde qué es lo que da sentido a nuestras vidas o cuánto control tenemos sobre nuestro propio destino, hasta por qué es que tan a menudo los ricos y poderosos parecen salirse con la suya.
En los 33 cantos -con versos agrupados de 3 en 3- que componen cada una de las 3 partes del poema, los cuales, junto con el canto introductorio, suman 100, el número perfecto según el pensamiento medieval, viaja por los 9 círculos del Infierno, las 7 cornisas del Purgatorio y los 9 cielos del Paraíso.
Haciendo eco al amor del escritor y filósofo por la numerología, entre las muchas que hay, escogimos 7 razones por las cuales, tras 7 siglos, en este 21° año del 21° siglo, vale la pena acompañarlo en su periplo.
Empecemos por el principio, con Dante, en la víspera del Viernes Santo, huyendo de la vida…
“En medio del camino de nuestra vida,
Errante me encontré por una selva oscura,
porque mi ruta había extraviado”
Ese bosque oscuro y esa sensación de estar extraviado resuena con lo que hemos experimentado con la pandemia. Nuestras prioridades y sistemas de valores personales están siendo reevaluados; nuestras interacciones sociales, reconfiguradas.
Toda esa devastación deja la gran pregunta sobre hacia dónde vamos ahora.
“Absolutamente”, le dice a la BBC Margaret Keane, del St. Hilda’s College, Oxford, quien -por extraño que parezca- es experta en el infierno.
“Han transcurrido 700 años desde que se escribieron esas líneas y, sin embargo, parecen tan sumamente importantes para nosotros hoy en día. Creo que es en parte esa sensación de la vulnerabilidad, ese desconcierto en cuanto a lo que vamos a hacer para reconstituir nuestras vidas”.
“Y lo que nos dice Dante es que hay que ser valiente, pero también razonable respecto a lo que haces, y tener fe tal vez en que las cosas pueden mejorar”.
“El sendero que abre ante nosotros puede ser difícil, puede que no sea el que queríamos, pero lo que nos está diciendo es que si quieres comprender bien lo que se necesita para salir adelante, tienes explorar los lugares oscuros”.
Al amanecer, Dante sale del oscuro bosque pero su alivio es corto, pues pronto lo asedian una pantera (que representa la lujuria y su ciudad, Florencia), un león (la soberbia y el poder de Francia) y una loba (la codicia y el poder del Papa en Roma).
Por suerte, Virgilio, el poeta de la antigüedad romana que escribió la Eneida, acude a auxiliarlo y a llevarlo hasta las puertas del Paraíso.
Pero antes, deben pasar por los 9 círculos del infierno: 1° Limbo | 2° Lujuria | 3° Gula | 4° Avaricia | 5° Ira y Pereza | 6° Herejía | 7° Violencia 8° Fraude | 9° Traición.
En ese viaje por el averno, reexamina su vida y su sociedad, y va aprendiendo lecciones.
Y al leerlo, reconocemos “almas pecadoras” a las que ubicamos en distintos círculos, incluido el Anteinfierno, un aterrador lugar en el que podemos caer tantos, pues está reservado para quienes vivieron sin gloria ni infamia: desperdiciaron la oportunidad y por ello están condenados a correr desnudos para siempre, perseguidos por insectos.
“Uno de mis momentos favoritos es cuando llegamos a la zona donde encontramos a aquellos que cometen lo que podríamos llamar delitos de cuello blanco”, comenta Keane.
“Son los que compran y venden poder, y Dante nos muestra varias formas diferentes en las que se hace y da claves para identificar a aquellos que son deshonestos en la vida pública.
“Pero lo grandioso es que metió en el infierno, en el 8° círculo, a líderes contemporáneos de la burocracia centralizada de Europa, y que lo hace indicando que pecaron por desperdiciar oportunidades económicas y espirituales porque corrompieron una parte importante de la buena gobernanza, pues no cuidaron el bienestar de la comunidad”.
Hay incluso un poso reservado para castigar a los Papas, en el que Dante puso al papa simoníaco Nicolás III y hasta a Bonifacio VIII, a pesar de que aún no había muerto.
“…vuestra avaricia entristece al mundo, pisoteando a los buenos y ensalzando a los malos“.
Fue un acto de valentía, considerando cuán poderosos eran los pontífices en el Medioevo.
“Hay todo un sermón sobre por qué el gobierno debe comportarse mejor. Es una declaración muy importante y una de las principales razones por las que creo que su voz es tan honesta”.
A pesar de que su viaje es, en gran medida, una expresión de sus opiniones sobre el mundo, y de que no duda en condenar con palabras y castigar de formas espléndidamente inventivas, en ocasiones él mismo -autor y protagonista- queda estupefacto.
Al encontrarse con Ulises, el héroe de la Odisea, se sorprende y no puede más que preguntarle por qué está ahí.
Ulises es alguien que tiene el don de la palabra y puede hacerte creer cualquier cosa.
Y la calidad de la poesía en ese pasaje está a la altura: “es fenomenal”, dice Keane de una de las partes más admiradas.
Ulises habla y encanta pero es alguien que no regresó a casa, dejó a Penélope esperando para seguir con su aventura. No sólo eso: convenció a sus marineros de embarcarse en ella sin saber cómo iba a terminar.
Y termina con la muerte de quienes le siguieron.
Entonces, por un lado, es como la retórica ardiente de los populistas, que hablan el idioma de la gente y se valen de eslóganes atractivos, pero que no ofrecen soluciones reales a problemas muy reales.
Sin embargo, la tan admirada belleza de los versos quizás apunta a otra visión, “en el sentido de retarte a mirar más allá de tus propias restricciones, a salirte del mapa o a darte cuenta de que el mapa podría necesitar un cambio, porque lo que Ulises quiere hacer es ver más que el único mundo conocido”, señala Keane.
Una de las cosas que dice el héroe de la Antigua Grecia es que tengamos valor, que avancemos, que veamos lo que hay más allá.
Al poner eso en el poema, Dante nos está animando a reflexionar sobre a dónde podría llevarnos el libre pensamiento, aunque también a no dejarnos llevar ciegamente por las palabras.
Nos invita a reflexionar junto con él pues él no tiene todas las respuestas.
Uno de los aspectos emocionantes de la primera parte del épico poema es que, si bien se deleita en el horror y además cuenta historias muy serias sobre la justicia social y el comportamiento de la gente con los demás, también está lleno de sorpresas.
Una de ellas es que cuando finalmente llegas a lo más profundo del averno, donde están los traidores, en sus entrañas hay hielo, no fuego.
“La idea es el corazón frío, cerrado a los otros, a la sociedad, y ese tipo de actitud podría conducir al abuso de los demás”, explica Keane.
“Es el abuso -el abuso del sistema social o el abuso de otros individuos- lo que te lleva al infierno de Dante”.
Quienes están en ese terrible 9° círculo es porque así lo decidió esa monstruosa figura clásica llamada Minos, quien, tras escuchar los pecados de los condenados, enrosca su cola en torno al cuerpo tantas veces como sean necesarias para indicar la profundidad a la que serán enviados por toda la eternidad.
“Suena como algo que funciona bien, pero Dante descubre que algunas personas merecen estar en más de una zona del infierno”, señala la experta.
“Ese enroscamiento furtivo de la cola que resuelve las cosas es un poco como un algoritmo, con todo y sus deficiencias, como los que se usan hoy en día”.
Aspectos de tu personalidad pueden hacer que te cataloguen automáticamente de acuerdo a un razonamiento falso y lo que Dante está diciendo es que no se debe encasillar a la gente.
Probablemente conozcas la frase “Abandonen la esperanza todos los que entren aquí”.
Es la escalofriante frase de apertura de la novela “American Psycho” en la que Bret Easton Ellis nos arrastra al corazón vacío de una sociedad decadente, obsesionada con el dinero y el estatus.
También es la primera línea de la canción The Navesink Banks de la banda de rock The Gaslight Anthem, está colgada como advertencia sobre la entrada al parque temático de Disney “Los piratas del Caribe” y aparece en el videojuego World of Warcraft.
Y ese es sólo uno de los 14.233 versos de una obra que ha sido infinitamente adaptada, extraída y referenciada, y ha inspirado a pintores y escultores durante siglos.
Dante brindó la visión del infierno que hizo mella y que ha sido pintada por Botticelli y Blake, Delacroix y Dalí, convertida en escultura por Rodin -cuyo “El beso” representa a los amantes malditos de Dante Paolo y Francesca- e ilustrada en las páginas de los cómics de X-Men por John Romita.
Para Jorge Luis Borges, “La Divina Comedia” era “el mejor libro que la literatura ha logrado”, mientras que TS Eliot resumió su influencia diciendo: “Dante y Shakespeare se dividen el mundo entre ellos. No hay un tercero”.
…no porque te hará reír a carcajadas, sino porque tiene un final feliz: es por eso que se llama La Divina Comedia, no tragedia, en el sentido clásico de esa palabra.
Tras salir del infierno, donde aprendió qué lleva a la putrefacción en la sociedad -la avaricia, el mal uso del poder, las divisiones políticas-, Dante entra en el purgatorio, pasando de la fatalidad a la esperanza: algunos errores pueden ser corregidos y podemos aprender de ellos.
Mientras que en el infierno, los pecadores son como horribles discos rayados que repiten obstinadamente los mismos argumentos sin reconocer su error y sufren el mismo castigo por toda la eternidad, las almas del purgatorio quieren corregir lo que hicieron mal, consiguiendo la libertad para cambiar.
Al mismo tiempo, se trata de limitar las libertades -las personales- por el bien de la sociedad: no robes ni abuses de tu poder ni te acuestes con la esposa de tu hermano, dice Dante, porque eso conduce a una ruptura en la sociedad.
Y eso es algo que ha estado muy presente durante la pandemia, que frenó nuestras libertades individuales- de abrazar a tu abuela o reunirte con tus amigos- por el bien de todos.
Finalmente, el Paraíso, de la mano de Beatriz -quien fue su amor terrenal, ahora su guía espiritual-, con quien asciende a través de los diversos cielos hasta que llegan al Empíreo, el verdadero asiento de Dios más allá del tiempo y el espacio.
Aunque Paraíso a menudo se considera la menos atractiva de las tres regiones de Dante, hay lecturas alternativas a la estrictamente religiosa.
Para Vittorio Montemaggi, catedrático en Religión y Arte en King’s College, en Londres, se trata de amor.
Un “amor ardiente que mueve al Sol y las demás estrellas”, como dicen las últimas líneas de la obra con la que tuvo una epifanía personal, cuando leyó “La Divina Comedia” con los reclusos de una prisión de alta seguridad.
Quienes vivían tras las rejas concluyeron que todos llevamos dentro de nosotros una chispa de Inferno, Purgatorio y Paraíso.
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