A medida que avanzan los programas de vacunación contra la covid-19 en distintos países, especialmente en los más ricos, el mundo podría quedar dividido a final de año por zonas de riesgo.
Según el virólogo Julian Tang, de la Universidad de Leicester, en Reino Unido, se espera que las naciones europeas, las de Oceanía, Israel y partes de Asia como Singapur y Corea del Sur, restablezcan el comercio, el turismo y los viajes entre estos territorios desde mediados de año, posibilitando que sus economías vuelvan a funcionar.
Los países que no completen la vacunación de la población y no controlen la aparición de nuevas variantes pueden terminar aislados del resto del mundo y clasificados de manera oficial o informal como zonas de riesgo “amarillas” o “rojas”.
“Podríamos ver una división por zonas de riesgo. Por ejemplo, el sudeste asiático y Europa serán verdes. El naranja es para la India y parte de África. Y el rojo puede ser Sudáfrica, Brasil y Estados Unidos, donde vemos altas tasas de transmisión y vacunación insuficiente”, ejemplifica Tang.
“[Esas zonas] pueden existir oficialmente, para viajar, o incluso solo en la mente de las personas”.
Las naciones que sufrirán mayor aislamiento son aquellas que no han adoptado sistemáticamente medidas de control del covid-19 ni negociado con anticipación la compra de vacunas, como es el caso de Brasil, que ya superó los 300.000 muertos por coronavirus y es visto por los científicos como una potencial fuente de variantes.
Hasta la fecha, alrededor de 9 millones de personas han recibido al menos una dosis de vacuna en el país. El número puede parecer alto, pero representa solo el 4,26% de la población brasileña.
Hoy, Brasil solo tiene dosis de las vacunas Oxford-AstraZeneca, que serían insuficientes para inmunizar a toda la población mayor de 18 años en 2021.
El 15 de marzo, el ministro de Salud, Eduardo Pazuello, prometió comprar más de 100 millones de dosis de vacunas de Pfizer y Johnson & Johnson.
Los países pobres, que carecen de recursos para adquirir vacunas, también sufrirán el aislamiento, lo que aumentará la desigualdad social entre los hemisferios norte y sur, dice el profesor Peter Baker, subdirector del departamento de Salud Global y Desarrollo del Imperial University College de Londres.
“Podríamos terminar el año con un sistema de zonificación, con partes del mundo vacunadas y partes no”, dijo a BBC News Brasil.
“Y si decidimos adoptar políticas basadas en la inmunidad adquirida por los países a través de la vacunación, veremos limitaciones en los derechos, los viajes y la economía de los países pobres que ya están teniendo dificultades para acceder a las vacunas”.
Actualmente, los países de los que han surgido variantes preocupantes del coronavirus -Brasil, Sudáfrica y Reino Unido- son los que acumulan más restricciones de entrada a otras naciones, según una encuesta del diario Folha de S.Paulo.
Pero Reino Unido puede salir de esta “zona roja”, ya que después del actual confinamiento, impuesto a principios de enero, la tasa de infección se ha reducido en dos tercios.
La previsión es que toda la población mayor de 18 años reciba al menos una dosis de vacuna antes del 31 de julio.
Durante este período, otras naciones europeas y asiáticas también deberían haber alcanzado el nivel del 60% al 70% de la población vacunada, porcentaje necesario para que la circulación del virus comience a ralentizarse incluso en ausencia de medidas de contención.
Para el profesor Julian Tang, es probable que estas naciones en la “zona verde” mantengan durante todo el año y parte de 2022 restricciones de vuelo a regiones del mundo que no han logrado vacunar a sus poblaciones.
Pero incluso si eso no sucede, dice, la demanda de viajes a países en la zona roja se reducirá de forma natural debido a los riesgos.
Es decir, los países no vacunados con tasas de contagio aún elevadas pueden acabar aislados por el resto del mundo, principalmente para contener el riesgo de que nuevas variantes del coronavirus salgan de estos territorios y se propaguen en grandes cantidades.
“Lo que creo que sucederá es que la gente se sentirá cómoda viajando entre países que han vacunado a sus poblaciones, como entre Reino Unido y Europa, o Reino Unido y el sur de Asia, Australia, Nueva Zelanda”, dice el profesor de la Universidad. de Leicester.
“Pero es posible que estas personas no estén dispuestas a viajar a regiones como Brasil, por ejemplo, porque el virus no está controlado mediante vacunación y, por eso, puede surgir una variante resistente a la vacuna”.
La realidad de Israel, el país con la mayor tasa de vacunación hasta la fecha, da pistas sobre cómo se producirá esa división a nivel mundial.
Según datos de la plataforma Our World in Data, de la Universidad de Oxford (Reino Unido), el país tiene hoy la tasa de vacunación más alta del mundo, con 98,85 dosis administradas por cada 100 habitantes.
A modo de comparación, la tasa brasileña es de 4,58 dosis administradas por cada 100 habitantes.
En Israel no es obligatorio vacunarse, pero en la práctica, las personas que no se vacunen terminarán aisladas del resto de la población, sin poder frecuentar la mayoría de los espacios públicos.
Esto se debe a que las personas vacunadas reciben el llamado “pasaporte verde”, un documento electrónico que permite el acceso a restaurantes, gimnasios, teatros, cines y otros establecimientos.
El país inició la apertura gradual de la economía después de tres confinamientos con duras medidas de contención.
En cierto modo, esta división entre vacunados y no vacunados, con el segundo grupo aislado, es lo que podría replicarse a escala global.
“Se espera que la mayoría de los países ricos vacunen a sus poblaciones este año. Pero la mayor parte del mundo no podrá hacerlo. Y estas dos cosas, desafortunadamente, están ligadas entre sí”, dice el profesor Peter Baker.
“Los países ricos están comprando dosis de vacunas por encima de lo que necesitan y esto está limitando el acceso a otros países. Y, en naciones como Tanzania y Brasil, el mensaje político está afectando la demanda de vacunas, lo cual es un problema”, agrega el profesor británico.
Según los investigadores entrevistados por BBC News Brasil, el mayor problema de tener partes del mundo sin inmunización masiva contra la covid-19 es la aparición de variantes que resisten el efecto de las vacunas.
El investigador Charlie Whittaker, del Imperial College, advierte que, aunque se imponen restricciones de viaje entre países, el mundo solo estará completamente protegido de la covid-19 si todas las naciones inmunizan a sus poblaciones.
Whittaker dirigió una investigación sobre la variante de Manaos, en Brasil, que reveló que esa cepa es entre 1,4 y 2,2 veces más transmisible que el virus original.
El estudio también demostró que esta variante, apodada P.1, es capaz de evadir al sistema inmunológico de infecciones previas en un 25% a un 61% de los casos.
Esto significa que puede reinfectar fácilmente a cualquiera que haya tenido covid-19.
Aunque muchos países han impedido vuelos desde Brasil e impuesto cuarentenas y pruebas de covid-19 a quienes desembarcan desde allí, ya se ha detectado P.1 en 25 países.
También la variante del Reino Unido se ha extendido a EE.UU., y la de Sudáfrica llegó a Europa.
“Nadie está a salvo hasta que todos estén a salvo. Y asegurarnos de que estamos a salvo significa limitar la posibilidad de que surjan variantes. Las medidas de control son útiles para lograr esto, pero quizás aún más importante es garantizar una estrategia de vacunación global justa. Ningún país debería quedar atrás”, le dijo a Whittaker a BBC News Brasil.
Y para que el hemisferio sur no se quede atrás, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha estado abogando por que los países ricos donen sus vacunas excedentes a los países pobres y contribuyan económicamente a la compra de vacunas para las regiones más afectadas por el covid-19.
El Director General de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, llegó a declarar que “el mundo está al borde de un fracaso moral catastrófico” al criticar el hecho de que los jóvenes ya están recibiendo la vacuna contra la covid-19 en los países ricos, mientras que los ancianos en países pobres podrían tener que esperar hasta 2021 y 2022 sin acceso a la primera dosis siquiera.
El profesor de Salud Global Peter Baker, del Imperial College, advierte que dejar descontrolado el virus en países emergentes y pobres puede generar costos humanos y económicos para todas las naciones, ya que pueden surgir nuevas variantes, totalmente resistentes a las vacunas.
Si esto ocurre, será necesario desarrollar y administrar a todas las poblaciones la tercera y cuarta dosis de las vacunas existentes en la actualidad.
“En lugares de infección descontrolada y bajas tasas de vacunación, probablemente aparecerá una variante que sea fuertemente resistente a las vacunas. Entonces tendremos que reajustar nuestras vacunas, rehacer la investigación y rehacer los procesos regulatorios”, dice.
“Es preocupante ver que varios países del hemisferio sur se han quedado atrás porque los países desarrollados han comprado la gran mayoría de las vacunas. La experiencia con las variantes de Brasil, Reino Unido y Sudáfrica muestran que el virus no respeta las barreras internacionales. Para solucionar este problema, necesitamos una iniciativa global “, concluye el investigador Charlie Whittaker.