Shyamala Gopalan fue una mujer negra pionera en Estados Unidos, científica y activista. También fue la madre de la vicepresidenta Kamala Harris, y su "mayor influencia".
Las periodistas de la BBC Geeta Pandey, desde Nueva Delhi, y Vineet Khare, desde Washington DC, investigaron sobre su vida.
Apenas unas horas antes de su toma de posesión la semana pasada, la vicepresidenta Harris rindió homenaje a las mujeres que la habían ayudado en su camino hacia el segundo puesto más alto en el gobierno de EE.UU.
En un video publicado en Twitter, comenzó diciendo: “La mujer más responsable de mi presencia aquí hoy, mi madre Shyamala Gopalan Harris“.
“Cuando vino aquí desde la India a los 19 años, tal vez no se imaginaba este momento”, siguió.
“Pero ella creía profundamente en un EE.UU. donde un momento como este sería posible“.
Harris ha hecho historia: es la primera mujer y la primera estadounidense de raza negra y raíces de Asia del sur en convertirse en vicepresidenta de EE.UU.
Pero la historia de su ascenso no podría escribirse si no fuera por un audaz viaje que hizo su madre en 1958, cuando llegó a EE.UU. desde India para perseguir sus propios sueños.
I’m here today because of the women who came before me. pic.twitter.com/ctB9qGJqqp
— Kamala Harris (@KamalaHarris) January 20, 2021
La mayor de los cuatro hijos de un padre funcionario y una madre ama de casa, Gopalan quería estudiar bioquímica.
Pero las ciencias duras no se ofrecían en el Lady Irwin College para mujeres de Nueva Delhi, fundado por los gobernantes coloniales británicos de India.
Así que tuvo que conformarse con una Licenciatura en Ciencias del Hogar, donde estudió materias como nutrición y habilidades para el hogar.
“Mi padre y yo nos burlábamos de ella”, le dijo a la BBC Gopalan Balachandran, su hermano. “Le preguntábamos, ‘¿Qué te enseñan allí? ¿Cómo poner la mesa? ¿Dónde colocar la cuchara?’. Ella se enojaba mucho con nosotros”, se ríe.
R Rajaraman, profesor emérito de física teórica en la Universidad Jawaharlal Nehru de Nueva Delhi y compañero de clase de Gopalan cuando eran adolescentes, la describe como “inusual”.
En su clase de 40 estudiantes, las niñas y los niños se sentaban en lados separados del aula y había poca interacción entre los géneros. “Pero a ella no le daba vergüenza hablar con los chicos. Tenía confianza“, recuerda.
El profesor Rajaraman dice que es un misterio por qué eligió ir al Lady Irwin College, ya que en esos días era conocido “como un lugar que se especializaba en preparar a las niñas para el matrimonio, para ser buenas esposas”.
Pero Gopalan tenía otras ambiciones. Se postuló a la Universidad de California en Berkeleyy fue aceptada. “Lo hizo por su cuenta. Nadie en casa lo sabía”, dice su hermano.
“Mi padre no tuvo problemas con que ella se fuera al extranjero, pero estaba preocupado porque no conocíamos a nadie en EE.UU. Pero él creía en la importancia de la educación y la dejó ir. Ella había recibido una beca parcial y él accedió a apoyarla durante el primer año”.
Entonces, con 19 años, Gopalan se fue de India a un país que nunca había visitado y donde no conocía a nadie, para eventualmente realizar un doctorado en nutrición y endocrinología.
Harris escribió sobre el viaje de su madre en The Truths We Hold: An American Journey (“Las verdades que sostenemos: un viaje estadounidense”), sus memorias, publicadas en 2019.
“Es difícil para mí imaginar lo difícil que debe haber sido para sus padres dejarla ir”, escribió.
“Los viajes en aviones comerciales apenas estaban comenzando a extenderse por todo el mundo. No sería fácil mantenerse en contacto. Sin embargo, cuando mi madre pidió permiso para mudarse a California, mis abuelos no se interpusieron en el camino”.
Fue una época interesante para estar en EE.UU.
El movimiento de derechos civiles estaba en su apogeo y Berkeley estaba en el centro de las protestas contra la discriminación racial.
Al igual que muchos otros estudiantes extranjeros, Gopalan también se unió a la lucha para hacer de EE.UU., y del mundo, un lugar mejor.
Sin embargo, participar en el movimiento de derechos civiles era algo inusual para un estudiante de India en esa época.
Margot Dashiell, quien la conoció por primera vez en 1961 en un café del campus, le dijo a la BBC: “Tenía la sensación de que ella podía identificarse personalmente con las luchas que los estudiantes afroamericanos estaban procesando y enfrentando, porque provenía de una sociedad en la que entendía la opresión del colonialismo”.
“Esto se remonta a muchas décadas atrás, pero recuerdo que me dijo una vez, sacudiendo la cabeza, que los blancos, los forasteros, simplemente no entendían las luchas, la toma de privilegios. No entró en detalles, y supuse que era algo que ella experimentaba como persona de color”.
Los amigos la describen como “una persona diminuta y menuda” que se destacaba por su sari y el punto rojo (bindi) que llevaba en la frente. Dicen que era “una estudiante brillante” que era “articulada, asertiva e intelectualmente aguda”.
Dashiell recuerda “su facilidad para defenderse con hombres intelectualmente seguros y asertivos… yendo de frente en las discusiones”.
“Solo unas pocas mujeres de nuestro círculo social se movía con tal comodidad en ese entorno dominado por los hombres”.
La recuerda como “la única india, la única no afroestadounidense, en la Asociación Afroestadounidense“, un grupo de estudio formado en 1962 por estudiantes negros para educar a los estudiantes afroestadounidenses sobre su historia.
Nadie cuestionó su presencia en un círculo que era casi exclusivamente negro, dice Aubrey LaBrie, quien conoció a Gopalan en 1962, cuando estudiaba Derecho en Berkeley, y formó una amistad de por vida con ella.
“Todos estábamos interesados en el desarrollo del movimiento de derechos civiles en este país. Por supuesto, lo veíamos como parte de los movimientos de liberación del Tercer Mundo y supongo que esa fue la base de su participación en este grupo”.
“Todos nos veíamos como parte del mismo tipo de hermanos y hermanas que apoyan intelectualmente ese tipo de movimientos”.
“Nadie tuvo problemas con su origen, aunque la gente estaba preocupada internamente de que fuera un grupo negro y no habrían dado la bienvenida a una estudiante europea. Pero nunca recuerdo que se haya discutido si debería participar o no”.
Fue su activismo, su participación en el movimiento de derechos civiles, lo que cambió el curso de su vida.
En su libro, Harris cuenta que se esperaba que su madre regresara a casa después de completar su educación y que tuviera un matrimonio arreglado, al igual que sus padres, “pero el destino tenía otros planes”.
En 1962 conoció a Donald Harris, que había venido de Jamaica para estudiar economía en Berkeley, y se enamoraron.
La pareja se conoció en una reunión de estudiantes negros cuando Gopalan se acercó a él para presentarse.
Harris le dijo recientemente a The New York Times que ella era “una apariencia destacada en relación con todos los demás en el grupo, tanto hombres como mujeres”.
Como dice Harris, sus padres “se enamoraron de la manera más estadounidense mientras marchaban juntos por la justicia y el movimiento de derechos civiles”.
Se casaron en 1963 y un año después, a los 25 años, Gopalan obtuvo su doctorado y dio a luz a Kamala. Dos años después llegó Maya, la segunda hija de la pareja.
La boda con un extranjero aparentemente no fue bien recibida por la familia de Gopalan, de origen Tamil Brahmin. En una entrevista en 2003, Shyamala Gopalan dijo que, al casarse con un estadounidense, había roto el “linaje de Gopalan, (cuyo origen) se remonta más de 1.000 años atrás”.
Balachandran dice que “ella no nos dijo que se iba a casar”, aunque insiste en que sus padres “no tenían problemas serios y su única preocupación era que no habían conocido al novio”.
Una vez, dice, escuchó que “Kamala y Maya le preguntaban a su abuelo si no le gustaba su padre”. “Él les dijo: ‘A tu madre le gustaba y él no tenía malos hábitos, entonces ¿qué podría no gustarme’?”
La primera vez que los padres de Gopalan conocieron a su yerno fue en 1966, tres años después de su matrimonio, y en los terrenos neutrales de Zambia, donde el padre de ella trabajaba en ese momento.
El matrimonio no duró mucho. La pareja se separó cuando Harris tenía cinco años, y aunque ella y su hermana Maya visitaban a su padre durante las vacaciones, su madre las crió principalmente por su cuenta.
El año pasado, mientras aceptaba su nominación como vicepresidenta, Harris dijo que la vida de su madre como madre soltera no fue fácil y que trabajaba día y noche, realizando investigaciones de vanguardia sobre el cáncer mientras cuidaba a sus hijas.
Gopalan, quien murió en febrero de 2009 a los 70 años de cáncer de colon, logró reconocimiento mundial por realizar importantes descubrimientos sobre el papel de las hormonas en el cáncer de mama.
Comenzó su carrera investigando en el Departamento de Zoología de Berkeley y su Laboratorio de Investigación del Cáncer, luego trabajó en Francia, Italia y Canadá, antes de regresar al Laboratorio Lawrence Berkeley en California para la última década de su trabajo.
Joe Gray, un científico y jefe de Gopalan en el Laboratorio Lawrence Berkley, la describió como “una científica muy seria, muy dispuesta a participar en el intercambio científico durante las discusiones”.
Le contó a la BBC que ella fue muy abierta sobre su propio diagnóstico de cáncer. “Simplemente, dijo: ‘Esto es así y voy a seguir adelante tanto como pueda'”.
Mientras su cáncer se propagaba, dice Balachandran, su hermana decidió regresar a India para pasar el final de su vida en la reconfortante compañía de su madre y su hermana. Pero fue un viaje que nunca llegó a realizar.
Aubrey LaBrie recuerda su última conversación con su gran amiga, sabiendo que ella tenía planes de regresar a su país de nacimiento. “Pensé que era como una noción romántica de estar en contacto con su herencia en esa etapa de su vida”, dijo.
“Entre otras cosas, le dije: ‘Shyamala, me alegra saber que vas a regresar a India’. Ella dijo: ‘Aubrey, no voy a ningún lado’. Murió poco después”.