Las imágenes en las que Wilton Gutiérrez aparecía llorando y perdido en algún lugar desértico de Texas convirtieron a este niño nicaragüense en uno de los símbolos más dramáticos de la crisis migratoria que se vive en la frontera entre México y Estados Unidos.
Y aunque el menor de 10 años fue rescatado por la Patrulla Fronteriza estadounidense el pasado 1 de abril y permanece desde entonces bajo resguardo de las autoridades, su “sueño americano” y el de su familia parecen aún lejos de cumplirse.
De hecho, su madre -con la que emprendió el peligroso viaje al norte- es ahora la mayor preocupación de sus familiares dado que permanece en paradero desconocido. Según denuncian, está secuestrada en algún lugar del norte de México.
Wilton y su madre, Meylin Obregón, dejaron atrás su hogar en busca de una nueva vida en EE.UU. como miles de centroamericanos.
Solo en el mes de marzo, más de 170.000 migrantes fueron detenidos en la frontera sur estadounidense. Es la cifra más alta de los últimos 15 años. La mayoría aseguran escapar de la pobreza y la violencia existentes en sus países.
Pero en el caso de esta humilde familia nicaragüense, aseguran sus allegados, la violencia de la que escapaba Meylin junto a su hijo estaba enquistada dentro de su propia casa.
Misael Obregón, hermano de Meylin y tío del pequeño, asegura que el viaje fue planificado con apenas unos días de antelación.
“Todo estaba programado para que mis hijos (dos gemelos de 15 años) hicieran el viaje desde Nicaragua para venir aquí a EE.UU.”, le cuenta el hombre a BBC Mundo desde Miami, donde vive desde hace cinco años trabajando en la construcción.
“Pero pocos días antes, Meylin me pidió ayuda para venirse para acá porque no soportaba más a ese hombre (el papá de sus dos hijos). Así que le mandé dinero para comida y pasajes, y se sumó con Wilton al viaje de mis hijos”.
Misael asegura que la relación del matrimonio era malísima. “La trataba muy mal psicológicamente, le hacía mucho daño y la trataba mal verbalmente”, dice.
Desde una remota comunidad ganadera cercana a El Rama, en la Región Autónoma de la Costa Caribe Sur de Nicaragua, la madre de la joven y abuela de Wilton confirma el relato.
“Ella era muy duro con ella, le decía cosas que no tenia que decir, le dañaba verbalmente con palabras y ofensas, tenia muchos amantes…”, le cuenta a BBC Mundo Socorro Leiva, quien asegura que nunca supo de las intenciones de su hija de marcharse a EE.UU.
Esta situación, cuenta la mujer, fue lo que provocó que su hija se mudara de nuevo a la casa familiar junto a Wilton pocos días antes de empezar su viaje. Y lo que también la empujó a interponer una denuncia ante la Fiscalía contra su pareja.
Pero poco después, Meylin le dijo a su madre que se marcharía a vivir con otros familiares en Nicaragua.
“Yo le dije que no se fuera, que yo los cuidaría. Ella me dijo llorando que no podía quedarse en la casa conmigo, y yo le dije que sabía por qué. Sabía de lo que estaban huyendo. Pero no imaginé a dónde”, asegura.
BBC Mundo trató de hablar con Lázaro Gutiérrez, pareja de Meylin, pero no obtuvo respuesta.
“Había cosas que no le gustaban a ella (a Meylin), tal vez yo mucho salía, entonces ella dijo que se iba y se fue para donde la mamá”, le reconoció al diario La Prensa el hombre, con quien sigue viviendo el otro hijo de 12 años de la pareja.
El 8 de febrero, Meylin inició su viaje junto a su hijo Wilton y sus dos sobrinos gemelos. Salieron de una zona que la familia califica de totalmente “abandonada” por los gobiernos, donde no hay energía eléctrica, las carreteras son precarias y las oportunidades de trabajo escasas.
La señal de cobertura de teléfono en la zona es tan débil, de hecho, que la conversación de BBC Mundo con la abuela de Wilton tuvo que realizarse mediante intercambio de audios de Whatsapp.
Meylin, una de los diez hermanos de la familia, cultivaba y criaba gallinas y cerdos para mantenerse.
“Es terrible la pobreza que hay, mucha gente sale de allí para buscarse la vida. Pero mi hermana no quiso venir aquí para trabajar, era realmente para escapar de lo que estaba viviendo”, insiste su hermano desde EE.UU.
Asegura que su hermana era consciente del peligro que enfrentaría en la travesía. “Yo le dije que cuando uno hace ese viaje para acá, es vida o muerte, porque ese México es muy peligroso. Pero aún así, dijo que quería salir de ese sufrimiento que tenía en Nicaragua”, cuenta.
Durante el viaje, la joven y los tres menores recorrieron su país hasta cruzar Honduras, Guatemala y llegar a la frontera norte de México semanas después.
Misael cuenta que sus hijos gemelos viajaban con la idea de que los dejarían entrar a EE.UU. por ser menores no acompañados. Y así fue. Tras entregarse a las autoridades migratorias, pudieron reunirse con su padre en Miami.
Pero Meylin y Wilton corrieron peor suerte y fueron inmediatamente devueltos a territorio mexicano, donde la familia denuncia que fueron raptados por un grupo de delincuentes que les pidieron US$10.000 por su liberación a través de una llamada telefónica.
Desde EE.UU., Misael cuenta que solo pudieron reunir la mitad. “Me dejaron hablar con mi hermana por teléfono y le conté lo que pasaba. Obviamente me dijo que prefería que pagáramos por el niño, que ella podía aguantar más que su hijo en ese lugar”, relata.
Cuando Wilton fue liberado por sus captores en Texas y la grabación de su encuentro con la policía se hizo viral, fue el momento en que la abuela del niño tuvo la primera noticia sobre su paradero.
“Mi marido estaba viendo la televisión y me llamó a voces. Y ahí vimos al niño en el video. Fue un golpe para mi corazón, yo no podía ni llorar en ese momento”, recuerda emocionada desde Nicaragua.
“Fue entonces que me salieron las lágrimas de alegría. Porque yo oigo en las noticias que a los niños los prefieren para quitarles los órganos. Pero gracias a Dios, ya está a salvo con las autoridades. Ahora es mi hija la que falta”, lamenta.
Misael dice que de vez en cuando recibe llamadas de su hermana, siempre desde números distintos. La última vez fue hace cuatro días.
“Me dice que está encerrada en una casa con otras personas, cree que debe ser por Reynosa. Dice que está bien, y solo me pregunta por el niño”, dice.
Él supo que su sobrino había sido liberado gracias al video viral, el cual también fue visto por su hermana desde su cautiverio. “Ella ha llorado mucho por el video porque le duele que la gente diga que ella culpable de lo que pasa, cuando no lo es”.
Tanto el tío como la abuela de Wilton aseguran que no ha recibido apoyo ni información directa por parte de las autoridades de ningún país.
BBC Mundo preguntó al Instituto Nacional de Migración de México si tenían alguna novedad sobre este caso, pero una vocera dijo no tener información al respecto.
La familia solo escuchó las declaraciones de la vicepresidenta de Nicaragua, Rosario Murillo, quien este lunes dijo que “para atender la solicitud de la familia” se están realizando los trámites para la repatriación del niño al país centroamericano y que se solicitó cooperación internacional para localizar a la madre.
Pero los familiares con los que habló BBC Mundo confiesan que preferirían que el niño -que permanece en un albergue de Brownsville, Texas- pudiera quedarse en EE.UU. antes que regresar a Nicaragua.
Su tío habló con el menor este lunes. “Dice que está bien. Se cree que en unos 15 días más lo pueden liberar. La idea es que venga aquí a Miami, estamos con el papeleo con la trabajadora social”.
La abuela del niño dice que, de haber sabido las intenciones de su hija, jamás habría autorizado el viaje a EE.UU. por el peligro que supone.
“Pero ya que ellos hicieron ese gran sacrificio arriesgando hasta la muerte… por algo lo hicieron”, responde Socorro cuando se le pregunta si preferiría que se quedaran en Miami.
“Me gustaría (que se haga realidad) el sueño de ella, porque da lástima tanto que han sufrido y que tal vez ella no pase (…). Pido a Dios que pase ella (a EE.UU.) para que se junte con el niño”, le dijo a La Prensa el padre de Wilton.
Desde Miami, el tío del niño lanza un mensaje con la esperanza de que la reunificación de su familia pueda llegar lo antes posible y con todos sanos y salvos.
“A los que tienen a mi hermana les pido que la suelten, ojalá la liberen. Y al gobierno de EE.UU. que le de después la oportunidad de pedir asilo, de ir a la Corte y nos juntemos todos acá. Es lo que más quiero”.