En el sur de Florida, entre cantos, rezos y alabanzas, también se habla de política y se juega el destino electoral de EE.UU.
En el estado, uno de los que puede marcar el curso del país en las votaciones de noviembre, una pequeña comunidad religiosa se ha vuelto cada vez más influyente: los evangélicos latinos.
No pasa solo allí: a medida que la presencia latina crece por todo EE.UU. (este año, según estimaciones del Pew Research Center el voto latino sobrepasará al de los afroestadounidenses), el poder de este grupo religioso en la política se ha vuelto cada vez más decisivo.
“Es la comunidad religiosa de más rápido crecimiento en EE.UU. y eso nos hace políticamente relevantes”, dice a BBC Mundo el reverendo Gabriel Salguero, líder de la Coalición Nacional Evangélica Latina.
Y es que si los católicos (tradicionales votantes demócratas) ya no representan la mayoría de los hispanos en EE.UU. (su número cayó del 57% al 47% durante la última década) y los evangélicos estadounidenses (fieles seguidores del Partido Republicano y de Trump en 2016) han visto también su número decrecer, los protestantes latinos se han multiplicado durante las últimas décadas.
De acuerdo con cifras del Public Religion Research Institute (PRRI), un think tank que estudia grupos religiosos, actualmente hay casi 5 millones de adultos evangélicos latinos en EE.UU., una cifra minoritaria comparada con otros grupos religiosos, pero de potencial influencia en un contexto electoral.
Y es que, según Salguero, los evangélicos latinos son “los votantes indecisos por excelencia”: en las últimas elecciones sus opciones políticas han estado profundamente divididas y en las próximas no parece ser diferente.
“Como todos los latinos, no somos un monolito, somos un grupo muy diversos y contrario a otros evangélicos que se van mayoritariamente con uno u otro partido, nosotros somos más independientes”, dice.
“Y dado que muchos vivimos en estados donde el voto es decisivo (los llamados estados péndulo) como Florida, Colorado, Ohio o Pensilvania, somos un grupo que puede decidir elecciones”, considera.
Aproximadamente el 24% de la población latina de EE.UU. es protestante, lo que se traduce en casi el 4% de la población adulta del país, según estimaciones de Gallup, cuyos estudios de este grupo religioso sugieren que se encuentra entre los más divididos para las próximas elecciones.
“El grupo relativamente pequeño de protestantes hispanos constituye el único segmento religioso que parece estar realmente en juego en esta elección, dado que actualmente (agosto de 2020) casi igual número dice que aprueban como que desaprueban a Trump”, indica la encuestadora.
Corwin Smidt, politólogo de la Universidad de Michigan y autor de varios libros sobre los evangélicos en EE.UU. explica que, pese a compartir bases de fe y prácticas religiosas, la comunidad protestante latina comenzó a diferenciarse muy pronto de la estadunidense por motivos que iban más allá de su origen.
“En mis estudios hemos notado que hay varios factores potenciales que podrían dar forma a divisiones entre la comunidad evangélica, que van desde diferencias raciales o étnicas, a diferencias generacionales, educativas o religiosas”, dice a BBC Mundo.
“En el caso de los hispanos evangélicos, yo creo que la mayor diferencia estaría en el tema político, porque si bien es cierto que en muchas ocasiones votan o tienen una agenda más cercana al Partido Republicano, sus lealtades hacia un partido no están definidas, por lo que se mueven de una elección a otra”, señala.
Pablo Jiménez, decano asociado del Programa de Ministerios Latinos y Globales del Seminario Gordon Conwell explica a BBC Mundo que esta variabilidad tiene mucho que ver con la propia composición de la comunidad.
“Somos personas de unos 18 países y como tal, las diferencias entre cada iglesia y, a veces incluso dentro de cada comunidad son notables”, dice.
De acuerdo con Salguero, esto se debe a que, a diferencia de los evangélicos de origen estadounidense, los latinos suelen ser muy conservadores en ciertos temas y más liberales en otros.
“Históricamente los latinos evangélicos en asuntos como inmigración, economía, educación, vivienda… somos más progresistas que en asuntos sociales como matrimonio homosexual o aborto, que somos más conservadores”, explica.
De ahí que, en su criterio, muchos latinos evangélicos decidan votar “más por una agenda en sí que por un candidato”.
Sin embargo, Jiménez señala que estas prioridades suelen variar incluso dentro del propio país.
“Esto lleva a que la comunidad evangélica latina esté sumamente dividida, porque incluso los temas que preocupan son diferentes. En Texas y cerca de la frontera, la emigración es un tema más importante que en Florida”, señala.
“Lo más terrible de esto es que lleva a que muchas personas que son latinas, van a votar por candidatos que quieren que deporten latinos”, agrega.
De acuerdo con encuestas del Public Religion Research Institute (PRRI), los evangélicos latinos se encuentran también entre los grupos religiosos más divididos en su apoyo a Trump.
En una consulta realizada el pasado año encontraron que el 64% de los evangélicos blancos tenían una opinión “mayoritariamente” o “muy” favorable” del presidente.
Mientras, solo el 19% de los evangélicos afroestadounidenses veían al mandatario de forma positiva, pero entre los latinos, las opiniones estaban divididas: 40% tenía una opinión favorable y el 52%, negativa.
En ese sentido, Jiménez señalan que la agenda “provida” de Trump ha sido decisiva en ganarse el voto evangélico latino.
“Muchas personas se preguntan cómo los latinos evangélicos pueden votar por un candidato que ha metido niños migrantes en cajas, que habla mal de las mujeres, que ha asumido políticas y discursos de odio… Al final eso se explica porque los evangélicos no votan por el candidato en sí, sino por sus políticas y Trump ha sido el que mejor los ha hecho sentir al respecto”, considera.
El peso del voto evangélico latino en las elecciones de noviembre comenzó a mostrarse decisivo desde inicios de año, mucho antes de que las convenciones de cada partido lanzaran a Trump y Biden oficialmente en la carrera por la Casa Blanca.
La elección del lugar para iniciar los mítines republicanos en 2020 no fue aleatoria.
En los primeros días del año, el presidente viajó a Miami para visitar una megaiglesia donde predica un pastor hondureño que desde hace meses la Casa Blanca sumó entre sus asesores y cuya comunidad, según cifras de la congregación, es la mayor de origen latino en Estados Unidos: el Ministerio del Rey Jesús.
Ya desde antes, la campaña republicana había lanzado registros de votantes en iglesias en estados importantes, organizaron “mesas redondas de pastores hispanos” y capacitaron a “capitanes de fe”, cuyo objetivo era captar voluntarios en las comunidades religiosas.
Biden no se quedó atrás: su campaña también comenzó a contactar a líderes religiosos latinos, promovió inscripción de votantes en las iglesias y, como un guiño de alto simbolismo, invitó a Salguero a dar el rezo de apertura de la Convención Demócrata en agosto.
“En los últimos tiempos, he sido contactado por miembros de los dos partidos e incluso por los candidatos, que muestran interés en llegar a nuestras comunidades”, dice Salguero, que lidera una iglesia de más de 5.000 fieles, muchos de ellos puertorriqueños, en Orlando, Florida.
“Y yo creo que eso muestra que los dos partidos se han comenzado a interesar en nosotros porque saben que podemos decidir votos”, agrega.
El doctor Robert Jones, director del PRRI sostiene que este interés se explica en que la influencia de grupos minoritarios en las elecciones ha crecido en las pasadas cuatro décadas, pero se ha vuelto cada vez más decisivo en los últimos años.
“Si bien el número de latinos evangélicos ha aumentando notablemente en Estados Unidos, solo representan el 2% de toda la población y el 14% de la población latina en EE.UU.”, dice a BBC Mundo.
Sin embargo, de acuerdo con el experto, en lugares como Florida, Arizona o Nuevo México, donde las comunidades son mayores pueden tener “una influencia en el resultado”, dado también que este grupo es más proclive a registrarse en las elecciones que otros, como los católicos.
“Si miramos estados como Florida, que son estados decisivos, el número de estas poblaciones puede tener un impacto en el resultado electoral. Y dado que su voto está más dividido, es mucho lo que puede estar en juego”, opina.
Los evangélicos latinos podrían ser unos votantes indecisos muy decisivos.