La migración centroamericana hacia Estados Unidos continuará mientras persistan las condiciones que hacen que la gente huya, asegura el periodista de investigación salvadoreño Oscar Martínez, en conversación con DW.
México se congratuló de haber reducido el flujo migratorio en un 56% de mayo a septiembre de este año, con lo que el país evitó la imposición de aranceles de un 5% a sus exportaciones hacia Estados Unidos, con la que había amenazado el presidente Donald Trump. El periodista de investigación Oscar Martínez, que lleva cubriendo la frontera sur de México desde hace 12 años, explica que si bien las cifras oficiales pueden reflejar la realidad, el muro que ha desplegado México en sus fronteras no contendrá la migración centroamericana mientras persistan las causas que la provocan. Oscar Martínez asegura que lo que aumentan son las cuotas que cobran los coyotes para pasar a la gente al otro lado.
Martínez es cofundador de elfaro.net, el primer periódico digital que cubre la migración, la violencia y el crimen organizado en Centroamérica. El periodista, invitado por el Festival Internacional de Literatura de Berlín para presentar su libro “El niño de Hollywood” al público alemán, investigó junto con su hermano antropólogo, Juan José Martínez, la vida y muerte de Miguel Ángel Tobar, uno de los sicarios de la Mara Salvatrucha.
DW: ¿Hasta que punto la biografía de su protagonista refleja la historia de violencia de Centroamérica?
Oscar Martínez: Empezamos en el año 2012, cuando conocimos a Miguel Ángel, que siendo testigo protegido del Estado salvadoreño, fue asesinado después de dos años de mantener conversaciones con él, en noviembre de 2014. A Juan y a mi nos pareció que este hombre de 30 años al que asesinan, nos permitía escribir las claves de una historia más grande, de la violencia salvadoreña y en parte, centroamericana. De cómo un montón de procesos internacionales confluyeron para convertirnos en la región más homicida del planeta Tierra. Miguel Ángel, como muchos otros, ingresaron a la pandilla en El Salvador, sin saber qué era Estados Unidos, pero siendo producto de una deportación masiva de gente que había emigrado huyendo de la guerra. El libro intenta contar la compleja historia de esa pandilla a la que Donald Trump llamó animales, la pandilla más temida del mundo.
México, por la presión de Trump, puso en marcha una especie de muro militar en sus fronteras. Ahora México afirma que logró reducir en un 53% la migración proveniente de Centroamérica. ¿Cómo se percibe esto desde el otro lado de la frontera?
Yo creo que Andrés Manuel López Obrador (no estoy evaluándolo en toda su gestión), en esto le mintió a la gente. Él prometió otra cosa y la incumplió. Se dijo que había un cambio de paradigma. Después de que Donald Trump amenazara con un aumento de los aranceles del 5%, México se ha convertido en el muro de Estados Unidos en el sur, así de sencillo. En un muro humano. Nunca antes se había visto un despliegue de cientos de miles de efectivos de la Policía Preventiva, del Instituto Nacional de Migración y de la Guardia Nacional, es algo sin precedentes en la frontera mexicana. México respondió a las presiones terribles, fuertes, yo entiendo el peso de una presión estadounidense, pero respondió al norte estrangulando al sur.
¿Corresponden estas cifras a la realidad, incluyendo la migración que pasa inadvertida?
México, Estados Unidos, o cualquier Estado, mide el flujo migratorio en relación a las detenciones. Y eso suele tener una relación real. Si las detenciones bajan es que el flujo migratorio ha bajado. Aún así, siguen huyendo miles de centroamericanos, escapando de Centroamérica y pasando sin que los noten. Serán menos, ya sea porque están esperando el momento ideal para viajar, o porque los coyotes están cobrando mucho más dinero para pasar a la gente. Los coyotes aprovechan toda esta serie de medidas de seguridad y de publicidad que les hace Trump, por así decirlo, para aumentar el costo de su tarifa.
¿De cuánto estamos hablando?
Un coyote centroamericano te cobra en este momento entre 8.000 y 13.000 dólares por llevarte a Estados Unidos, por persona. Claro, ese dinero lo pagan los migrantes que ya están en Estados Unidos y que quieren llevarse a sus parientes, a su hijo, porque no quieren que crezca en un país lleno de pandillas. A su hermana, porque está amenazada de muerte, a su esposa o a su esposo, porque es hora de sacarlos de ahí; es decir, de alguna manera los coyotes trabajan con la reunificación familiar. Un migrante que se fue y prosperó en Estados Unidos, entiende que su país sigue siendo un lugar muy complicado en el cual invertir, porque hay extorsiones, violencia, inseguridad jurídica. Entonces trata de llevarse al resto de la familia. Así funciona el coyotaje, no hay un salvadoreño que tenga 13.000 dólares en la bolsa para pagar al coyote. Esa cantidad de dinero la tiene el que se deslomó trabajando 20 años en Estados Unidos.
¿Usted dice que continuará la migración independientemente del muro de Trump y de la ayuda de México?
Yo recuerdo una frase que me decía un coyote en alguna ocasión. Si ponen a un soldado de mano de otro soldado, en toda la frontera de Estados Unidos, vamos a esperar que uno se duerma. La migración va a continuar mientras las condiciones que la provoquen continúen. Y esas condiciones continúan en Centroamérica. Honduras es un narcoestado, El Salvador es un país con un alto índice de homicidios, Guatemala es un Estado corrupto que acaba de expulsar a la Comisión Internacional de Lucha contra la Impunidad (CICIG). ¿Qué ha cambiado en Centroamérica? Mi respuesta es, de momento, nada.