Advertencia: esta historia tiene detalles de abuso físico y sexual
Cuando la policía mexicana hizo un allanamiento a una autodenominada secta judía, algunos de sus ex miembros tenían la esperanza de que esto marcara el fin del grupo, que ha sido acusado de crímenes contra niños.
Sin embargo, todo el caso colapsó y la secta se recuperó: aunque no sin que antes se expusieran detalles de la hermética comunidad, incluyendo un supuesto plan de asesinato en masa si autoridades externas intervenían el grupo. Un exmiembro que recientemente escapó el grupo le habló a la BBC sobre su situación.
Cuando Yisrael Amir se casó, él y su esposa se pararon bajo la Chuppah, el dosel nupcial tradicional judío, rodeados por los miembros de su comunidad. Pero lo que se suponía debía ser el día más feliz de una pareja, fue para ellos una pesadilla.
Yisrael y su esposa, Malke (no es su nombre real), tenían ambos 16 años y se acababan de conocer. El matrimonio había sido organizado por los líderes del grupo al que habían sido obligados a ingresar cuando eran niños. El grupo es Lev Tahor, que en hebreo significa corazón puro, y que dice seguir una versión fundamentalista del judaísmo. Sin embargo, antiguos miembros, al igual que un tribunal israelí, entre otros, dicen que no es más que un culto.
“No teníamos opción”, me cuenta Yisrael, quien hoy tiene 22 años, mientras estamos sentados en el patio trasero de la casa de su tía, en el sur de Tel Aviv. “El rabino me llamó a su oficina y me dijo: ‘La próxima semana, te casas. Y si te niegas, serás castigado'”.
“Mi hermana tenía 13 y la obligaron a casarse con uno de 19. Lloraba. Lloraba tanto que la castigaron prohibiéndole hablar todo un año. No podía decir una sola palabra, ni para pedir comida, ni pedir el baño, nada“.
Esto era parte de la vida en el complejo del grupo en Guatemala, donde la edad legal para contraer matrimonio es de 18 años tanto para hombres como para mujeres. La mayor parte de Lev Tahor se había radicado en el país centroamericano en 2013 tras huir de Canadá, donde enfrentó denuncias de abuso infantil. El grupo ha negado estas acusaciones.
Yisrael dice que su hermana no podía hablar correctamente después de que terminó el castigo de un año. Dichos tratamientos son parte de un catálogo de presuntos abusos cometidos por líderes y quienes ocupan puestos de autoridad en el grupo, dicen Yisrael y otros ex miembros. Según los informes, estos incluyen palizas por infracciones menores, y los niños se ven obligados a agradecer a sus torturadores por golpearlos.
Pero, según Yisrael, había algo mucho peor.
“Veía todos los días que Shlomo Helbrans [el fundador de Lev Tahor] y otro líder llevaban niños a su habitación, niños de ocho años, y luego los enviaba a la mikve [baño ritual utilizado para la purificación]. No entendía lo que hizo con ellos. Ahora lo sé.”
Yisrael dice que niños y niñas le dijeron que fueron abusados sexualmente y violados.
La BBC trató de hablar con los presuntos niños víctimas de violación que abandonaron el grupo, pero ninguno estaba dispuesto a hablar. Un grupo de apoyo con sede en Estados Unidos., Lev Tahor Survivors (LTS), le dijo a la BBC que hay víctimas de violación infantil entre sus miembros, mientras que una fuente involucrada en una investigación oficial dice que las autoridades centroamericanas tienen declaraciones juradamentadas de ex miembros diciendo que se cometieron violaciones.
“Helbrans se presentó a sí mismo como una figura parecida al Mesías que podía hacer lo que quisiera porque era un hombre santo”, dice Yisrael. “Nos dijo que había venido del cielo para ‘reparar’ a la gente y que tenía poderes sobrenaturales, y sus seguidores le creyeron”.
Una de las formas en las que el grupo ejerce control sobre sus miembros, dice Yisrael, es separando a los niños de sus padres y situándolos con nuevas “familias”. Los padres biológicos tienen prohibido volver a tener contacto con ellos.
Esto es lo que le pasó a Yisrael. A la edad de 12 años, su padre, Shaul, lo sacó de su hogar en Israel junto con sus seis hermanos, para unirse al grupo en Ciudad de Guatemala. Yisrael dice que Lev Tahor había prometido falsamente a su familia que la vida en Guatemala sería un paraíso, con animales para que los niños pudieran jugar.
En cambio, “fue un completo shock”, dice. “Todos separados los unos de los otros. Los niños tenían que dormir en pisos de piedra. Nos despertaban alrededor de las 3 am todos los días, luego orábamos todo el día, sin comida, sin agua, sin hablar con otros niños. Si el rabino [Helbrans] nos daba sermones, duraba horas. A veces me dormía de pie”.
“Cada pequeño detalle estaba controlado. Solo podías ir al baño cuando decían que podías”.
“No teníamos educación. Ni siquiera estudiábamos la Torá [los libros más sagrados de la Biblia judía] o el Talmud [un importante libro judío de leyes] porque eso nos habría abierto la mente; solo los escritos de Helbrans, que teníamos que aprender de memoria. No nos íbamos a dormir sino hasta las 11 de la noche”.
Yisrael dice que a los miembros solo se les permitía comer ciertas verduras y frutas. Los líderes prohibieron la carne, el pescado y los huevos, alegando que pueden estar afectados por la ingeniería genética y por lo tanto no eran kosher, es decir, que estaba prohibido bajo las leyes dietéticas judías. Yisrael cree que la verdadera razón era mantener débiles a los miembros privándolos de proteínas.
“Helbrans, sin embargo, comía todo lo que quería: huevos, pescado, carne. Decía que era por su salud, y no podías cuestionarlo”.
Helbrans murió en México en 2017, ahogado en un río. Su hijo, Nachman, descrito en documentos judiciales estadounidenses como “más extremo” que su padre, asumió el cargo.
“Cuando me llevaron allí era un niño, sabía que todo estaba mal, pero no podía hacer nada“, dice Yisrael. “Después supe que tenía que salir”.
Ese momento llegó cuando su esposa Malke tuvo un bebé, Nevo, dos años después de casarse.
“Sabían dónde estabas en todo momento, pero un día los líderes me mandaron a imprimir algo en el pueblo [Oratorio, a donde se había mudado el grupo]. Era una tienda de internet, y recordé cómo se veía un computador de cuando era un niño en casa. No sabía cómo usar uno, así que le pedí ayuda al dueño de la tienda”.
Después de enterarse de la existencia de Google, Yisrael le pidió al propietario que buscara Lev Tahor, y se sorprendió por lo que encontró. “Había artículos sobre este culto, y confirmaron lo que sospechaba”. Entre los resultados se encontraban informes sobre cómo su tía, Orit, en Israel, estaba luchando contra el grupo.
“Pensé que Orit se había olvidado de nosotros”, dice Yisrael. “No sabía que estaba haciendo todo lo posible para rescatar a nuestra familia”.
Yisrael encontró su dirección de correo electrónico y le envió un mensaje. Orit dice que se sorprendió al recibirlo. Comenzaron a comunicarse. Yisrael regresaba a la tienda cada vez que lo enviaban a hacer mandados. Luego, usando el dinero que había ganado en secreto, Yisrael compró un teléfono móvil y llamó a su tía.
“Cuando escuchó mi voz se puso muy feliz”, dice con una sonrisa. “Me dijo que vendría a sacarme y unos días después me escapé”.
“Una noche salí por la puerta y corrí durante 15 minutos a través de la jungla hasta que llegué a una carretera. Paré un autobús y me llevó a Ciudad de Guatemala, a unas dos horas de distancia. Tenía miedo de que los miembros vinieran a buscarme”.
“Orit me estaba esperando pero no la reconocí, y al principio no supe si abrazarla porque no estaba vestida como las mujeres en Lev Tahor, donde estaba estrictamente prohibido tocar al sexo opuesto [fuera del matrimonio].”
Uno de los sellos distintivos del grupo es el requisito de que las mujeres a partir de los tres años usen una capa de cuerpo completo cuyo uso se argumenta por modestia. En público, se ve que las mujeres también se cubren la cara además de los ojos. La práctica le ha valido a Lev Tahor el sobrenombre de talibán judío en los medios.
Al principio Yisrael no quería irse sin su hijo, pero Orit prometió que regresarían por el niño y se fueron de Guatemala a Israel. Para entonces, a los 19 años, Yisrael había estado viviendo una existencia aislada durante cinco años y tuvo problemas para adaptarse.
“Tuve que empezar la vida desde cero”, dice, “para conocer gente, hacer amigos, incluso volver a aprender el idioma; fue muy, muy difícil”.
Él y Orit regresaron a Guatemala varias veces para tratar de recuperar al hijo de Yisrael, pero fue en vano.
Luego, en septiembre pasado, después de una operación encubierta por parte de un equipo de cuatro hombres (incluidos ex agentes del Mossad, un ex oficial de policía y un abogado) de Israel, una unidad de policía de élite allanó el escondite de Lev Tahor en el estado mexicano de Chiapas, a donde algunos miembros del grupo se habían mudado.
El allanamiento había sido autorizado por un juez estatal luego de examinar evidencia de actividad delictiva -incluyendo tráfico de drogas y violación- que había sido recopilada por la Fiscalía Especial contra el Crimen Organizado de México. Esto incluía una orden que la BBC ha podido ver de un líder del grupo en la instruía a las madres a matar a sus hijos, aparentemente con veneno, si los servicios de asistencia social venían a llevárselos.
“Si vienen personas a quitarnos a nuestros hijos… tenemos que sacrificar vidas para que los malditos no profanen el espíritu de nuestros hijos puros… [en] la forma en que fue instruido por nuestra santidad [Shlomo Helbrans] antes de morir, ” se lee una traducción del documento.
“Se debe hacer de manera que ellos [los niños] no sufran… ni desfiguren su cuerpo… para que ellas [las mujeres] usen lo que vamos a distribuir [que] tiene que ser entregado a los niños inmediatamente… sin explicarles lo que es para no asustarlos”.
Luego instruye a las mujeres a suicidarse después de haber matado a los niños.
Los niños fueron separados inmediatamente de los adultos como medida de precaución y el recinto quedó vacío.
Nevo estaba entre los que sacaron y se reunió con Yisrael. “Lloré”, dice Yisrael, “pero Nevo estaba tranquilo. Estoy seguro de que sintió que yo era su padre”.
A Malke también la evacuaron pero se negó abandonar el grupo. Ella y otras decenas de personas estuvieron en resguardo gubernamental cinco días antes de escaparse. Dos líderes arrestados bajo las órdenes del juez estatal bajo sospechas de tráfico de personas y ofensas sexuales serias fueron puestos en libertad por un juez local.
El relato de los abusos de Yisrael por parte de Lev Tahor no ha sido verificado de forma independiente, pero coincide con los testimonios de otros ex miembros del grupo.
Un portavoz de Lev Tahor, Uriel Goldman, rechazó las acusaciones.
“Niego completamente todas las acusaciones”, le dijo a la BBC. “La mayor evidencia que tenemos son las palabras del juez [local] en México. Después de escuchar todas las pruebas de la A a la Z, el juez decidió cerrar el caso”.
Goldman dijo que el grupo era víctima de “una persecución”.
Aunque el fallo del juez local no ha sido anulado, una fuente con conocimiento íntimo del caso dice que no se les presentaron las pruebas reunidas por el investigador federal.
Todos los que huyeron del refugio del gobierno en México, así como los dos líderes liberados, han regresado a Guatemala, según la fuente.
A unos 12.000 km de distancia, Yisrael continúa reconstruyendo su vida con Nevo en su nuevo hogar, en las afueras de Tel Aviv. Después de que le prohibieran usar tecnología durante años, ahora está estudiando informática en la Universidad de Bar Ilan, con el objetivo de convertirse en ingeniero de software.
“Después de eso”, dice, “el cielo es el límite”.