Ciudad Guatemala

Coronavirus en Guatemala: la pandemia comprometió las capacidades lectoras de estudiantes de Primaria


Varios estudiantes de primero primaria no lograron desarrollar las habilidades de lecto-escritura debido a la suspensión de clases presenciales por la pandemia del covid-19.

  15 marzo, 2021 - 05:07 AM

El año pasado Antonio, con siete años, cursó el primer grado de Primaria en un establecimiento público en Momostenango, Totonicapán. Luego de un ciclo escolar atípico, debido a la pandemia del covid-19, el padre tomó la decisión de que este año repitiera el grado porque el niño no aprendió a leer ni a escribir. Si en 2021 tampoco lo logra, el menor podría abandonar los estudios.

Este no es un caso aislado, durante el 2020 las competencias de lecto-escritura no se desarrollaron a cabalidad en los estudiantes del primer año debido a que no se tuvo el acompañamiento directo de los docentes, que es esencial durante esta etapa, debido a la suspensión de clases presenciales por la pandemia del covid-19.

La situación afectó a países de todas las latitudes, sin embargo, Guatemala ya evidenciaba deficiencias en el aprendizaje de la lectura y la escritura en la etapa inicial, consecuencias que acompañan a los estudiantes en el resto de su vida académica. Reflejo de ello es que solo tres de cada diez graduandos alcanzan las competencias lectoras que el Ministerio de Educación establece al concluir el nivel diversificado.

“Por la pandemia los niños no desarrollaron las competencias como debe de ser, porque los estudiantes de primero necesitan estar en el aula, tener contacto con el docente, necesitan trabajar motricidad gruesa y fina, motivarlos a leer, realizar una serie de actividades que no se logró por la pandemia”, señala una maestra consultada.

“Únicamente se están dejando cantidades exageradas de hojas de trabajo que son insuficientes para desarrollar la lecto-escritura”, agrega, y el problema es mayor en las áreas rurales, donde muchos padres son analfabetas y no pueden apoyar a sus hijos en el aprendizaje.

En el sector público, solo uno de cada diez estudiantes alcanza fluidez lectora y comprende lo que lee al terminar primero primaria, cuando esta es una de las competencias que el Currículo Nacional Base establece para el grado, según la investigación Modelo para explicar y predecir el aprendizaje de la lectura para Guatemala, desarrollado por la Dirección General de Evaluación e Investigación Educativa (Digeduca) del Ministerio de Educación (Mineduc).

Agrega que “la mitad de los estudiantes del sector oficial aún están en proceso de conocer las letras cuando terminan el primer grado”, y que tienen poca fluidez lectora, y alcanzan a leer un máximo de 20 palabras por minuto.

Los estudiantes de primero primaria no lograron desarrollar las habilidades de lecto-escritura debido a la suspensión de clases presenciales por la pandemia del covid-19. (Foto: Hemeroteca PL)

El informe señala que este resultado puede deberse a que a los niños no se les enseña de manera explícita en el aula o bien que no se invierte suficiente tiempo para practicar la lectura. Si en un ciclo escolar común sucede esto, las consecuencias serían mayores con la suspensión de las clases presenciales.

Héctor Canto, exviceministro Técnico de Educación, refiere que en el área rural es donde se hace más grande el vació del aprendizaje, y más en los niños de primero a tercero primaria, pues el año pasado no tuvieron la oportunidad de aprender a leer y escribir adecuadamente, por lo que es necesario priorizar a este grupo de estudiantes ahora que comenzó el ciclo escolar 2021.

Lucía Verdugo, Oficial Nacional de Educación de la Unesco Guatemala, señala que el acompañamiento de los padres de familia y de los tutores de los estudiantes durante la suspensión de clases presenciales ha sido clave para que continúen con el proceso de aprendizaje, y lo seguirá siendo ahora que se adaptó un modelo híbrido.

Sin embargo, “en familias con un nivel de escolaridad bajo o incluso con analfabetismo, es de esperar que haya un rezago en el aprendizaje de la niñez de primer grado, que es el año en el que se construyen los fundamentos del aprendizaje de la lecto-escritura, por lo que en distintos momentos se han planteado estrategias específicas para fortalecerlo”.

Consecuencias

De acuerdo con Verdugo, las consecuencias de que los estudiantes no hayan conseguido leer ni escribir durante el pasado ciclo escolar dependerán del seguimiento y la evaluación de lo aprendido en 2020, lo que podrá encaminar las acciones a desarrollarse este año.

“Es imprescindible poner la mayor atención en cómo se apoyará el aprendizaje de los niños y las niñas de los primeros grados de primaria para asegurar que efectivamente adquieran las competencias de lectoescritura”, dice, pues aún antes de la pandemia el desafío en el Sistema Educativo ha sido mejorar esas competencias básicas en los estudiantes, que tienen un serio rezago, la prueba internacional Pisa para el Desarrollo (Pisa-D), por ejemplo, evidencia que siete de cada diez jóvenes tienen bajo desempeño en lectura.

Los estudiantes de primero primaria no lograron desarrollar las habilidades de lecto-escritura debido a la suspensión de clases presenciales por la pandemia del covid-19. (Foto: Hemeroteca PL)

La experta de Unesco indica que de perpetuarse o incrementarse esas deficiencias en la lecto-escritura puede haber consecuencias en la progresión académica efectiva de la niñez, y provocar mayores índices de repitencia o incluso de abandono escolar -la deserción en primaria durante en el 2020 fue del 1.57%, el año anterior fue de 4.73%-.

Refiere que la crisis provocada por la pandemia es una oportunidad para mejorar los procesos de aprendizaje y los niveles de lectura y escritura, a través de la implementación de metodologías y estrategias innovadoras, que podrán tener efectos positivos en los resultados de los niveles escolares posteriores.

¿Qué hacer?

A criterio de Verdugo este año los docentes tienen el enorme desafío de proveer el acompañamiento adecuado los estudiantes que están aprendiendo a leer y a escribir, pero es indispensable proporcionarles los materiales y la asesoría pedagógica para que puedan lograrlo.

Tomar ejemplo de los programas que se pusieron en marcha en otros países, puede ayudar, como Plan Leo Primero de Chile, De Lectores a Líderes de Honduras, y la iniciativa del BID, Aprendamos Todos a Leer, agrega.

Por su parte, el Ministerio de Educación realizó desde el año pasado una readecuación curricular sobre la cual trabaja en 2021, en ella, los módulos de aprendizaje toman en cuenta aprendizajes del año pasado y de este. Por ejemplo, se retomará los temas, contenidos y habilidades de preparatoria en el primer grado de primaria, y los de primero en el siguiente nivel.

“Sabemos que es posible que las habilidades lectoras, por ejemplo, la conciencia fonológica, la comprensión oral, el código alfabético, la fluidez, la introducción a la escritura, todas estas habilidades pudieron no desarrollarse de la mejor manera que se esperaba de acuerdo al grado, por eso la adecuación curricular retoma la estimulación de estas habilidades”, indica la viceministra Técnica, Zaida Lorena Aragón de Argueta.

La funcionara refiere que el Mineduc está concentrando sus esfuerzos en los estudiantes del primer grado, de esa cuenta al inicio del ciclo escolar cada niño recibió tres libros, uno para volver a trabajar el tema de aprestamiento de la lecto-escritura, otro para la lectura inicial, y otro para la comprensión lectora.

Además, en el sitio web del ministerio están colgados los lineamientos para el uso de los materiales, que sirven de apoyo a los docentes, pero también a los padres de familia para que acompañen el aprendizaje de la lectura en sus hijos desde casa, pues este año el ciclo escolar transcurrirá en un modelo híbrido debido a la pandemia del covid-19.

En los municipios que se encuentren en alerta roja, y las clases presenciales estén suspendidas, los docentes deben encontrar la manera de acercarse a los estudiantes para poder darle el apoyo complementario con recursos y estrategias variadas, esto también se debe aplicar en el caso de que los niños cuyos padres no sepan leer ni escribir, y no puedan darle a su hijo el acompañamiento para estudiar.

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