Gonzalo de Villa llama a la “denuncia sin manipulación de ningún sector” al asumir como arzobispo de Guatemala
Arzobispo afirma que quiere ser voz de una Iglesia misericordiosa que sabe perdonar y también demandar justicia.
En la Catedral Metropolitana, monseñor Gonzalo de Villa y Vásquez tomó posesión como arzobispo metropolitano de la Arquidiócesis de Santiago de Guatemala.
Al recinto asistieron pocas personas, por la situación de la actual pandemia del covid-19.
Luego de que el arzobispo ingresó al recinto se llevó a cabo la concelebración y luego la toma de posesión de monseñor Gonzalo de Villa.
Luego del acto solemne, el arzobispo tomó la palabra e hizo referencia a los problemas sociales que afronta Guatemala y del papel que juega la Iglesia en la vida del país.
Dijo que por tercera vez en este siglo un arzobispo toma posesión de esta antigua Arquidiócesis de Santiago de Guatemala y lo hace en estos tiempos de pandemia.
Denuncia sin manipulación
“Se espera del arzobispo una palabra de aliento, pero también de cuestionamiento, de denuncia, sin manipulaciones de ningún sector”, afirmó.
Añadió que darle peso a la palabra significa no prodigarla en la vida pública, pero tampoco quedarse callado ante situaciones que ameriten denuncia o llamado a la reflexión con nombres propios en ocasiones.
Afirmó que hablar de los pobres es hablar de aquellos que son bienaventurados, aunque también es hablar de las grandes mayoría pobres en Guatemala.
“Es hablar del Corredor Seco y sus hambrunas, es hablar de asentamientos marginales, hablar de indígenas desposeídos, es hablar de aquellos en cuyos nombre seremos juzgados”, resaltó.
Servir a los pobres
También es hablar de desnutrición infantil y muertes prematuras, “es por encima de todo decir que la Iglesia adquiere credibilidad por su relación de amistad fraterna y de servicio con lo más pobres y necesitados”.
Citó a san Alberto Hurtado, quien decía: “Acabar con la miseria, con la pobreza es imposible, pero luchar contra ella es deber sagrado”.
El arzobispo dijo que la Iglesia es principalmente de pobres, sociológicos, pero también de espíritu, humillados y postergados, de presos víctimas muchas veces de un sistema inoperante de justicia.
Perdonar y demandar justicia
“Es Iglesia de migrantes y de refugiados, de familias ejemplares y de familias rotas. Quiero ser voz de una Iglesia misericordiosa que sabe perdonar y también demandar justicia ante los atropellos, ante la corrupción que nos golpea y corroe, ante la violencia que nos hiere”, enfatizó.
Señaló que la pandemia más antigua son las exclusiones y privilegios, de violencia y crimen, de hirientes desigualdades.
Dijo que en estos días de calamidad reafirmamos con humildad y certeza que Dios siempre consuela, ya que necesitamos consuelo en estos tiempos.
Resalta la dignidad humana
Resaltó todos estamos llamados a compartir la dignidad humana y que la Iglesia no es primariamente una ONG para arreglar problemas, aunque pueda servirse de alguna para buscar el bien común.
“Dios quiera que esta epidemia que nos golpea, del covid-19, pero sobretodo la pandemia más antigua de exclusiones y privilegios, violencia y crimen, de hirientes desigualdades, vaya aplacando y que como Iglesia sepamos contribuir a ello”, añade.
Foto: Érick Ávila pic.twitter.com/VZpA2Wy8WI
— Guatevisión (@Guatevision_tv) September 3, 2020
Tampoco es una colección de tradiciones venerables cuya supervivencia determine el futuro de la Iglesia, ni siquiera es un fuente de poder o prestigio o una reserva moral, pues lo fundamental de la Iglesia es el anuncio de la buena nueva de Jesús.
El arzobispo indicó que buscará la cercanía con parroquias y laicos y trabajará para animar a los desanimados.
“La misión en realidad que tenemos es la de Jesús, misión en obras y palabras, misión en confianza y miedos superados, misión en un estilo de ser pastores”, expresó.
Añadió que la Iglesia es comunidad, pues no son partido político ni frente nacional, son rebaño pequeño, al que el Señor llama a no temer.