La cámara alta del congreso de Argentina votó en la madrugada del jueves en contra del proyecto de despenalización del aborto que dividió a la sociedad en el país en los últimos meses.
Con 38 votos en contra, 31 a favor y 2 abstenciones, el Senado de Argentina rechazó en las primeras horas del jueves el proyecto de ley para otorgar a las mujeres el derecho a optar voluntariamente por la interrupción de su embarazo.
La iniciativa, que ya había sido aprobada en Diputados en junio, garantizaba el derecho a abortar dentro de las 14 semanas de gestación “con el solo requerimiento de la mujer”.
Más allá de la semana 14 de gestación, el aborto se garantiza para el caso de que el embarazo haya sido producto de una violación, en caso que estuviera en riesgo la vida o salud de la mujer o si se diagnosticara la inviabilidad de vida extrauterina del feto.
Actualmente, la ley argentina sólo permite el aborto cuando el embarazo es fruto de una violación o peligra la vida de la madre.
Tras meses de enconado debate que polarizó a la sociedad argentina, la votación se dio mientras las manifestaciones en contra y a favor del aborto se tomaron el centro de Buenos Aires.
De un lado estaban los pañuelos celestes de aquellos que estaban en contra del proyecto y que se autodefinen como defensores de “las dos vidas”, y del otro los pañuelos verdes con su lema #quesealey el aborto “seguro, legal y gratuito”.
Los partidarios del proyecto defienden que en Argentina se producen supuestamente unos 500.000 abortos clandestinos al año, una cifra que han objetado numerosos especialistas que comparecieron en la Cámara alta.
Según el ministro de Salud, Adolfo Rubinstein, que está a favor del derecho a abortar, en 2016 hubo 245 muertes maternas en el país, 43 de ellas al interrumpir el embarazo.
Los grupos en contra defienden el derecho a la vida del niño por nacer y pedían a los parlamentarios que respeten “las dos vidas” reforzando las políticas públicas de educación sexual y la asistencia a las madres embarazadas.
El proyecto, que por años fue impulsado sin éxito por fuerzas de izquierda y grupos feministas, comenzó a tratarse en el Congreso este año luego de que el presidente Mauricio Macri habilitara el debate al dejar en libertad de acción a los parlamentarios del frente gobernante Cambiemos.
“La importancia de esta votación va mucho más allá del tema específico que intenta dirimir. Nos plantea como sociedad un escenario pacífico para promover y realizar cambios”, escribió Macri en su perfil en Facebook.
“Pero, además, nos obliga como individuos a comprometernos a aceptar que hay otros que piensan distinto“, agregó.
La del Senado fue una sesión maratónica que duró más de 12 horas, aunque no contó con los debates calientes que sí tuvo el proyecto durante su tratamiento en Diputados en junio pasado en donde la misiva tuvo media sanción en una ajustada votación.
Sí, hubo declaraciones polémicas de algunos senadores como la de Rodolfo Urtubey, del Partido Justicialista, que afirmó durante la sesión que hay casos de violación en los que “no se puede hablar de violencia” pero tampoco de “consentimiento”.
Por su parte, el presidente de la Comisión de Justicia y Asuntos Penales, el opositor Pedro Guastavino, se mostró a favor de la iniciativa para combatir la clandestinidad “que pone en riesgo la vida” de las mujeres que abortan.
Mientras que el titular de la comisión de Asuntos Constitucionales, el también opositor Dalmacio Mera, puso en duda la constitucionalidad de la iniciativa que, afirmó “no resuelve el problema de la clandestinidad”.
El senador y cineasta Fernando “Pino” Solanas, en un encendido discurso a favor del proyecto, calificó la derrota en la votación de un “triunfo monumental” al haber logrado colocar el asunto de la despenalización del aborto en el centro del debate político argentino.
“¡Bravo chicas! Esta causa tiene esta noche un pequeño descanso (…). Será ley, habrá ley contra viento y marea”, sentenció.