Su último recurso fue publicar un video por redes sociales con la denuncia.
En él, la paquistaní Asma Aziz aparece con la cabeza rapada, con múltiples moratones y asegura que su marido la había torturado por negarse a bailar para él y sus amigos.
Su marido, Mian Faisal, lo negó, pero él y un empleado doméstico están bajo custodia policial.
El caso generó preocupación en Pakistán y llevó a que algunos grupos urgieran a las autoridades a tomar medidas.
En Twitter, la ONG Amnistía Internacional consideró necesario“un cambio sistémico“.
While we are glad that strong and swift action has been taken against the torturers of Asma Aziz, we note with dismay the alarming rise in reported cases of violence against women. Systemic change to protect women is necessary. Action can’t only be taken on a case-by-case basis. pic.twitter.com/IQSOEpMUd9
— Amnesty International South Asia, Regional Office (@amnestysasia) March 28, 2019
“Observamos con preocupación el alarmante aumento de casos de violencia contra mujeres. Se necesita un cambio sistémico para proteger a las mujeres. Las acciones no pueden ser tomadas caso por caso“, señaló el grupo.
En el video publicado el pasado 26 de marzo, Aziz, visiblemente emocionada, aseguró que dos días antes fue torturada después de negarse a bailar frente a los amigos de su esposo que estaban en su casa.
“Me quitó la ropa frente a los empleados. Ellos me sujetaron mientras me rapó el pelo y lo quemó. Mi ropa tenía sangre. Me ataron a una tubería y me colgaron del ventilador”, manifestó.
La mujer dijo que acudió a la policía para presentar una denuncia pero aseguró que las autoridades retrasaron el procedimiento -un extremo que los agentes niegan-, explicando que tras su visita un equipo policial fue a su vivienda pero estaba cerrada y los trabajadores del edificio les impidieron entrar a las instalaciones.
La policía solo actuó después de que el video llamara la atención del viceministro del Interior, Sheheryar Afridi, que ordenó a los agentes registrar la denuncia.
Took notice and chkd – my office was informed by SHO PS Kahna Lahore: Police has registered FIR and arrested both accused & booked under sections 337-v and 506. Medical report of the woman is awaited. One of the arrested is Faisal her husband pic.twitter.com/M3yMN4wlUU
— Shireen Mazari (@ShireenMazari1) March 27, 2019
Faisal y uno de sus empleados, Rashid Ali, fueron arrestados al día siguiente.
Un informe médico preliminar concluyó que Aziz presentaba múltiples hematomas e inflamaciones, en los brazos, sus mejillas y alrededor de su ojo izquierdo.
Los abogados de Aziz pidieron que el caso fuera revisado bajo la ley antiterrorista, más estricta que el procedimiento criminal habitual.
En documentos presentados ante la policía, los letrados argumentaron que el caso causó “una gran preocupación e intranquilidad en la sociedad”.
Faisal dijo a la policía la semana pasada que su mujer comenzó a cortarse el pelo bajo la influencia de las drogas, y que él, que también consumió drogas, tan solo le ayudó a terminar el trabajo.
El caso provocó una ola de comentarios en redes sociales, donde muchos expresaron su indignación con los niveles de violencia de género en Pakistán.
La actriz pakistaní y cantante Sanam Saeed fue una de las personas que alzaron la voz en defensa de Aziz.
La violencia contra mujeres y niñas en Pakistán, de sociedad conservadora, sigue siendo un grave problema y ha sido objeto de debate por años.
El Índice de Igualdad de Género de la ONU de 2016 situó a Pakistán en el puesto número 147 de una lista de 188 países, en base a su deficiente nivel de salud, educación, empoderamiento político y estatus económico de las mujeres en el país.
Los grupos de activistas aseguran que los datos oficiales no muestran la dimensión real del problema, pues muchos casos no son denunciados.
Las marchas por el Día de la Mujer que se celebraron el mes pasado provocaron quejas por parte de algunos grupos conservadores en el país. Algunas de los organizadoras de las manifestaciones aseguraron que fueron amenazadas de muerte o de ser violadas en redes sociales.
Esta nota se realizó con información de Shahzad Malik, del servicio BBC Urdu en Lahore.