"Golpear paredes es una de las cosas que hago. Y golpear ventanas. En el último año rompí tres ventanas. Me doy golpes en la cabeza, y me golpeo la cabeza contra la pared".
Alice Franklin, de 25 años, vive en Londres y tiene el síndrome de Tourette.
Comenzó a tener síntomas hace unos cuatro años. “Ni siquiera los noté, ni tampoco los reconocí como tics”, explica.
“Se me abría y se me cerraba la boca, y fruncía los ojos. Las cosas se deterioraron muy rápidamente: gritaba, maldecía, me sacudía, temblaba”, continúa Alice.