Natalie Crockett BBC News
Mi nombre es Natalie y soy adicta a las compras por internet.
Sí, lo reconozco. Me encanta mirar tiendas web y páginas donde se venden cosas en mi teléfono, aunque no vaya a comprar nada.
Añado cosas a mi carro virtual que nunca pago y pido y devuelvo prendas de ropa con tanta frecuencia que veo a la mujer de la oficina de correos más que a algunos miembros de mi familia.
Así que cuando mi marido y yo decidimos mudarnos a Nueva Zelanda, una de las primeras cosas que pensé fue: “¿Qué voy a hacer con todas mis cosas?”
En primer lugar, odio el desperdicio. Suelo donar cosas a las tiendas benéficas y me dan sudores fríos cuando alguien pone algo en el contenedor de reciclaje inadecuado (que suele estar claramente especificado). Así que tirar las cosas no era una opción.
Enviarlas por correo salía muy caro y eso se sumaba a los precios astronómicos de la vivienda, así que decidimos vender todo lo que pudiéramos, con la esperanza de obtener un dinero extra.
Con tiempo limitado hasta el día de la mudanza y una lista de cosas por hacer que parecía no tener fin, necesitaba una manera fácil y rápida de hacer una limpieza de la casa.
Así que fui a los sitios de venta de internet que conocía -como eBay- y uno nuevo: Facebook Marketplace.
Y resultó todo un descubrimiento.
Cada cosa que publicaba se vendía. Cosas que uno podría esperar, como muebles… sofás, mesas sillas, camas… eran compradas en mi poco tiempo.
De hecho, estaba inundada de mensajes. Más de 20 personas me contactaron en apenas diez horas preguntándome -y a veces suplicándome- para comprarme, de entre todas las cosas, un paragüero de hierro fundido.
Pero incluso logré vender artículos todavía más inusuales.
Latas de camping gas, 14 botellas que habíamos usado para preparar cerveza casera y un par de botas de fútbol nuevas atrajeron muchos compradores, para el asombro de mi esposo, quien se había burlado de mi idea de poner todas esas cosas a la venta.
Además, conocí a muchas personas agradables e interesantes.
La mujer que compró mis sofás estaba amueblando una nueva casa tras una ruptura sentimental. Y un agente de policía compró algunas partes de mi encimera de madera de roble para su esposa, quien las iba a usar para un proyecto artístico.
Incluso vendí un par nuevo de pantalones de esquí a un ex jugador de rugby de Gales, Reino Unido, cuya hija había olvidado los suyos hacía unos días durante una excursión escolar.
Al principio, me agobiaba la idea de tener que venderlo todo… ¡pero terminó encantándome! Recibía un arranque de emoción cada vez que sonaba mi teléfono y alguien me preguntaba: “¿Perdona, esto sigue disponible?”
La gente quería lo que yo tenía.
Ese sentimiento -el mismo que ha contribuido al éxito de las redes sociales en general- puede estar ligado al aumento de la popularidad de ese tipo de páginas, según el consultor de medios digitales Matt Navarra, exdirector del portal de internet The Next Web.
“Parte del éxito de redes sociales como Facebook es la validación social y el impulso al ego de los ‘Me gusta’ y otras formas de interacción por parte de amigos, familiares y otros usuarios”, asegura Navarra.
“Esta validación social es adictiva y le da una impresión positiva al vendedor, haciéndole sentir bien sobre su presencia en la plataforma”.
“Algunos sitios también ofrecen ‘premios’ e ‘insignias’ para los ‘mejores vendedores’ o logros como los ‘cinco artículos vendidos en una semana'”.
La validación social es adictiva y le da una impresión positiva al vendedor
“Hay muchas razones por las cuales los ‘Me gusta’ de Facebook Marketplace están creciendo en popularidad, frente a rivales como eBay“, señala.
“La mayoría de la gente está muy familiarizada con cómo usar Facebook. Eso hace más fácil para ellos que den un paso más y usen esa misma plataforma para vender sus artículos”.
“También significa que no necesitan abrir una aplicación aparte o visitar otro sitio como eBay para vender sus cosas”, dice Navarra.
Además, “al contrario de sus rivales, Facebook Marketplaces es gratuita. El atractivo de no perder dinero pagando tarifas es fuerte”.
“Facebook tiene más de 2.000 millones de usuarios. Cuando reduces eso a nivel local, el número de personas que pueden, potencialmente, ver tus artículos es enorme”.
Navarra advierte que estos sitios web también plantean riesgos y que los usuarios deberían estar al tanto de los problemas de seguridad y protección de datos.
“Cuanto más tiempo pases en la plataforma, más aprenderás sobre ti mismo. Los usuarios tienen que reflexionar sobre si se sienten cómodos a la hora de dar su información en este tipo de redes”.
“También existe el riesgo de la falta de protección de las transacciones, que los usuarios de eBay pueden resolver a través del Programa de Protección”.
“No hay un mecanismo similar en Facebook Marketplace, donde puede haber más estafas, aunque parece que la red social lo está desarrollando y puede que lo lance próximamente”.
Me quedan pocas semanas para irme, y todavía tengo algunos artículos y un auto que vender. Pero lo que algunos podrían considerar una tarea aburrida, ya se ha convertido para mí en un reto.
¿Querrá la gente comprar unas guirnaldas de luces ya usadas que funcionan con pilas y seis bolsas de cubiertos desechables de bambú? Yo tampoco lo habría creído (antes)…