En menos de dos meses Juan Guaidó ha revitalizado a la oposición venezolana y se ha convertido en una verdadera pesadilla para Nicolás Maduro.
El pasado 23 de enero, el joven presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela invocó el artículo 233 de la Constitución y se proclamó “presidente encargado” de la nación sudamericana.
Y desde entonces Guaidó no ha dejado de retar la autoridad del sucesor de Hugo Chávez, a quien responsabiliza por la profunda crisis política y económica que envuelve al país.
Maduro lo considera un “golpista” y un “títere de Estados Unidos”.
A inicios de esta semana, la fiscalía venezolana anunció el inicio de una investigación contra Guaidó por su presunta “responsabilidad” en el apagón que tiene semiparalizada a Venezuela desde el 7 de marzo.
Eso, sin embargo, no parece arredrar a Guaidó, quien en esta entrevista con la BBC se refirió a estas acusaciones y a la posibilidad de que lo lleven a la cárcel, además de temas como la posibilidad de una intervención militar y sus planes para tratar de sacar a Maduro del poder.
El gobierno ha abierto una investigación en su contra por sabotaje contra el sistema eléctrico del país. ¿Estuvo usted o alguno de sus simpatizantes involucrados en este apagón?
Mira, lamentablemente la crisis eléctrica en Venezuela tiene una década. Hugo Chávez decretó emergencia eléctrica en el 2009 producto de lo que ellos denominaron una crisis producto de la naturaleza. En ese momento fue El Niño. Invirtieron US$100.000 millones a la fecha en el sistema eléctrico venezolano. En el 2013 militarizaron el sistema eléctrico. Y en ese momento culparon a una iguana de haberse comido un cable que produjo, según la versión oficial, un apagón.
En el 2017 el Parlamento nacional investigó estos US$100.000 millones invertidos en el sistema eléctrico y determinó que había habido un robo por encima de US$80.000 (millones), que más de 14 termoeléctricas estaban sin funcionamiento, que el sistema de transmisión y el sistema de distribución eléctrica estaban sin mantenimiento.
Y hoy, lamentablemente, sufrimos las consecuencias: las consecuencias de la falta de mantenimiento, el robo de la inversión. Y achacan esto a un sabotaje cibereléctrico, ciberelectrónico, han cambiado la versión dos veces, y la prueba (en mi contra) es un tuit.
Si no fuera trágica la situación que vive Venezuela, si no fuera lamentable, si no fuera que viene a agravar la compleja crisis humanitaria que vive el país, diera risa. Pero no puede dar risa cuando mueren niños, cuando tenemos seis días sin poder trabajar ningún sector en Venezuela, cómo impacta en la vida diaria, cómo impacta en la economía.
Lamentablemente hay una muy grave irresponsabilidad del régimen que a esta hora todavía no tiene un parte técnico de cuál fue la falla o el origen del apagón. Y culpan, con base a un tuit, a mi persona.
Pero debe admitir que hay una extraña coincidencia temporal, bastante sospechosa: usted regresa de una gira regional y de pronto se va la luz, días después de su regreso. Y, por supuesto, Estados Unidos ha hecho cosas así en el pasado: en Guatemala, en el Chile de Allende, en Cuba, en Panamá. ¿Está Washington detrás de esto?
Eso sería reducir un conflicto a algo que no existe. De nuevo: diez años, US$100.000 millones, hubo un incendio en una subestación, que ahí están además las pruebas, es analógico… De nuevo, si no fuera trágico, daría risa: es analógico el sistema que utiliza (la represa de) El Guri, al cual le atribuyen este elemento. Entonces no hay forma de que sufra un ataque.
Paralelo a esto, plantas o generadores eléctricos mucho más modernos, como por ejemplo Tres Gargantas en China, no están conectados a internet precisamente para evitar esto. Es decir, hay un protocolo para esto.
Culpar a un tercero seis días después -no hay parte técnico, no hay una respuesta- simplemente es exculparse, cuando [se han robado] US$100.000 millones. ¡Desde el 2017 estamos denunciando esto! Lo extraño es que dos años después no se han dado cuenta que a la empresa que se encargaba de darle mantenimiento a las líneas eléctrica, que es una empresa española, le dejaron de pagar y se fue.
¿Qué debería de pasar en un país normal que se va la luz así? Bueno, tienen que declarar emergencia, tienen que atender la crisis, tienen que proveer de alimentos, proveer de agua, proveer de plantas alternativas, a los hospitales principalmente, para proteger la vida de los venezolanos.
Nada de eso pasó, porque todo ese dinero en termoeléctricas, que protegían por lo menos a la ciudad capital cuando se fuera la luz, no funcionó.
No sé los casos anteriores a los que hacen referencia en Latinoamérica, lo que sí sé es que en Venezuela durante diez años se robaron US$100.000 millones del sistema eléctrico, demostrado por el Parlamento nacional en el informe aprobado en 2017. Tiene voto de censura el ministro de Electricidad y todavía hoy hay fallas eléctricas en Venezuela.
Dicho esto, Washington tiene como objetivo claro la salida de Nicolás Maduro del poder, ese es el objetivo, y lo están apoyando a usted en ese esfuerzo. Y nada los va a detener en su esfuerzo por conseguirlo.
De nuevo: estás reduciendo esto a un conflicto con Estados Unidos que no es el caso de Venezuela. Nosotros tenemos años construyendo mayoría, años movilizándonos, ganando elecciones. Por eso yo soy el presidente del Parlamento y constitucionalmente me corresponde la presidencia encargada de Venezuela según el Artículo 233, al no haber elecciones.
En Inglaterra, España, Francia, Colombia, Brasil, Ecuador, Japón, Corea del Sur, Australia, Marruecos, Israel y otros 60 países del mundo me reconocen como tal porque no hubo elección en Venezuela en el 2018. Entonces, de nuevo: los que estamos detrás de cambiar Venezuela somos los venezolanos.
¿Le está causando problemas de legitimidad su relación con la administración Trump? Usted tiene el apoyo de gente como Elliot Abrams, Marco Rubio. ¿Qué dice eso de sus intentos por convertirse en presidente?
No es un intento. Yo soy presidente encargado de Venezuela porque así lo dice la Constitución. Y el principal respaldo que tengo es el de la gente en Venezuela…
Pero todavía no completamente. Usted seguramente reconocerá que no lo han votado como presidente…
Te explico de nuevo: yo soy el presidente del Parlamento y el Artículo 233 de nuestra Constitución dice que ante una ausencia absoluta [del presidente de la República], al no haber habido elección en 2018 en Venezuela, el presidente del Parlamento debe asumir la presidencia encargada de la República para poder generar una elección realmente libre.
Mientras tanto, Nicolás Maduro usurpa funciones, ejerce como dictador en Venezuela. Y el principal respaldo que tengo yo es el de la gente. Los estudios de opinión, y seguramente los has visto, dicen que el 90% de la gente me respalda y rechaza a Maduro. Entonces, lo que estamos pidiendo es muy sencillo: una elección realmente libre en Venezuela.
Usted utiliza el término usurpar, los llama usurpadores. Pero ellos dicen exactamente lo mismo de usted, que usted reclama la presidencia, que se autoproclamó presidente. Y si quiere poner de su lado a los simpatizantes de Maduro eso es un problema, le causa un problema de legitimidad, ¿no?
El único problema de legitimidad que veo ahí es que no hubo una elección en 2018 en Venezuela. Se venció el período de Maduro el 10 de enero de 2019 y al presidente del Parlamento es que le corresponde entonces asumir la presidencia encargada para convocar a una elección libre.
Nuestra exigencia, desde el 2017, es que se produzca una elección realmente libre en Venezuela, Y por eso hemos llamado al cese de la usurpación, a reinstitucionalizar el país, a un Consejo Nacional Electoral que pueda tener las condiciones mínimas de garantías para elegir y ser elegido, con una auditoría previa y posterior, para poder tener una elección realmente libre. Y esa es la única exigencia.
Cuando se habla de problemas de legitimidad eso es llevarlo al plano que no es, porque nuestra Constitución es muy clara. El respaldo de la gente, la movilización popular, el respaldo de más de 60 países del mundo… Y no [hablamos solo de] Estados Unidos. De nuevo, vamos a la vecindad: Colombia, Brasil, Paraguay, Perú, Chile… Todos los países de Suramérica, excepto uno. Y lo mismo Europa, se repite lo mismo: 26 de 28. En Oceanía, en África, Marruecos.
Y sigue creciendo el apoyo en conocimiento de la Constitución y la lucha venezolana.
¿Está realmente considerando pedir una intervención militar, una intervención extranjera? ¿Es algo que planea hacer?
Lo que estamos planeando en Venezuela es que cese la usurpación para que cese el hambre de nuestra gente. El venezolano hoy vive con US$5,45 al mes, para el 80% de la población ese es el salario promedio. Es decir no vive, sobrevive. No hay acceso a agua potable, no hay acceso a electricidad, y no solamente por el apagón reciente sino por el racionamiento que hay de luz eléctrica en el 60% de los estados del país.
Pasamos de una producción petrolera de tres millones [de barriles] a un millón, luego de haber invertido US$300.000 millones en la industria petrolera…
Es tan grave la situación que ellos endeudaron a la nación, por lo cual está preso hoy el tesorero de la nación, quien se declaró culpable por haber recibido US$1.200 millones en sobornos. Te voy a repetir la cifra: US$1.200 millones en sobornos, 15% más de lo que entregó Odebrecht en 12 países de la región. Un funcionario público. Por endeudar a la nación, por emitir bonos, deuda pública, para supuestamente invertir en la industria petrolera, recibió US$1.200 millones. Y esa industria la quebraron.
Entonces el problema que tenemos hoy en Venezuela es el hambre, es la falta de medicamentos, es la usurpación de funciones, y nosotros responsablemente estamos evaluando, primero, lo que tenga menor costo social, que genere estabilidad, que genere gobernabilidad, para reinstitucionalizar el país y tener una elección realmente libre.
Nosotros hemos visto los problemas en Venezuela durante los últimos días: la falta de electricidad, de agua. ¿Pero cómo ayudaría a solucionarlos una intervención militar? ¿No cree que empeoraría las cosas, que sería como echarle gasolina al fuego?
De nuevo, nuestra mejor opción para sustituir una dictadura es una transición democrática que lleve a una elección realmente libre. El que pone la opción de una guerra, el que pone la opción de utilizar paramilitares armados para proteger, como lo dijo hace dos días haciendo públicamente una apología al odio, al delito, llamando a colectivos, es decir a paramilitares urbanos armados, a defender activamente la revolución, es Maduro.
Nosotros hemos llamado a protestas pacíficas, a elecciones libres, a poder tener ayuda humanitaria para nuestra gente, a soluciones pacíficas a conflicto, a desarrollar un plan país con la cooperación de la comunidad internacional. Yo creo que está muy claramente delimitada nuestra agenda.
El que utilizó militares para asesinar, masacrar indígenas de la etnia pemón en el sur de Venezuela, que estaban buscando introducir medicinas, fue Maduro. Entonces el que pone el dilema de la guerra es alguien que no cuenta con respaldo popular, que no tiene votos, y debe sostenerse por las armas.
Lo que hemos dicho nosotros es que vamos a valorar todas las opciones que tengan menor costo social, que nos den gobernabilidad, estabilidad, para tener una elección realmente libre. Y responsablemente debemos valorar todas las opciones.
La opción polémica, que tú hacías mención por segunda vez en tu pregunta, es una opción que decide el usurpador, que es el que está en estos momentos bloqueando la posibilidad de una elección realmente libre.
Hay una especie de presión alrededor de la idea de que esto tiene que ocurrir ya, que es ahora o nunca. ¿Existe el riesgo de que si no logran sacar a Maduro del poder pronto ese momento se va a perder?
Esto tiene un proceso de muchos años. Primero construimos mayorías, luego fundamos partidos políticos, recorrimos el país, ganamos el parlamento nacional con dos terceras partes de la votación y de la cámara…
Hemos protestado de manera pacífica, hemos intentado la ruta constitucional con el referendo revocatorio que robó Maduro, fuimos a un diálogo en 2017 y el jefe de la delegación fue Julio Borges, el cual está exiliado en estos momentos, [mientras que] su más cercano colaborador fue asesinado: Fernando Albán, entrando a Venezuela, fue secuestrado por la policía política llamada Sebin, y fue lanzado por el piso 11 del Sebin… Entonces nosotros hemos transitado todos los pasos.
¿Por qué la gente quiere que sea ya el cambio? Yo creo que es obvio, cuando hay 85% de pobreza, cuando mueren niños en hospitales por falta de medicamentos, cuando 4 millones de venezolanos, es decir más del 15% de la población, ha migrado en busca de oportunidades -caminan desde Caracas hasta Lima, escúchese bien: de Caracas hasta Lima. Son miles de kilómetros caminando. Imagínate el desespero de una familia para caminar desde Caracas hasta Lima. Entonces creo que se entiende claramente el deseo de cambio inmediato del pueblo de Venezuela.
Si algo sabemos de Venezuela es que aquí nada va a pasar sin el apoyo de los militares. Creo que usted coincidirá que los militares son clave para lo que vaya a pasar en el futuro. ¿Cómo puede lograrlo sin el apoyo de los altos mandos?
Con lo que cuenta hoy Maduro es con la cúpula, es decir, la élite -cada vez más pequeña, cada vez más reducida- que no está defendiendo los intereses de Venezuela, sino los suyos propios. Tienen millones de dólares en cuentas en el exterior, por eso fueron sancionados por corrupción y por la violación de derechos humanos.
Ahora, el 80%… Ahí están por ejemplo más de mil militares en Cúcuta en estos momentos, que se pusieron del lado de la Constitución, que es más del 20% por cierto, del destacamento de todo el estado Táchira, más del 20% que voluntariamente decidió ponerse del lado de la Constitución.
Así que nosotros seguimos insistiendo, no solamente porque ofrecimos garantías a todos los militares que se pongan del lado de la Constitución, que exijan una elección realmente libre, sino también porque van a tener un rol en la reconstrucción de Venezuela en materia de soberanía, como por ejemplo en la penetración del ELN (la guerrilla colombiana del Ejército de Liberación Nacional) en territorio venezolano (…)
Entonces no solamente es el rol de los militares en la transición, sino en la reconstrucción de Venezuela, y por eso les hablamos muy claramente.
Pero mil soldados en Cúcuta todavía están muy lejos de representar la masa crítica que necesita para los militares se cambien a su bando. Parece estar muy lejos de tener su apoyo.
No tanto. Esa es una muestra, es una muestra de los que ya cruzaron el puente. No habla del espíritu, no habla por ejemplo de que no reprimieron hace unos días en La Victoria, donde la gente pasó tranquilamente. No reprimieron tampoco en Sata Elena de Uairén, sino que fueron paramilitares armados.
Y llama la atención: hace dos días Maduro no hablándole a las fuerzas armadas para que lo defiendan, sino a paramilitares armados. Llama bastante la atención que al parecer no se siente seguro entonces con las fuerzas armadas porque tiene que recurrir a paramilitares armados, que también actuaron ayer en una protesta en Venezuela.
Entonces aquí ya no se trata ni siquiera de las fuerzas armadas, se trata de una línea muy delgada de defensa, una línea muy complicada que ha generado genocidios en otras partes del mundo cuando civiles armados por el gobierno son la línea de defensa ante una población ciudadana vulnerable, desarmada, que exige simplemente un cambio pacífico y una elección.
¿Va a seguir tratando de traer ayuda humanitaria del otro lado de las fronteras, por mar? ¿Cuál es el plan? ¿Va a repetir lo que pasó el 23 de febrero?
Hay 300.000 venezolanos en riesgo de muerte. Hay otros 15.000 que no han recibido diálisis. Hay otros 60.000 que no han recibido sus medicinas -el retroviral, por ejemplo, para enfermos de VIH- y otros 120.000 que no tienen medicinas oncológicas. Hay tres millones en riesgo de una crisis sanitaria producto de la falta de agua o brotes de malaria, fiebre amarilla, dengue, cólera y otras enfermedades erradicadas mucho tiempo de Venezuela.
Nuestra responsabilidad es tratar de atender a ese venezolano, el más vulnerable, que está en crisis y en riesgo, y por supuesto que vamos a insistir. ¿Cuál va a ser el mecanismo? Ya vimos la actitud del régimen: bloquea, quema ayuda, medicinas y alimentos: asesina indígenas en el sur de Venezuela, en el estado Bolívar, para que no ingrese parte de la ayuda, y responsablemente debemos buscar los mecanismos para atender a esta población muy vulnerable que está en riesgo de muerte en Venezuela.
Asumo que usted vio el reporte en The New York Times que sugiere que la quema no fue culpa de Maduro y los suyos, sino el resultado de manifestantes que lanzaban cocteles molotov.
Que sugiere, tal cual. Esa fue la conclusión del reportaje: que presuntamente pudo haber sido. Eso fue un punto de vista de un reportaje de investigación del periódico. Fueron tres camiones quemados y ellos hacen la referencia a un video cuadro a cuadro y a una imagen que podría haber sido el resultante de eso.
Yo estuve ahí, presente, vi la actitud en territorio venezolano, el bloqueo por parte de estos parte policías, parte paramilitares armados, y cómo bloquearon comida y alimentos.
El hecho es que Maduro bloqueó comida y medicinas necesarias para nuestra gente y resultaron quemados los camiones mientras ellos bloqueaban el paso, en la parte de Cúcuta. De nuevo, en la parte de Santa Elena de Uairén fue un poco más violento, no fue que quemaron nada más, sino que asesinaron a indígenas que venían voluntariamente trayendo comida.
¿Y cuál es su posición sobre los esfuerzos para conseguir más sanciones? ¿Cree que eso puede ayudar a sacar a Maduro del poder o solamente va a hacer más dura la vida de los venezolanos comunes y corrientes?
Bueno, no son solamente sanciones: hemos protegido los activos de Venezuela en el exterior. Por ejemplo, en el caso de Citgo tomamos control de la empresa, no hemos permitido que utilicen el dinero de Venezuela para seguir financiando grupos armados, para seguirse robando el dinero (…).
Responsablemente estamos evitando que se sigan robando el dinero de Venezuela o peor, porque sí, hay cosas peores que robar, en este caso porque financian grupos paramilitares como los que asesinaron a los indígenas o estaban hostigando ayer en manifestaciones.
No podemos permitir responsablemente que utilicen el dinero de Venezuela para robárselo ni mucho menos para financiar bandas armadas, y tenemos ahí eso para iniciar la reconstrucción rápida de Venezuela.
Si vemos a alguna de la gente que lo apoya ahí están el presidente Duque, de Colombia, el presidente Bolsonaro, de Brasil, y obviamente el presidente Trump. ¿Qué tipo de presidente sería usted si llegara a Miraflores? ¿Es justo juzgarlo por ese tipo de amigos? ¿Se parecería a ellos?
Estas haciendo referencia a un tema ideológico, de derechas e izquierdas. Pero del presidente Lenin Moreno (de Ecuador) difícilmente podrías decir que es de derecha, o el presidente de Australia, el primer ministro Justin Trudeau, de Canadá, o el presidente de Francia…
¿En dónde estoy hoy? Uno, para respetar los derechos humanos del venezolano, para restablecer la Constitución venezolana, para restablecer el estado de derecho en Venezuela, para el respeto de todos los derechos fundamentales de todos los venezolanos sin distingos ideológicos, para restablecer el aparato productivo y generar empleo, para superar la pobreza, poder tener un mercado competitivo que desarrolle nuestra industria petrolera, gasífera y mineral; que desarrolle a Venezuela con un potencial turístico que tiene sin precedentes en el marco de la región…
Enmarcar esto en un tema de izquierda y derecha es un tema no solamente anacrónico, sino injusto con toda la lucha que ha dado el pueblo de Venezuela.
¿Cree que el gobierno del presidente Maduro lo va a arrestar?
Hay riesgo no solamente de arresto sino de vida en Venezuela en el ejercicio de la política. Y no hablo solamente de mí. Hablo de Fernando Albán, que fue asesinado llegando de Maiquetía; hablo de Nelson Martínez, por cierto ministro de Chávez, que fue secuestrado y muerto en una cárcel porque no recibió atención médica temprana.
Pero también puedo hablar de Miguel Rodríguez Torres, que fue ministro de Chávez, preso; de Luisa Ortega, fiscal de Chávez, en el exilio: Julio Borges, presidente del parlamento, preso; Leopoldo López, líder y preso de conciencia declarado así por Amnistía Internacional; Freddy Guevara, primer vicepresidente del Parlamento nacional, asilado; David Smolansky, alcalde de El Hatillo, exilado…
Te puedo hacer una lista de más de mil personas que han sido perseguidas simplemente por el ejercicio de hacer política.
También puedo hablar de líderes sindicales. El gobierno, que dice ser de izquierda, no permite libertades sindicales en Venezuela: uno exiliado, uno preso, uno desaparecido en estos momentos en el sur de Venezuela…
Entonces, en Venezuela el ejercicio de la política, de disentir, de pensar distinto, tiene riesgos de libertad y de vida.
En mi caso, hay amenazas constantes. Lo viste hace unos minutos también seguramente en las redes sociales, donde supuestamente iban a allanar mi inmunidad, iban a apresarme. A pesar de eso estamos aquí, ejerciendo funciones, buscando respaldo y ayuda humanitaria para nuestra gente.
¿Cuál es entonces la diferencia es su caso? ¿Qué ha evitado que se convierta en otro líder opositor venezolano que después de representar la esperanza de cambio pasa a ser otro nombre en la lista, como Henrique Capriles Radonski o los otros nombres que usted ha mencionado?
Un respaldo poderoso popular, le tienen miedo a la gente. Ninguno de los organismos de seguridad que ellos controlan se ha atrevido a apresarme. Lo hicieron el 13 de enero, de hecho, me secuestraron en la autopista Caracas-La Guaira y aquí estoy aún.
Lo segundo es un respaldo, un reconocimiento internacional muy importante.
Y lo tercero, que creo es los más importante de todo, es que nuestro proceso está enmarcado en la ruta constitucional, democrática. Tanto, que tuvieron que inventar un ciberataque para tratar de imputarme, y no lo han logrado tampoco porque no hay una prueba.
La prueba -de nuevo, si no fuera trágica, dramática, la situación que vive Venezuela, fuera risible- es un mensaje de 140 caracteres donde hago una metáfora de que la oscuridad que trae un apagón es la oscuridad que trae una dictadura y que para que eso cese debe cesar la usurpación.
Imagínate el nivel de precariedad de un régimen que no habla de resolver el problema de agua sino que la solución que dio fue la de entregar tanques, que la solución que dio al problema eléctrico fue comprar velas y linternas. Eso no es un gobierno, es una triste metáfora de un fracaso de modelo y de persecución.
¿Pero no es caso la diferencia clave entre usted y otros líderes opositores que usted tiene el apoyo de Washington, que ha llegado a amenazar -como acaba de hacer Abrams- al gobierno de Maduro si llegan a arrestarlo o hacerle daño?
Bueno, también lo hizo la diputada Beatriz Becerra del Parlamento Europeo, también lo hicieron los gobiernos de Francia, España… De nuevo, esto no es de un país u otro. Este es un proceso venezolano que tiene el respaldo de todo el pueblo, que tiene el respaldo de nuestra Constitución, que tiene el respaldo de 60 países del mundo.
Entonces creo que está muy claro el diagnóstico ya en Venezuela. La solución va a ser dura, va a ser difícil, el que le pone costo a todo esto lamentablemente es un dictador, que es Maduro, que ya no tiene ningún tipo de respaldo popular, que no tiene ni siquiera un reconocimiento internacional (…)
Alguna de la gente que lo rodea parece creer que va a poder llegar al palacio de Miraflores en cuestión de semanas o meses. ¿Usted piensa que eso es realista? ¿Cuándo piensa usted que podría estar ahí, si es que cree alguna vez va a asumir?
Bueno, yo debería estar ahí desde hace dos meses, dirigiendo una transición, organizando una elección realmente libre. El que pone costo hoy, en vidas humanas, en tiempo, en recuperación de la industria petrolera, en generación de empleo, en ingreso de la ayuda humanitaria, en atención a los más vulnerables de Venezuela, es Nicolás Maduro Moros.
Pero Maduro no va a dejar el poder, no es que va a aceptar eso así, tranquilamente.
Esto es una dictadura. Pocos dictadores aceptan voluntariamente que lo hicieron mal, que quebraron al país, que asesinaron gente, que se robaron una elección. Por eso la presión ciudadana es tan importante y la cooperación internacional para lograr la transición pacífica a la democracia.