La confusa letra de un médico hizo que una paciente acabara en el hospital con lesiones en un ojo.
El médico le había recetado un lubricante para ojos llamado VitA-POS, que se usa para tratar la sequedad y erosión corneal.
Pero cuando fue a la farmacia y entregó la receta escrita a mano, el personal le dio Vitaros, una crema para la disfunción eréctil.
Los hechos ocurrieron en Glasgow, la ciudad más grande de Escocia, según la edición de diciembre del BMJ Case Report, una herramienta educativa de la revista médica BMJ que recoge casos médicos.
Después de aplicárselo, la mujer sufrió dolor en el ojo, visión borrosa, rojez e inflamación en el párpado, por lo que tuvo que acudir a urgencias.
En el hospital, le administraron antibióticos tópicos, esteroides y lubricantes que ayudaron a que las lesiones sanaran unos días después.
El informe de BMJ Case Reports hace un llamamiento a que los médicos escriban las recetas con letras mayúsculas para evitar errores como este.
“Los errores en las recetas son comunes y los medicamentos que tienen nombres y cajas parecidas aumentan el riesgo“, afirmó la autora del informe, Magdalena Edington, doctora del Instituto de Oftalmología de Tennent, en Glasgow.
“Sin embargo, en este caso es inusual que ningún individuo, incluyendo a la paciente, médico general y farmacéutico, haya cuestionado que una crema para la disfunción eréctil haya sido recetada a una paciente mujer que tenía instrucciones de aplicación para los ojos”.
“Creemos que este es un asunto importante del que informar para mejorar la concientización y fomentar que las recetas se hagan de forma segura”.
En Reino Unido, la mayoría de recetas se escriben en la computadora y se imprimen o, incluso, se envía una versión digital directamente a la farmacia que elija el paciente. Sin embargo, aún hay médicos que las hacen a mano.
Edington abogó por que los nombres de los medicamentos sean redactados con mayúsculas pero también incluyendo todos los elementos, como el guion en VitA-POS, por ejemplo.
Según un estudio hecho por varias universidades del país y dado a conocer el año pasado, hospitales, farmacéuticos, médicos generales y residencias en Reino Unido podrían estar cometiendo un total de 237 millones de errores en recetas cada año.
Es decir, uno de cada cinco medicamentos recetados.
Estos datos incluyen la entrega de medicina errónea, pero también la dosis incorrecta o el retraso en la administración del fármaco.
Según el estudio, la mayoría de estos casos no llegó a causar problemas, pero más de uno de cada cuatro podría haber provocado daños en los pacientes.