Jayne Hardman desarrolló una enfermedad autoinmune conocida como vasculitis y tuvo que someterse a quimioterapia.
“Mi nariz comenzó a hincharse y se volvió increíblemente deforme”, dice Jayne.
Esta enfermedad fue avanzando hasta el punto en que le carcomió el tejido de la nariz, por lo que tuvieron que extirpársela por completo.
Después, Jayne ya no quería verse en el espejo ni salir de casa. Ahora, esta británica de 42 años tiene varias prótesis de nariz que usa según la ocasión. Una de ellas, por ejemplo, es un poco más rosada, que usa cuando sale a tomar algo con los amigos.
Un sistema de imanes mantiene la prótesis en su lugar. “Fue un sueño hecho realidad”, dice Jayne.