En 2015, un grupo de arqueólogos halló un tesoro arqueológico en la selva La Mosquita, en el noreste de Honduras.
Ahí encontraron las ruinas milenarias de un asentamiento que algunos consideran que corresponden a la llamada “Ciudad Blanca”, también conocida como la “Ciudad perdida del Dios Mono”.
Ahora, un grupo de investigadores reveló que ese lugar está en medio de un ecosistema próspero y exuberante, en el que abundan especies poco comunes, otras que se creían extintas e incluso una que al parecer no se conocía.
La expedición estuvo a cargo de la organización Conservación Internacional, con el apoyo del gobierno de Honduras.
¿Cómo es este lugar y qué hallaron los científicos?
Con 350.000 hectáreas, la selva La Mosquita es el área protegida más grande de Honduras, y es una de las zonas menos exploradas de las selvas de Centroamérica.
Los biólogos de Conservación Internacional consideran que tiene una biodiversidad “excepcional”, con una gran riqueza de aves, mamíferos, insectos, peces, anfibios y plantas. Para los expertos, esa diversidad es una señal de que la selva está “intacta y saludable”.
“Nuestros hallazgos enfatizan el papel fundamental de la conservación de los ecosistemas intactos de Ciudad Blanca para asegurar la conectividad del paisaje y la persistencia a largo plazo de especies amenazadas”, dice un comunicado de Conservación Internacional.
Entre los hallazgos más sorprendentes, los expedicionarios destacan:
“En general, nuestros hallazgos demuestran que el área tiene una importancia ambiental y arqueológica global”, dijo Trond Larsen, director del Programa de Evaluación Rápida de Conservación Internacional.
“Armados con este conocimiento, las partes interesadas ahora pueden comenzar a diseñar e implementar estrategias de conservación para proteger este ecosistema”.