¿Se te ocurriría una buena idea de negocios en apenas dos semanas?
Ese fue el desafío que se propuso Payal Kadakia en 2010, cuando tenía 27 años y quería renunciar a su trabajo en el mundo corporativo para lanzarse a su propia aventura comercial.
En esa época, trabajaba para el sello discográfico Warner Music en Nueva York (Estados Unidos), y después de unas vacaciones en California quedó con la idea de fundar su propio negocio.
“Había ido a San Francisco y conocí a varios emprendedores”, cuanta Payal hoy, a sus 35 años.
“Pensé… ‘qué tal si se me ocurre una idea’, y entonces me puse como plazo dos semanas“.
Afortunadamente para ella, la inspiración le llegó en apenas 36 horas.
Entusiasta del baile y el acondicionamiento físico, Kadakia se dio cuenta de que no era fácil reservar una clase de ballet en Nueva York.
“Visité seis sitios web diferentes y no pude saber qué clase era la adecuada para mí”, relata.
“Había pasado una hora y aún no podía reservar nada”.
Entonces se le ocurrió la idea de crear un sitio web que recopilara en un solo lugar todas las clases de danza y gimnasia disponibles en la ciudad y le permitiera a los usuarios hacer sus reservas desde ahí.
Ella le cobraría una comisión a los gimnasios y centros de danza por cada clase reservada.
Después de seis meses de investigación, abandonó su empleo en enero de 2011 y se puso a trabajar en la primera versión de ClassPass.
Hoy su empresa, con sede en Nueva York, tiene un valor estimado en US$470 millones y está disponible en otros nueve países, incluyendo Reino Unido, Canadá y Australia.
Aunque el camino no fue nada fácil, dado que tuvo que dar varias vueltas antes de encontrar el mejor modelo de negocios para su idea.
Cuando inició el negocio en 2011, se dio un plazo de dos años para que ClassPass se convirtiera en un éxito.
“Tenía dos años para vivir de lo que había ahorrado”, cuenta.
Recaudó US$500.000 entre su familia y sus amigos y lanzó el sitio web (llamado en aquel entonces Classtivity) en 2012.
Fue inicialmente un fracaso.
Mirando hacia el pasado, dice que el lanzamiento hizo bastante ruido, pero que no se tradujo en suficientes ventas.
“Tuvimos que evaluar duramente el negocio”.
En 2014, Kadakia decidió cambiar el sistema de reserva individual de clases y reemplazarlo por un modelo basado en la compra de paquetes de clases llamado ClassPass.
Al principio ofrecía 20 clases al mes por un monto fijo, pero después lo bajó a 10 cuando se dio cuenta de que no toda la gente tenía el tiempo de usar las 20 clases en un mes.
Actualmente los pases se venden bajo un modelo de suscripción. En vez de reservar un determinado número de clases al mes, los clientes obtienen entre 25 y 100 créditos.
A los dueños de gimnasios y organizadores de clases les paga una cantidad predeterminada por cada asistente de ClassPass.
Cuanto más cara y popular es una clase, el usuario tiene que usar más créditos de su ClassPass.
Por ejemplo, una clase de yoga que está casi llena puede valer nueve créditos, mientras que una clase de gimnasia menos demandada puede costar solo cuatro créditos.
El hecho de que el modelo de negocio haya sufrido varios cambios no sucedió sin críticas, aunque Kadakia asegura que todos esos cambios fueron necesarios para llegar al sistema que funcionaba financieramente.
“Nunca quisimos seguir cambiando las cosas”, explica. “Pero no estaríamos aquí si no hubiésemos hecho los cambios”.
A pesar de todas las modificaciones, ClassPass ha visto crecer su popularidad en los últimos años.
La empresa asegura haber realizado cerca de 60 millones de reservas de clases a través de su sitio web y de su aplicación.
Al mismo tiempo, dice que trabaja con 14.000 gimnasios, centros de danza y otros sitios en su sistema de reservas.
Aunque no revela su nivel de ventas anuales, la firma consiguió capital de inversionistas externos (incluyendo Google) por US$173 millones.
Para expandir el negocio, la empresa permite a los clientes reservar servicios como tratamientos faciales, sesiones de acupuntura y masajes.
Y ahora tiene planes de integrar otros servicios como clases de fotografía, arte y manualidades.
Desde el año pasado, Kadakia pasó de ser directora ejecutiva a presidenta de la empresa, para tener más tiempo libre.
“Quería agregarle valor a la empresa y para hacer eso, necesitaba tiempo para hacer las cosas que quería hacer”, expone.
Sus funciones ahora incluyen el desarrollo de nuevos productos, la promoción de la marca y el marketing.
Y también se ha dejado tiempo para administrar su propia compañía de danza, “Sa Dance Company”, que se dedica a cultivar bailes tradicionales de India.
“Si pienso en el número de clases que la gente ha reservado a través de ClassPass, me siento agradecida y privilegiada”, dice.