Si tienes un smartphone, es probable que más de una vez hayas cerrado bruscamente las aplicaciones que no utilizas. Es tan fácil como deslizar el dedo a través de la pantalla para que desaparezcan como por arte de magia. Es casi automático.
¿Por qué lo hacemos? Puede resultar molesto tener demasiadas aplicaciones abiertas. Además, se dice que esas apps gastan batería aunque no las estemos usando y que, por lo tanto, es mejor que las cerremos rápidamente.
Pero los diseñadores de Apple y Android no están de acuerdo.
Según los ingenieros, cerrar las aplicaciones en segundo plano (así se les denomina a esas apps que no usamos en el momento)no sirve para evitar gastar batería.
De hecho, cerrarlas de repente puede tener el efecto contrario y hacer que, al final, nuestro teléfono consuma más energía por culpa de ese proceso.
Mucha gente lo sigue haciendo, pero el vicepresidente de ingeniería de Android -uno de los miembros fundadores del equipo de Android en Google- Hiroshi Lockheimer, lo dijo en Twitter hace tiempo.
El ingeniero dijo que hacerlo “incluso puede empeorar las cosas”, pues al intentar engañar al algoritmo se puede dañar el sistema.
@pierce @mcwm @MarcusDPK @qz could very slightly worsen unless you and algorithm are ONE (you kill something, system wants it back etc)
— Hiroshi Lockheimer (@lockheimer) March 14, 2016
También lo dijo el director ejecutivo de Apple, Tim Cook, quien declaró que las aplicaciones que se ejecutan en segundo plano no dañan en absoluto la batería del iPhone, por lo que no tiene sentido cerrarlas repentinamente.
Pero ¿cuál es la lógica detrás de esa afirmación?
Al contrario de lo que muchos creen, esas aplicaciones no consumen la batería al 100%. Lo que ocurre es que, al mantenerlas suspendidas, el sistema operativo –ya sea iOS o Android– permite regresar a ellas tal y como las dejaste cuando las estabas usando.
Si cierras la aplicación a la fuerza, solo lograrás ocasionar un gasto de batería innecesario, pues obligas al sistema a reactivar el proceso cuando inicies la app de nuevo, consumiendo el doble de energía sin necesidad.
Los únicos motivos para cerrar una aplicación de repente es que sufra un fallo inesperado o haya un virus. Si no es así, es mejor dejar que el software del teléfono actúe por su cuenta.
Los algoritmos de los celulares están creados para gestionar eficientemente la memoria del dispositivo.
Y su funcionamiento tienen mucho que ver con la multitarea. En el caso de iOS, hay cinco posibles estados para una app, escribió en Wired el periodista tecnológico David Pierce, y Android funciona de una manera muy similar, añade.
Esos estados son:
“Algunas aplicaciones como las que reproducen música, las que hacen uso del micrófono o las que emplean la localización del usuario son detectadas por el sistema y no son suspendidas al pasar a background”, explica en su blog la compañía de software para móviles Solid Gear.
Y todo eso funciona gracias a algoritmos, dice Pierce, que “cierran las apps que necesitan ser cerradas, normalmente las que llevan un rato sin usarse o están usando más batería o memoria de la que deberían”.
Eso algoritmos “saben muy bien cuando vas a requerir más datos o cuando es necesario reiniciar una app”.
“Es mejor dejar que el sistema trabaje para ti en lugar de forzarlo a reiniciar y abrir las apps todo el tiempo. Además de la cuestión de la batería, puede jacer que tu teléfono sea más lento y menos coherente”, añade el periodista.
Si quieres optimizar la batería, pruebaa reducir el brillo de la pantalla o desactivar las señales de Wi-Fi y Bluethooth.
También puedes desconectar los datos o usar el modo “ahorro de energía” y desactivar la geolocalización de apps que no la requieren (y esto último puede ser bueno también para tu privacidad).