Puede que te ocurra con los regalos de Navidad. Si te da satisfacción recibir algo, por ejemplo un regalo, es probable que esa sensación disminuya conforme esa experiencia se repite.
Es un fenómeno conocido como “adaptación hedónica”.
Sin embargo, parece haber una excepción a la regla: dar en lugar de recibir.
En experimentos realizados por investigadores en Estados Unidos, la alegría de dar repetidamente no disminuyó o lo hizo mucho más lentamente que la satisfacción de recibir.
Los estudios fueron realizados por los piscólogos Ed O’Brien, de la Escuela Booth de Negocios de la Universidad de Chicago, y Samantha Kassirer, de la Escuela de Administración Kellog de la Universidad Northwestern, ambas en Estados Unidos.
“Para mantener la alegría a lo largo del tiempo, otras investigaciones pasadas indican que debemos experimentar algo nuevo”, señaló O’Brien.
“Nuestro trabajo demuestra que también importa qué tipo de experiencia eliges. Dar repetidamente puede ser algo que te da más satisfacción cuanto más lo haces”.
En uno de los experimentos, cerca de 100 estudiantes recibieron cada uno durante cinco días US$5 que debían gastar exactamente en el mismo objeto.
Se le dijo a parte de los estudiantes que gastaran el dinero en ellos mismos, y al resto que lo donaran o compraran algo para otra persona.
Algunos estudiantes usaron el dinero para dejar propinas, otros lo donaron a la misma organización de caridad cada día.
Los participantes llenaron además cuestionarios sobre su nivel de satisfacción al final de cada jornada.
Los resultados del experimento fueron claros. Todos los estudiantes comenzaron con niveles similares de alegría y satisfacción, pero esos niveles se redujeron continuamente en el caso de los participantes que gastaron el dinero en ellos mismos.
En el caso del grupo que hizo donaciones,los niveles de satisfacción al final de cada jornada se mantuvieron constantes o disminuyeron mucho menos.
No está claro por qué dar tiene un impacto tan diferente a recibir, y los investigadores esperan realizar nuevos experimentos.
Hay otras preguntas pendientes para futuros estudios. ¿Se mantendrían los resultados si se trataran de grandes cantidades de dinero?, ¿O si lo que damos o recibimos no es dinero sino experiencias sociales, como un comentario amable?
Los resultados de los experimentos parecen apoyar otras investigaciones pasadas sobre el efecto benéfico de dar.
Suzanne Richards realizó en 2012, en la Universidad de Exeter en Inglaterra, una revisión de estudios sobre el impacto del trabajo voluntario.
Las conclusiones, publicadas en la revista BMC Public Health, fueron que el trabajo voluntario puede reducir los síntomas de depresión y tener un impacto positivo en la salud mental.
En los experimentos de O’Brien y Kassirer, los investigadores también notaron que cuando los estudiantes se enfocaban simplemente en obtener un resultado, como recibir dinero, disminuía su sensibilidad a cada experiencia.
Pero cuando los participantes se enfocaban en la acción misma, como por ejemplo donar a una organización de caridad, sin comparar resultados, cada experiencia aportaba un nivel más alto de satisfacción.
Recientemente, cuando el Museo de la Computación de Estados Unidos hizo un homenaje a la pionera informática Evelyn Berezin, quien falleció este mes a los 93 años, la institución eligió publicar en su sitio una reflexión de esa ingeniera:
Evelyn Berezin, la pionera de la computación que creó el primer procesador de texto
“Lograr una meta da una satisfacción inmediata; el proceso de lograr una meta es un placer que no termina”.