La aparición de centenares de casos nuevos de sarampión en varios países del continente americano preocupa a las autoridades sanitarias.
De acuerdo a la Organización Panamericana de la Salud (OPS) se han presentado más de 1.100 casos en 11 países de la región en el transcurso de 2018.
La cifra es superior a la registrada en el mismo período de tiempo en 2017. Ese año, la totalidad de casos documentados fue de 895. Cuatro países los reportaron: Argentina, Canadá, Estados Unidos y Venezuela.
“Estamos en alerta roja, que no es pánico, pero todos los países del continente están trabajando para evitar el riesgo de transmisión”, le dice a BBC Mundo Cuauhtémoc Ruiz Matus, jefe de la Unidad de Inmunización Integral de la Familia de la OPS.
Y continúa: “Se está realizando un bloqueo alrededor de casos sospechosos, se está mejorando la capacidad de los laboratorios para analizar muestras y se han aumentado las campañas de vacunación”.
En 2016, un Comité Internacional de Expertos certificó que América era la primera región del mundo en la que el sarampión había sido eliminado.
Esto porque durante 12 meses no se presentaron casos de una misma cepa en el territorio. Pero las previsiones de que el control de la enfermedad se mantuviera, o incluso mejorara, no se cumplieron.
Los últimos países que reportaron casos son Argentina y Ecuador que, hasta principios de mayo, habían confirmado 3, respectivamente.
De acuerdo a las estadísticas más recientes de la OPS, estos son los países afectados y el número de pacientes identificados:
Una de las razones que explica el incremento de los casos que han aparecido en América Latina tiene que ver con la crisis que existe en Venezuela.
“El número global de casos en la región aumentó tras el brote que se inició en el país hace varios meses. Si esa situación se controla, disminuimos la cantidad de enfermos”, afirma Ruiz Matu.
De hecho, la mayoría de las personas contagiadas con sarampión son venezolanas: el gobierno ha confirmado la existencia de al menos 904 casos en lo que va de año. En 2017 se reportaron 727.
Pero el problema va mucho más allá de las fronteras de la nación, particularmente si se considera la emigración masiva que se ha registrado en el país en el último año.
Según la Organización Internacional para las Migraciones alrededor de 1.500.000 venezolanos han abandonado el país.
Dos niños venezolanos que emigraron a Brasil murieron a causa del sarampión. Y de los 81 casos confirmados en el estado de Roraima, fronterizo con Venezuela, 55 son venezolanos, según la OPS.
“Lo que está ocurriendo en Venezuela afecta a laregión. En Colombia, Ecuador y Brasil se han presentado pacientes con la misma cepa que circula en el país”, indica Ruiz Matu.
El colapso del sistema de salud de la nación caribeña dificulta el control del sarampión.
“La enfermedad se había erradicado, pero reapareció porque los esquemas de vacunación no se han cumplido. Entre enero y julio de 2016, el porcentaje de niños menores de un año que fueron inmunizados llegó al 48%”, de acuerdo al Observatorio Venezolano de la Salud, una ONG local.
Por su parte, según la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida de la Población Venezolana, un estudio realizado anualmente por tres de las universidades más importantes del país, dice: “Más de 68% de la población carece de seguro de atención médica”.
La Federación Farmacéutica Venezolana indica que la escasez de medicamentos en el país supera el 85% y la falta de los recursos más básicos en los hospitales impide el control de enfermedades que se pueden prevenir, como es el caso del sarampión.
Suelen aparecer entre 7 y 14 días después de que la persona se contagia.
Se inicia con: fiebre alta, tos, moqueo y ojos enrojecidos y llorosos.
Dos días después de que aparecen los síntomas anteriores, pueden aparecer puntos blancos dentro de la boca que se conocen como manchas de Koplik.
Alrededor de cinco días después se presenta un sarpullido que suele empezar con puntos rojos y planos en la cara que se extiende al cuello, el tronco, los brazos, las piernas y los pies. Sobre los puntos rojos y planos pueden aparecer unos bultos pequeños. Los puntos pueden unirse a medida que se extienden desde la cabeza hacia el resto del cuerpo.
La fiebre puede ser de hasta 40 grados centígrados.
Fuente: Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU.
El otro elemento tras el aumento de los casos de sarampión en la región tiene que ver con el contexto sanitario global.
Pese a que se considera que el virus está eliminado en América, no se puede hablar de erradicación porque el virus no se ha controlado en otros continentes.
Eso quiere decir que siempre estuvo presente el riesgo de introducción porque se podían presentar casos “importados”que llegaran a algún país americano a través de una persona que se contagió fuera del continente.
“Estos casos aumentaron porque en Europa se ha cuadruplicado el sarampión, en lo que va de año se han registrado más de 18.000 casos en 36 países“, explica Ruiz Matu.
Y quienes viajan desde Europa u otros países en donde está presente el sarampión, pueden contagiar a cualquier persona con la que se tropiecen en América, ocasionando lo que se conoce como “caso secundario”.
De hecho, fue lo que ocurrió con ciertos casos en la región.
Dos de las tres personas contagiadas en Argentina habían viajado a Asia. Y los casos que se presentaron en Guatemala y Antigua y Barbuda tenían conexión con el Reino Unido y Alemania.
En este contexto, la vacunación es clave. Muchos de los pacientes que se contagiaron en los últimos meses no estaban inmunizados contra el virus.
Las campañas de vacunación que se hicieron en América Latina, particularmente entre niños de edad escolar, uno de los grupos más vulnerables al virus, fueron fundamentales a lo largo de los últimos años para evitar nuevos casos y controlar la propagación de la enfermedad en la región.
“Sin ninguna duda, la mejor protección es vacunarse”, concluye Ruiz Matu.
Estrategias para combatir el sarampión cuando se detecta
• Vacunar a las personas afectadas y a quienes estuvieron cerca de ese paciente.
• Informar a la población acerca del riesgo de contraer la enfermedad.
• Iniciar jornadas de vacunación dirigidas a niños mayores de 6 meses y menores de 6 años que vivan en los alrededores de la persona afectada.
• Búsqueda e investigación de potenciales enfermos.
• Control y seguimiento de quienes estuvieron expuestos a la infección por estar en contacto con el paciente contagiado.
• Capacitación del personal de salud
Fuente: OPS