Pan con chocolate. Esto fue lo que primero que pidieron para comer algunos de los niños atrapados por más de dos semanas en una cueva en el noreste de Tailandia después de ser rescatados y llevados a la superficie por un equipo internacional de buzos.
“Todos están de buen ánimo y felices de estar fuera“, les dijo a los periodistas el secretario permanente del Ministerio de Salud Pública, Jedsada Chokdamrongsuk, cuando ocho de los 12 niños varados en el complejo sistema de grutas ya estaban fuera.
Este martes, se confirmó que ya fueron rescatados los niños y su entrenador.
Pese al encierro prolongado en el ambiente frío, oscuro y mal ventilado de la caverna, donde tenían acceso limitado a comida y agua, los adolescentes emergieron en un estado mejor del que se esperaba.
Ninguno de ellos tenía fiebre —un signo que puede denotar infección— aunque dos fueron sometidos a un tratamiento con antibióticos por una posible infección pulmonar.
Una vez a salvo y en un ambiente seco y cálido, los médicos continuarán monitoreando su estado de salud para verificar que ninguno haya contraído histoplasmosis, una enfermedad pulmonar causada por un hongo que crece en las heces de los murciélagos.
Para evitar riesgos, les han administrando vacunas para el tétanos y la rabia.
También están observando de cerca los cortes y heridas en la piel de los jóvenes para verificar que estén cicatrizando como corresponde.
Los adolescentes rescatados fueron puestos en cuarentena para evitar tanto que contrajeran como que contagiaran infecciones, y para recuperar fuerzas.
La idea inicial era mantenerlos aislados por una semana.
Los jóvenes necesitaban fortalecer sus músculos y su sistema inmunitario, y acostumbrarse a la vida al aire libre.
Para proteger sus ojos de la luz, después de dos semanas en completa oscuridad, también los han provisto con gafas de sol.
Apenas salieron de la cueva, los niños fueron alimentados con comida instantánea y jaleas energéticas, y poco después ya comenzaron a ingerir alimentos blandos de fácil digestión que les permitirá ir ganando peso.
No obstante, los médicos cumplieron con el deseo de algunos niños y les dieron chocolate.
Si bien las autoridades sanitarias reiteraron que los jóvenes salieron “mentalmente bien” y que un equipo de psicólogos trabajará con ellos para garantizar su recuperación, expertos destacan que el episodio traumático que han vivido puede tener consecuencias a corto y largo plazo.
En el corto plazo, le explica a la BBC Andrea Danese, psicóloga infantil del King’s College University de Londres, pueden estar llorosos y más apegados a sus padres.
En el largo plazo, pueden experimentar problemas mentales como depresión, ansiedad y desorden postraumático.
Por esta razón, dice, es importante que tanto los niños como su entrenador puedan tener acceso a ayuda psicoterapéutica.