Matt Carey* tiene 47 años y es virgen, pero ahora quiere formar una familia. Así que, por primera vez, se está animando a entrar en el mundo de las citas por internet.
por Redacción Guatevisión15 mayo, 2019 - 09:56 AM
Está tratando de encontrar las palabras adecuadas para describirse a sí mismo en su perfil de una página web para citas.
“Eres un hombre atractivo, encantador, inteligente y divertido”, sugiere su amiga Maddy, quien lo está ayudando. Aunque Matt responde con una sonrisa irónica.
“No tienes que revelar demasiado cuando conoces a alguien por primera vez”, añade Maddy.
Según sus amigos, Matt es un hombre atractivo y amable con una exitosa carrera en gestión teatral desde que se mudó a Londres desde su hogar de nacimiento en West Country, en el suroeste de Reino Unido.
Pero, a pesar de su aparente confianza en sí mismo, Matt ha tenido problemas con su vida íntima durante toda su adultez.
A los 47 años todavía es virgen, aunque está ansioso por encontrar compañía y formar una familia.
Temor
“Por mucho tiempo en mi vida frustré esa posibilidad (de estar con alguien). Vivía en un mundo de fantasía o ponía a las mujeres en un pedestal como una forma de no hacer nada”, dice.
Los temores de Matt acerca de crear relaciones cercanas provienen de su infancia en una ciudad costera del suroeste de Reino Unido.
Se considera afortunado de haber crecido en una zona acomodada, con dos hermanos mayores y muchos amigos para jugar en los parques y las dunas de arena en la playa local.
Pero un día caluroso cuando tenía 8 años, después de jugar al fútbol, entró en un baño público. Dos hombres lo siguieron.
Uno de ellos lo felicitó por el juego y dijo que Matt los había saludado a ambos desde el campo de fútbol.
Matt dijo que no los reconocía. Pero los hombres insistieron llamándolo mentiroso y amenazándolo que informarían a su entrenador sobre su comportamiento grosero.
En ese momento, uno de los hombres fingió un dolor en el área de la ingle. El otro le dijo a Matt que era su culpa ya que había herido los sentimientos del hombre.
Entonces le sugirió a Matt que debía frotar la ingle del hombre para que éste se sintiera mejor. Matt cuenta que él sabía que eso no estaba bien y comenzó a llorar.
Los hombres continuaron insistiendo en que Matt hiciera lo que ellos querían, ejerciendo cada vez más presión. Al final, cedió.
“Recuerdo que me fui a casa y mamá me preguntó: ‘¿Qué pasa?'”, cuenta.
Esa noche apenas comió. Dice que es difícil sobreestimar la sensación de confusión y culpa que experimentó. No creía que se lo podía contar a sus padres porque de alguna manera se sentía responsable de lo que había pasado.
Desde los 8 años, Matt fue abusado en más de 30 ocasiones.
“Era como estar en un accidente de auto. No sabes qué está pasando. Así que te callas y finges que no ha pasado nada”, compara.
A pesar de que la experiencia lo había atormentado profundamente, Matt volvió a cruzarse con sus abusadores durante los siguientes 18 meses. Fue abusadoen más de 30 ocasiones en 12 baños públicos diferentes y, una vez, en un apartamento. En una oportunidad otros hombres y niños se unieron.
“Te controlan amenazándote con que las cosas empeorarán”, dice, tratando de explicar por qué volvió a ver a esos hombres.
“Hay una presencia del mal. Tienes miedo de que te maten, así que sigues en eso. El control de la complicidad es mucho peor que el abuso, hay amenazas y una atmósfera maligna”.
Fotos escolares de esa época muestran el efecto que tuvo el abuso en la infancia de Matt. Una foto de antes lo muestra feliz y sonriente con su abundante cabellera rubia. Otra imagen, de un año después, muestra que se había arrancado gran parte de su cabello.
Cuando los maltratados finalmente cesaron, Matt se prometió a sí mismo que nadie volvería a hacerle daño. Dice que fue como si algo dentro de él se cerrara.
“Durante gran parte de mi vida adulta tuve problemas con la intimidad sexual”, afirma, aunque lo deseaba.
“Por años imaginé que el sexo era algo realmente incómodo y horrible”.
La adolescencia fue difícil. Matt dice que anhelaba tener una pastilla para detener el desarrollo de sus sentimientos sexuales. Se sintió confundido y avergonzado, sucio por dentro.
“Cualquier chica que mostraba interés en mí, yo me escapaba. Mi miedo era, que en algún momento, quisiera tener sexo”.