De acuerdo con expertos, sin un plan integrado y una política sobre la gestión del vital líquido en el país, en unos 10 años el cien por cien de las fuentes estarán contaminadas, ya que actualmente estudios revelan que el 95 por ciento de los ríos tiene ese problema.
Karen Aguilar, directora de planificación de la Fundación para el Eco Desarrollo y la Conservación (Fundaeco), dijo que, no han existido regulaciones para el tratamiento de las aguas, tanto del consumo doméstico y como del uso industrial, son tiradas a los ríos sin recibir ningún tratamiento previo.
Aguilar agregó que es urgente la regulación, pues una campaña de buen uso a escala nacional, como se han hecho en otras oportunidades, puede incidir, pero es tardado; en cambio, una ley que sancione el mal uso del agua, al entrar en vigor puede emitir castigo a quienes la infrinjan.
La experta asegura que la mayor contaminación de las fuentes superficiales se da en la agricultura, ese sector utiliza químicos que filtran o que a través de las aguas de escorrentías llegan a ríos o lagos; además, la deforestación en las cuencas incide en la disponibilidad del recurso y la falta de regulación en la cantidad del uso del agua.
Agregó que desde Fundaeco han impulsado el Cinturón Ecológico Metropolitano, que busca resguardar unas 40 mil hectáreas de bosque en el departamento de Guatemala, y entre sus objetivos está el proteger los barrancos para que funcionen como pulmón verde y zonas de recarga hídrica.
Virginia Mosquera, del equipo de trabajo del Instituto de Investigación y Proyectos sobre Medio Ambiente Natural y Sociedad (Iarna) de la Universidad Rafael Landívar, considera que el problema del agua se agravará en los próximos 10 años, debido a que las aguas subterráneas cada vez están más lejos.
Mosquera señaló que el problema de escasez que se refleja en varias zonas de la metrópoli es complicado, pero que se puede resolver y evitar que se agudice al recuperar la calidad de las aguas superficiales (ríos) y convertirlas en fuentes para procesos inmediatos y que las subterráneas, con trabajo de infiltración, sean las reservas en épocas difíciles que vienen y que se intensificarán más con el cambio climático.
La investigadora lamenta que las municipalidades no han cumplido con el mandato del Código Municipal, que las obliga a asegurar el abastecimiento de agua y su saneamiento, y que solo se han enfocado a perforar pozos, una salida a corto plazo.
“Imaginemos que las cuencas de la zona metropolitana son como un vaso de agua: si metemos un montón de pajillas sin recargarla, estamos acabando nuestras reservas para el futuro”, dijo Mosquera.
Agregó que dos cosas se deben tomar en cuenta en el país, la calidad y cantidad, pero ninguna autoridad ha priorizado, pese a que hay estudios técnicos que trazan rutas para crear una estrategia del cuidado del agua.
Álex Guerra, director general del Instituto de Cambio Climático (ICC), opinó que es irónico hablar de crisis en un país privilegiado por tener gran cantidad del recurso hídrico (unos 97 mil millones de metros cúbicos al año), pero que debido a la falta de manejo solo se aprovecha entre el 10 y el 25 por ciento, y el resto se va a países vecinos.
El experto prevé años críticos sin un manejo integrado adecuado del agua, aunque hace énfasis en que en la actualidad ya se reflejan los problemas, pues hay zonas en la metrópoli que se empiezan a quedar sin agua, y las comunas como salida emergente hacen pozos cada vez más profundos, situación que encarece el agua por el uso de electricidad.
Guerra agregó que el cuidado del agua es tarea de todos. Entretanto, se debe empezar a implementar técnicas para la infiltración del agua a las capas terrestres, como lo hacen países más semiáridos que Guatemala, como Egipto, que, según él, al ser un país con poca agua, se ha convertido en el más grande exportador de aguacates a Europa.
Agregó que, ante el crecimiento de la urbanización, las construcciones han interrumpido el ciclo de recarga hídrica, debido a la colocación de concreto; además, dijo que, como una alternativa, se debe aprovechar las áreas verdes en las carreteras para construir espacio para la absorción de las aguas pluviales.
Indica que otro aspecto importante es almacenar el agua de lluvia a través de embalses y reservorios, e incluso en las fincas deben construir estos sistemas para el uso en la agricultura. Otra acción urgente es el de separar las aguas pluviales de las servidas, puesto que de esa manera se pierde gran cantidad de líquido.
Los expertos coinciden en que es necesario la creación de un plan y una política sobre la gestión del vital líquido en el país para evitar que las consecuencias sean críticas por falta del recurso hídrico y la contaminación del mismo, pues habría un repunte de enfermedades gastrointestinales, casos de desnutrición infantil, conflictos sociales y el encarecimiento del vital líquido en las ciudades.
Coinciden en que la preocupación aumenta con el crecimiento acelerado y desordenado de las urbes que interrumpen el ciclo de recarga hídrica, pues se cubre de asfalto y concreto zonas de filtración de agua de lluvia, sumado a los efectos del cambio climático, que podrían manifestarse con sequías.
¿Cuántos años nos queda de agua si se sigue usando de la misma forma? No hay un estudio que hable al respecto; sin embargo, las consecuencias de la escasez se reflejan en varias zonas de la metrópoli por falta de manejo, incluso en Alta Verapaz, donde según datos recientes del Banco Mundial hay menos cobertura de agua entubada para los vecinos, pero llueve todo el año y el recurso es abundante en los ríos.
La falta de agua se ha convertido en martirio para varias familias, pues en sectores como San Julián, Chinautla, Guatemala, llevan varios años con el servicio de agua irregular, y en el caso de Sabrina López Sas, de 53 años, quien vive en el sector 10 del referido lugar, gasta hasta Q200 semanales por la compra de líquido en cisterna.
Héctor Mérida, vecino de la zona 11 de Mixco, opina que con el aumento de condominios cercanos a su sector el agua disminuye, pues ante la falta de legislación, cada condominio construye su propio pozo y utiliza los mismos ramales subterráneos.
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Mérida dijo que reciben tres horas de agua a cada dos días, servicio por el que paga Q90 mensuales; además, gasta Q150 para llenar el cisterna que construyó en su vivienda, cuya agua le abastece por 12 días.
La falta de agua también se registra en las zonas 1, 4, 10, 13 y 14 de la capital y en varias zonas de Mixco y Villa Nueva.
Prensa Libre lanza la campaña #AguasConElAgua o #SOSagua, con la que se pretende concienciar sobre el uso racional del vital líquido y frenar la contaminación, pues este es un recurso indispensable para la vida y para el desarrollo del país.