El ataúd está cubierto de flores y una bandera roja y negra, los colores de San Martín. Detrás del féretro, fue colocado un gran póster del jugador con la camiseta del FC Nantes, con la leyenda "Tu herencia será eterna".
Emiliano Sala fue despedido por padres, amigos, emisarios de Nantes y Bordeaux y vecinos de Progreso, el pueblo que lo vio crecer, quienes llegan para dar el último adiós al futbolista, fallecido cuando se preparaba para cumplir su sueño de jugar en la Premier League.
En el gimnasio del club de San Martín de Progreso, su primer club, donde jugó durante 10 años, se improvisó una capilla ardiente, a 500 km al norte de Buenos Aires, en plena llanura de la pampa húmeda, entre cultivos de soja y vacas lecheras.
El ataúd está cubierto de flores y una bandera roja y negra, los colores de San Martín. Detrás del féretro, fue colocado un gran póster del jugador con la camiseta del FC Nantes, con la leyenda “Tu herencia será eterna”.
Los clubes de la región y la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) han enviado coronas. Cada familiar cae en los brazos de otro, desconsolados, mientras sus ojos enrojecen y se llenan de lágrimas.
Desde que el pequeño avión privado que transportaba al jugador, de 28 años, entre Nantes y Cardiff desapareció el 21 de enero, el pueblo de 3.000 anda cabizbajo. A la gente se le ha borrado la sonrisa.
El cuerpo fue extraído de la avioneta en el fondo del mar del canal de la Mancha, fue identificado y repatriado a Argentina el viernes. Los restos del piloto aún no han sido encontrados.
“Es difícil ver su ataúd”, dice conmovido, el alcalde de Progreso, Julio Muller, conmovido en la puerta.
“Él representó mucho para nosotros, era un chico impecable. Aquí nos encanta el fútbol y fue el único que pudo convertirse en un jugador profesional, y en Europa, por lo que fue admirado por todos”, relata Muller.
Enfrente de la sede del club San Martín, una pancarta dice: “Emi, nunca caminarás solo”, parafraseando el eslogan del Liverpool.
Miguel Ángel Pereira hizo el viaje con un vecino de Santa Fe, la capital provincial, a 70 km de Progreso. “Quería estar aquí y también me puse la camiseta de San Martin en la década de 1960”, dice con su sonrisa desdentada a sus 68 años. Pereira vivió en Cululu, el lugar de nacimiento del futbolista, en un caserío muy cercano a Progreso.
Alcides Ribero, un productor lechero de 73 años, sale del gimnasio tomándose con ambas manos su cabeza calva. “Era importante venir y decirle adiós, fue un golpe muy duro para el pueblo, había hecho todo lo posible para hacerse amar. Puse una mano en el ataúd …”, comenta y no puede seguir hablando por la emoción.
En Progreso, se recuerda a Emi andando en bicicleta, su trote para entrenarse, sus sueños. Cuando marcó en el campeonato de Francia, el desafío constante fue encontrar un video de la acción de los goles.
“Su carrera no fue fácil”, admite el alcalde. “Se fue de casa a la edad de 15 años, tuvo que superar muchos obstáculos y llegó a su meta. Era nuestro ídolo”.
Con su grupo de amigos de Progreso, Emiliano vivía para el fútbol durante todo el año. En este verano austral, acampó cerca de una cancha de fútbol, en la propiedad de uno de sus amigos, y jugó con ellos el 31 de diciembre. Fue su último partido aquí.
Cuando sus amigos o su madre lo visitaban en Francia, les pedía que llevaran “dulce de leche” y alfajores, postres típicos de Argentina.
Se había ido a Francia antes de jugar un partido de la liga argentina. Le confiaba a sus amigos que soñaba con jugar en un club argentino, para sentir, dentro de la cancha, esa pasión que reina en los estadios.
Nicolás Silva, jugador del club Banfield, recuerda: “Durante dos temporadas, 2008 y 2009, fuimos prestados juntos al club Juventud Guadalupe por Proyecto Crecer (la Academia Girondins de Bordeaux en Argentina). Vivíamos en la misma casa con otros jóvenes futbolistas, él era un chiflado y estaba por encima del común”.
“Cuando terminábamos el entrenamiento, nos quedábamos más tiempo en la cancha a practicar. Él trabajaba su eficiencia frente al arco. Siempre decía: ‘Si tienes problemas, entrena dos veces más'”, recuerda Silva.
A miles de kilómetros de Progreso, el FC Nantes jugará el sábado en Mónaco: los jugadores han planeado dos secuencias de homenaje, una antes del juego y otra en el minuto 9, en memoria del número que llevaba en la camiseta Sala. El defensa central de Nantes, Nicolas Pallois, amigo de Sala, logró permiso del entrenador Vahid Halilodzic para no jugar el partido de la liga y estar en Progreso, junto con el secretario general del club francés, Loïc Morin.
Están también en el funeral dos representantes de Cardiff, club que había fichado al argentino por 17 millones de euro.
El tributo termina con una misa, ofrecida por el cura de una parroquia vecina. Entonces el cuerpo será incinerado. “Contra el consejo del padre, y tal vez incluso de Emi”, dice un miembro del club.