Tiroteos, incendios de locales y operaciones de limpieza de barricadas, con hombres armados y palas mecánicas, se registraron en los departamentos de León y Matagalpa (norte), incluidas sus capitales. Los grupos humanitarios aún no dan un balance de lo ocurrido.
En Managua, la comisión de la Iglesia católica que media en el diálogo instaló las mesas de trabajo con delegados del gobierno y de la opositora Asociación Cívica por la Justicia y la Democracia -sociedad civil-, que puso de nuevo sobre la mesa la propuesta de adelantar las elecciones de 2021 a marzo de 2019.
Esa petición fue planteada por la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) el pasado 7 de junio en las conversaciones, pero Ortega, cuyo tercer mandato consecutivo concluye en enero de 2022, aún no se pronuncia al respecto.
La CEN anunció que su presidente, el cardenal Leopoldo Brenes, viajará el martes al Vaticano con el obispo de la Arquidiócesis de Matagalpa, Rolando Álvarez, para informar al papa Francisco sobre la “situación doliente y sufriente” de Nicaragua y el avance del diálogo.
En ausencia de Brenes, la mediación estará encabezada por el obispo de León, Bosco Vivas.
“Hemos insistido en la importancia de que el señor presidente nos responda (…) sobre las elecciones anticipadas para tener más agilidad en el diálogo. Estamos esperando la voluntad política del presidente para que responda”, declaró Álvarez a la prensa.
Las protestas comenzaron el 18 de abril contra una reforma a la seguridad social pero, tras las muertes de jóvenes en la represión de las marchas, se ampliaron para exigir justicia y la renuncia de Ortega, a quien acusan de forjar, con su esposa y vicepresidenta Rosario Murillo, una dictadura.
“¡Milagro de Dios!”
El diálogo se reanudó en momentos de recrudecimiento de las incursiones de policías, parapolicías y paramilitares en distintas ciudades para retomar su control.
Un equipo de la AFP constató que en Nagarote, en León, a 45 km de Managua, camionetas con encapuchados estaban en algunas vías. Hubo fuertes balaceras en la mañana, contaron testigos. Todos sus negocios estaban cerrados y la gente resguardada en sus casas.
Encapuchados con morteros artesanales custodiaban trincheras en León, donde también hubo fuertes balaceras este lunes. Un carro y un local incendiados estaban en la entrada de la ciudad, la segunda del país.
“Esto es verdaderamente un error, no abona en nada la represión, hacemos un llamado a las autoridades (a) que frenen esto. No queremos más muertos”, dijo en León el párroco Víctor Morales.
La policía reportó, en un comunicado, que una agente murió en Nagarote cuando los efectivos “fueron agredidos por grupos delincuenciales con armas y morteros” mientras levantaban barricadas.
Mientras que la opositora Alianza Cívica condenó los “ataques de fuerzas policiales y parapoliciales en León y Nagarote”, Murillo, también portavoz del gobierno, celebró que las operaciones permitieron reabrir carreteras bloqueadas.
“Dios nos está llenando de acontecimientos milagrosos (…) Haber logrado esta mañana recuperar movilidad, seguridad en la (carretera) Panamericana (…) dar lugar al tránsito y al tráfico internacional es un acontecimiento milagroso”, dijo la vicepresidenta a medios oficiales.
En Masaya, 35 km al sur de Managua, las autoridades intentaban ingresar al barrio indígena de Monimbó. También hubo incidentes en Diriamba, donde hombres encapuchados dispararon desde camionetas y hubo saqueos de algunos negocios, según grupos humanitarios.
“Estos grupos que visten de civil y que andan sembrando el terror deben de ser investigados, procesados y retirados inmediatamente”, reclamó Álvaro Leiva, secretario de la Asociación Nicaragüense pro Derechos Humanos (ANPDH).
El fin de semana hubo 14 muertes en Managua y otras ciudades, según el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh).
Aumenta la presión
La presión contra Ortega aumentó con el informe que el viernes presentó la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ante el Consejo Permanente de la OEA, el cual denunció la “represión estatal” y consignó 212 muertos, más de 1.300 heridos y unos 500 detenidos en dos meses.
“Esta es una situación bastante crítica y es necesario que toda la comunidad internacional preste atención a lo que está pasando en Nicaragua”, dijo Paulo Abrao, secretario ejecutivo de la CIDH, en una entrevista para CNN.
El domingo llegaron a Managua técnicos de la CIDH y el martes lo harán funcionarios del Alto Comisionado de las Nacionales Unidas para los Derechos Humanos.
Ortega llegó al poder en 1979 como uno de los comandantes del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) que lideró la insurrección popular para derrocar al dictador Anastasio Somoza, y volvió al gobierno por la vía electoral en 2007.