El sector de la pesca, después de haber salvado al atún rojo, fracasó el lunes en su intento de adoptar medidas drásticas para preservar a otra especie en el Atlántico, el atún patudo, al término de unas difíciles negociaciones.
La Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (CICTA por sus siglas en inglés) celebró su sesión plenaria el lunes, último día de su 21ª reunión extraordinaria en Dubrovnik (Croacia).
Unos cincuenta Estados y la Unión Europea, representantes de flotas de pesca y de oenegés y científicos, abordaron desde el 12 de noviembre la cuestión sobre el futuro del atún patudo (u obeso).
Desde que en 2015 saltara la voz de alarma, las conclusiones son las mismas: las reservas de atún patudo (Thunnus obesus) sufren la sobrepesca y una gran mortalidad de atunes jóvenes.
Como resultado, sin estar amenazado, su población disminuye peligrosamente.
La última propuesta sobre la mesa, hecha por Sudáfrica y modificada, sugería “un programa de restablecimiento” del atún patudo hasta 2033.
Este texto fijaba una cuota anual de pesca de 62.500 toneladas de 2019 a 2021. La cuota actual es de 65.000 toneladas, pero solo afecta a siete actores, entre ellos Japón y la UE, principales pescadores del atún patudo.
Los otros países se libran de las cuotas. Como resultado, en 2017, el total de las capturas aumentó a 80.000 toneladas.
Para remediarlo, el documento abogaba por incluir en la nueva cuota a los países que pescan más de 1.575 toneladas.
Brasil, Belice, Curazao, Guatemala, Panamá, Senegal, Salvador y Cabo Verde habrían sido sometidos a límites de pesca.
Los DCP, balsas flotantes que sirven de cebo para los peces, que capturan muchos atunes jóvenes, debían reducirse y prohibirse en enero y febrero en todo el Atlántico, salvo excepción.
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Pero no se alcanzó ningún acuerdo. “Es un fracaso, una mala noticia”, resumía el lunes Javier Garat, secretario general de la Confederación Española de Pesca (Cepesca).
El atún patudo, apreciado tanto en conserva como en sashimi, representa un desafío de varios millones de euros para la industria. Pero con los niveles de pesca actual, la probabilidad de que las reservas se reconstituyan de aquí a 2033 es del 1%.
A falta de acuerdo, las condiciones actuales -cuota de 65.000 toneladas y moratoria parcial sobre los DCP – se prolongan, con algunos cambios.
“La CICTA escogió empeorar la mala gestión actual”, consideró Grantly Galland de la oenegé Pew.
“Esto va a deteriorar otra vez las reservas […] Si no llegamos a un acuerdo el año que viene, es una catástrofe”, declaró a la AFP Yvon Riva, presidente de la organización profesional francesa Orthongel.
Frente a este panorama, se tiende a buscar culpables. Cada uno dispuesto a señalar al otro. Garat reprocha a los asiáticos haber “intentado evitar cualquier tipo de medida que pueda afectar a su flota de palangre”, cuando los europeos “estamos dispuestos a asumir sacrificios”.
El representante de un Estado costero africano habló de la falta de buena voluntad de los grandes países pesqueros.
Otros señalan la obstrucción de países sudamericanos, que cobijan bajo sus banderas barcos españoles. E incluso se apunta a que la UE no propuso una cuota global con cifras.
Los intereses económicos ganan frente a la preservación de la especie, lamenta Siphokazi Nduadane, que dirige la delegación sudafricana. “La industria quiere ganar dinero, ahora y lo antes posible”.
“La CICTA no parece haber retenido la lección del atún rojo”, deplora Orthongel.
En 2007, la perspectiva de ver una de las tres especies de atún rojo (Thunnus thynnus) añadida a la lista de la ONU de especies amenazadas obligó a la CICTA a instaurar una cuota de pesca así como estrictas medidas de control durante 15 años en el Atlántico oriental y en el Mediterráneo.
Desde entonces las reservas se reconstituyeron. En Dubrovnik, la CICTA validó, después de largas negociaciones, la instauración en 2019 de un plan de gestión, con periodos de pesca suavizados, y para países en desarrollo, la posibilidad de adquirir granjas de engorde de atunes rojos.
En 2019, además del atún patudo, la CICTA debatirá sobre el albacora cuya reserva, también explotada en exceso, será evaluada.
Con información de: Laure FILLON