Soldados y policías bajaron de camiones a patrullar en las calles y entrar a las casas en comunidades marginales de Honduras, en una nueva estrategia del gobierno para combatir a pandilleros.
Una nueva estrategia para combatir a las sanguinarias pandillas en Honduras.
Soldados y policías abandonaron sus camiones, el viernes, para patrullar en las calles y entrar a las casas de comunidades marginales de la capital del país.
El presidente Juan Orlando Hernández anunció la estrategia el 29 de agosto, en un intento por neutralizar la violencia, que arroja una tasa de 43 homicidios por cada 100,000 habitantes, cinco veces el promedio mundial.
Pandillas como El combo, MS-13, Barrio 18 y Chirizos mantienen aterrorizadas a los vecinos en la capital y otras ciudades, donde extorsionan, asesinan, violan y asaltan, ante la falta de presencia de las autoridades.
Por las noches, los vecinos se refugian en sus casas en un tácito toque de queda impuesto entre las luchas por territorios para venta de drogas y extorsiones.
El gobierno dividió los barrios ocupados por pandillas en cuadrantes para desplegar los militares y policías, aunque no ha revelado cuántos efectivos participan en la operación.
En El Picachito, fueron detectadas “dos casas locas”, como llaman a las viviendas que los pandilleros arrebatan a sus ocupantes para utilizarlas como escondite para cometer asesinatos.
Tras su anuncio, el presidente llamó a los pandilleros a dejar las actividades ilícitas, ofreciendo crear “espacios para que tengan oportunidad de enmendar su vida”.
Los vecinos se refugiaron temerosos en sus casas y rehuían hablar con la prensa mientras se realizaba el operativo.
“Aquí hay que ver, oír y callar”, dijo a la AFP un vecino de 64 años que se identificó como Carlitos.
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