De enero a lo que va de agosto las denuncias de extorsión superan las registradas en todo el 2017, según la Fiscalía Contra las Extorsiones.
En 2017 se contabilizaron dos mil 142 exacciones a transportistas, taxistas y comerciantes, y este año ascienden a dos mil 341 —200 más—.
“Hemos tenido incremento de denuncias. El mes más fuerte fue julio, y pudo haber sido por el pago del bono 14”, explicó Raúl Figueroa, subjefe de la Fiscalía.
Según los datos, el promedio mensual de denuncias por extorsión es de 280; sin embargo, en julio el total fue de 416.
En algunos lugares como Chimaltenango y Quetzaltenango se reciben, en promedio, 10 denuncias diarias, lo que llevó a las autoridades del Ministerio Público a abrir oficinas en ambos departamentos.
Hasta la fecha, 900 personas están pendientes de ser capturadas por tener algún vínculo con estos grupos criminales, mientras que 555 están tras las rejas, por asociación ilícita y extorsión.
Los prófugos por casos de extorsión han sido buscados en los domicilios que tienen registrados, aunque los investigadores han detectado que son personas que alquilan viviendas y por ello es difícil ubicarlas.
Un dato relevante, según la Fiscalía, es que desde que se creó, en 2015, más de 900 personas han sido condenadas a penas de seis a 12 años de prisión por haber prestado su cuenta bancaria, cobrado alguna extorsión o ayudado a vigilar a las víctimas.
Figueroa recordó que el caso Rescate del sur, que tiene a 140 personas en prisión por haber colaborado con pandillas, es el más grande sobre extorsiones registrado en el país. Las víctimas residían en Escuintla.
El debate de este proceso se celebrará el próximo año, en el Tribunal de Mayor Riesgo C, presidido por Pablo Xitumul.
Este año, la modalidad de estas bandas cambió.
La detención reciente de extorsionistas que eran catalogados como “imitadores” mostró el nuevo modo de operar de estos grupos delictivos.
Los “imitadores” son personas que no pertenecen a ninguna pandilla pero intimidan como tales para obtener dinero.
Después de entregar teléfonos en los negocios, la banda hace llamadas constantes, y al recibir alguna respuesta se hacen pasar por mareros.
Muchas veces hacen mención de apodos conocidos como el Fat, el Bufón o el Jocker, e insultan a las víctimas.
“Hemos detectado que ni son de la Mara Salvatrucha ni del Barrio 18, pero fingen serlo al hablar con sus víctimas”, añadió Figueroa.
Algo que sorprendió a los detectives fue que las amenazas comenzaron a compartirse a través de WhatsApp, Facebook e Instagram, para enviar exigencias de dinero, cada semana.
El año pasado, refirieron, se logró desarticular una banda que extorsionaba a restaurantes de comida rápida de las zonas 7 y 11 capitalinas.
Las autoridades recomiendan denunciar a los teléfonos 110 y 1574, que atienden las 24 horas de cada día, y no es necesario identificarse.