Colombia, Guatemala, Honduras, El Salvador y República Dominicana son los cinco lugares prioritarios de la primera etapa de la estrategia “100 Territorios Libres de Pobreza y Hambre”, que llevará a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) a trabajar con gobiernos locales para generar soluciones a la medida de cada territorio.
Las áreas rezagadas son “muchas veces territorios invisibles y otra veces territorios a los que estamos llevando las soluciones equivocadas“, por eso la FAO decidió “poner el foco de atención ahí”, señaló Julio Berdegué, Representante Regional de la organización, con sede en Roma.
Hasta ahora la FAO ha identificado 1.975 municipios en 14 países que agrupan a más de 40 millones de personas que viven en condiciones de pobreza extrema e inseguridad alimentaria. De estos, la mitad (20,9 millones) vive en el campo y el resto en pueblos y pequeñas ciudades. Casi uno de cada cinco son indígenas o afrodescencientes y uno de cada cinco hogares está liderado por una mujer.
Con 547 municipios, México lidera la lista de zonas rurales más rezagadas, seguido de Perú, con 422, Brasil con 229 y Colombia con 213.
Detenidos en el tiempo
Tras años de buenas noticias y grandes avances en la lucha contra la pobreza, la región está “caminando hacia atrás” con aumentos en las tasas de extrema pobreza global y con casi la mitad de los habitantes de zonas rurales de América Latina inmersos en la pobreza, advierte la organización.
Para Berdegué, estos territorios rezagados son como lugares detenidos en el tiempo. “Incluso en los países con los mayores avances hay territorios rurales que se han quedado atrás, donde las personas viven en condiciones sociales que se asemejan a las que había hace cincuenta años“, dice Berdegué.
Hacerse cargo de estas localidades perdidas es necesario “no solo por el motivo ético de que estas personas, niños vivan una mejor vida, sino porque son fuente de enormes conflictos, de enormes tensiones para el conjunto de los países”, agregó el funcionario.
La FAO pretende erradicar esta realidad con programas a medida para cada lugar, donde los motores sean los gobiernos locales, en estrecha colaboración con expertos de la organización y con diez años de horizonte para lograr cambios.
En la primera fase se buscará “visibilizar estos territorios, lograr un gran frente político regional en el cual gobernantes, sociedad civil, la academia, el sector privado reconozcan políticamente que estos territorios se están quedando atrás”, señaló la colombiana Mariana Escobar, consultora especialista de desarrollo rural de FAO.
Coordinar con mayor eficacia los recursos disponibles, en una región que transita un periodo marcado por la desaceleración de sus economías, y afinar la información que se tiene de las zonas rurales, son los otros puntos que atacará la nueva estrategia.
“Debemos acercar a los habitantes de estos territorios a los mercados, pero sobre todo se necesita una gran participación social, que reconozca el valor de estas personas, que han sido capaces de sobrevivir y adaptarse a las peores condiciones imaginables y que tienen una gran resiliencia e inteligencia social”, sostuvo Berdegué.