Después de que salen de la Fuerza Aérea Guatemalteca (FAG), donde llegan luego del vuelo que los deportó de Estados Unidos, hay guatemaltecos que tienen que ingeniárselas para solucionar sus problemas.
Tristes de ver sus sueños rotos y cansados por el viaje, los migrantes se enfrentan a una realidad cotidiana: pueden ser asaltados y ser víctimas de estafa.
Los atracos de supuestos taxistas y las estafas de cambistas, que dan Q5 por US$1, no son los únicos problemas a los que se enfrentan los compatriotas. Algunos han tenido que soportar algún padecimiento de salud y el médico designado por el Ministerio de Salud para la recepción de migrantes no tenía medicinas.
Otros llegan sin un centavo y con la necesidad de pagar comida y transporte para viajar hacia comunidades lejanas.
Incluso hay quienes son guatemaltecos, pero migraron siendo niños, por lo cual no saben qué hacer en una tierra que no conocen.
Rita Elizondo, subsecretaria del Consejo Nacional de Apoyo al Migrante de Guatemala (Conamigua), afirma que de cada 10 migrantes, al menos tres tienen que lidiar con algunos de estos problemas.
Afirma que las instituciones involucradas en la recepción de los deportados hacen su mejor esfuerzo, pero cada una trabaja según sus propios lineamientos, por lo cual se ha empezado a desarrollar un protocolo con los pasos para la atención una vez los connacionales salen de la FAG y bajo la responsabilidad de qué institución queda cada tarea.
Puso como ejemplo que en una ocasión a un retornado le dio un ataque de epilepsia, otro tenía diarrea, a uno más había que internarlo en el Hospital de Salud Mental Federico Mora y, aunque en el lugar hay un médico, no hay un esquema de qué hacer en esos casos.
Según Elizondo, el protocolo, que debería estar listo a finales de este año, contempla una solución para cada imprevisto, desde más vigilancia en el exterior de la FAG para evitar los asaltos hasta el ofrecimiento de una oportunidad de empleo.
Julio Lainfiesta, diputado integrante de la Comisión del Migrante, consideró necesario que exista un protocolo que defina las responsabilidades de cada institución, ya que los retornados sufren abusos de los cambistas que están afuera, ya que algunos traen dólares o pesos mexicanos.
De acuerdo con Lainfiesta, los asaltos son recurrente y hay denuncias incluso de que a algunas mujeres las han subido a taxis para abusar de ellas. “Esta pobre gente solo viene con su bolsita y lo poquito que traen, y aquí todavía los asaltan”, comentó.
El protocolo debería integrar a Migración, la Procuraduría General de la Nación, la Secretaría de Bienestar Social, la Cancillería, Policía Nacional Civil y organizaciones sociales, como la Casa del Migrante y la Organización Internacional para las Migraciones.
El protocolo iría de la mano con la remodelación que se planea hacer en la Fuerza Aérea, donde habría cubículos para prestar distintos servicios a los retornados, como llamadas nacionales e internacionales, y otros para resolver aquellos inconvenientes de hospedaje o traslado.
Con la ampliación también se considera una sala donde los migrantes podrán esperar a que sus familiares los lleguen a traer, ya que actualmente solo son registrados y en grupo se les abre la puerta para que salgan a la calle.
El sacerdote Mauro Verzeletti, director de la Casa del Migrante, ha escuchado muchos testimonios de migrantes que han sufrido asaltos al recién llegar a Guatemala.
“Existe una mafia que está alrededor de la FAG que cada vez toma más espacio. Sabe dónde se dirigen los deportados, y entonces los siguen extorsionando en las comunidades donde viven”, indicó.
También reflexionó en que el protocolo debería contener políticas que ayuden a esas personas a reinsertarse dentro de la vida económica del país.