Ciudad Guatemala

Cómo Nicolás Maduro ha mostrado ser un político más astuto de lo que muchos pensaban en Venezuela


Daniel García Marco (@danigmarco) Corresponsal de BBC Mundo en Venezuela

  20 mayo, 2018 - 21:40 PM

Nicolás Maduro sustituyó al político latinoamericano más carismático del siglo XXI. Durante su gobierno se gestó la peor crisis económica de la historia reciente de Venezuela. Y a pesar de todo, sobrevive.

Con sus principales rivales fuera del tablero político, inhabilitados o presos, y con una parte de la oposición llamando a la abstención porque no confía en el proceso, Maduro se propone el domingo ser reelegido como presidente de Venezuela tras los cinco intensos años del primer mandato.

El apoyo del núcleo duro del chavismo, que lleva casi 20 años en el poder, podría ser suficiente para el triunfo a pesar del descontento y de las protestas que ha enfrentado.

Son al menos esos 4 o 5 millones de personas que se espera que voten por él para que resuelva los problemas de hiperinflación, escasez de alimentos y medicinas, inseguridad, corrupción…

Pero Maduro quiere incluso más: llegar a los 10 millones de votantes, algo que nunca alcanzó su maestro, Hugo Chávez.

¿Será posible? Y si sucede, ¿serán fiables los números de un Consejo Nacional Electoral al que la oposición acusa de actuar al dictado del Ejecutivo?

Nicolás Maduro
REUTERS
Si gana el domingo, Maduro iniciará una etapa algo más alejada de la sombra de Chávez.

El presidente afirma que quiere iniciar el lunes una nueva etapa. Si gana, sería la consolidación del madurismo, que se gesta conforme el “hijo de Chávez”, como se define él, se va separando de su padre político.

Si ocurre, será el cénit político de un conductor de autobús y sindicalista que en paralelo al desmoronamiento económico de Venezuela y al conflicto político y social ha mostrado astucia para su supervivencia como líder de la llamada revolución bolivariana.

BBC Mundo intentó a través del ministro de Comunicación, Jorge Rodríguez, contar con la visión y opinión de Maduro y de otros miembros del oficialismo para este artículo, pero no obtuvo respuesta.

¿Cómo llegó Maduro hasta aquí?

Reconstruimos la trayectoria política del polémico presidente a partir de una fecha clave: el 8 de diciembre de 2012.

El elegido

Ese día, el mundo vio por última vez a Chávez, que iba y venía de La Habana a Caracas para tratarse un cáncer.

Tras meses de incertidumbre y ausencias, Chávez nombró a su sucesor en televisión.

Hugo Chávez y Nicolás Maduro.
AFP
Hugo Chávez y Nicolás Maduro crearon una alianza muy estrecha.

“Si algo ocurriera que me inhabilitara de alguna manera, Nicolás Maduro no sólo en esa situación debe concluir como manda la Constitución el periodo, sino que mi opinión firme, plena como la luna llena, irrevocable, absoluta, total, es que en ese escenario que obligaría a convocar a elecciones presidenciales ustedes elijan a Nicolás Maduro como presidente de la República Bolivariana de Venezuela”.

El entonces vicepresidente Maduro, sentado a su izquierda, mostraba un gesto entre el temor y la preocupación. Chávez lo elegía. Y lo hacía porque el líder ya no sería más presidente. En marzo de 2013 fue Maduro el que anunció la muerte del comandante.

Chávez elogió a Maduro, al que conoció cuando estaba en la cárcel de Yare, donde cumplió dos años de condena tras el fallido golpe de Estado del 4 de febrero de 1992.

En sus visitas a la prisión el actual presidente también se encontró con Cilia Flores, que ejercía como una de las abogadas del comandante. Ahora es su esposa, la “primera combatiente”, una figura silente a la que muchos atribuyen una gran influencia en el gobierno.

Nicolás Maduro.AFP
Maduro ha ido desligándose un poco de Chávez para crear su propio camino.

“Es un revolucionario a carta cabal, de gran experiencia a pesar de su juventud, gran dedicación al trabajo, gran capacidad para la conducción de grupos”, dijo aquel 8 de diciembre de 2012 Chávez, que también alabó el “don de gentes” de su sucesor.

Era un hombre de confianza que había sido presidente del Parlamento, canciller y vicepresidente.

“Un operador político particularmente eficaz”, me dice un exfuncionario del gobierno que trabajó de cerca con Maduro y que pide hablar bajo condición de anonimato.

A algunos sorprendió el nombramiento de Maduro como sucesor por delante del militar Diosdado Cabello -sentado a la derecha de Chávez en la última alocución televisiva- y del poderoso presidente de la estatal PDVSA Rafael Ramírez.

No para los que vieron el progresivo ascenso de Maduro y sus constantes viajes a La Habana a reunirse con el convaleciente Chávez.

Nicolás Maduro.
AFP
Nicolás Maduro se formó políticamente en Cuba.

“Maduro pasó más tiempo en Cuba que cualquier otro líder del chavismo. Tenía acceso directo y permanente”, afirma el exfuncionario, buen conocedor de los entresijos de ese momento clave.

Chávez vio en él al civil que debía continuar la revolución bolivariana. Un hombre pragmático, no un radical. Con capacidad de negociación y de cumplir tanto en un mitin político en la calle con ropa informal como en los despachos vestido de traje y corbata.

Quienes lo conocen de cerca lo definen además como una persona agradable, bonachona, de personalidad fácil.

“Se le tiende a subestimar porque no estudió ni tiene un recorrido intelectual. Se tiende a pensar que es un bruto”, dice el exfuncionario.

Nicolás Maduro
AFP
Maduro anunció la muerte de Chávez el 5 de marzo de 2013.

Sus rivales de la oposición lo llaman “Maburro”, algo que el mismo presidente alimenta.

Usa el menosprecio de algunos como arma para presentarse como el presidente “del pueblo”, alejado de las élites económicas y sociales.

“Tiene una inteligencia práctica. Tenía capacidad de absorber información y de decidir”, recuerda la fuente.

El canciller

A diferencia de Cabello, Maduro era en 2012 una figura menos polarizadora. Y Chávez tenía las mejores credenciales de él tras nombrarlo jefe de la política exterior en 2006 pese a no ser diplomático ni hablar idiomas.

Fue el gran canciller de Chávez“, afirma el exfuncionario. En esos años, Chávez y Maduro formaron una exitosa pareja de trabajo para los intereses de su gobierno.

Hugo Chávez y Nicolás Maduro.
AFP
La diplomacia venezolana tuvo un gran momento durante el periodo de Maduro como canciller.

Con el carisma del comandante y el dinero del petróleo, Venezuela amplió su área de influencia y confrontó directamente a los Estados Unidos, ayudado por un giro a la izquierda en el subcontinente.

La política exterior venezolana se expande entonces. Se suman nuevos miembros al ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América). La Unasur(Unión de Naciones Sudamericanas) y la Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) se inclinan del lado de Venezuela, que entra a formar parte del Mercosur (Mercado Común del Sur).

A diferencia de lo que ocurre ahora, la gran mayoría de países de la OEA (Organización de Estados Americanos) también respaldaba a Venezuela.

En la Asamblea General de la OEA 2009 en Honduras se revocó la decisión de 1962 de excluir a Cuba del sistema interamericano, lo que significó una dura y poco habitual derrota para Estados Unidos.

Nicolás MaduroD
AFP
Chávez nombró a Maduro canciller en 2006 pese a no tener experiencia diplomática.

Chávez era el estratega; el petróleo era el facilitador; y Maduro, el operador.

El presidente

Maduro dio la noticia de la muerte del comandante el 5 de marzo de 2013. Lideró el funeral y las jornadas de duelo. Y sin apenas tiempo, se embarcó en la campaña para la elección de abril, en la que se impuso por un estrecho margen a Henrique Capriles.

Muchos cantaron fraude, pero Maduro se instaló en el palacio de Miraflores.

Su tarea era hercúlea: no sólo intentar suplir el carisma y la devoción de Chávez, sino afrontar un panorama económico muy diferente y que el propio comandante ya había atisbado.

Nicolás Maduro
AFP
Maduro emergió como figura al ser designado por Chávez como sucesor.

En el interior del gobierno de Chávez se empezaron a pensar propuestas macroeconómicas en un momento en el que los precios del petróleo iniciaban la desaceleración.

Al morir el comandante, la tarea de aplicar reformas, como la del sistema cambiario, un problema aún vigente hoy en día, quedó eventualmente en manos de Maduro.

Pero el excanciller, con un liderazgo mucho más débil que Chávez y en el centro de varias facciones, no fue el reformista que promete ser si gana este domingo la reelección.

En 2014 llegó el desplome de los precios del petróleo, detonante de la actual crisis económica.

“Y la decisión del gobierno fue no hacer nada. Hubo ausencia de reactividad ante un shock violento. No se tomó ninguna decisión de orden macroeconómico”, critica el exfuncionario.

Nicolás Maduro
AFP
Nicolás Maduro ha cedido mucho poder al Ejército.

Durante su mandato, Maduro dejó importantes tareas de gestión a los altos mandos del Ejército, a los que encomendó la importación de alimentos y productos básicos y hasta la dirección de la petrolera PDVSA, casi la única fuente de ingresos del país y cuya producción está en su peor nivel de los últimos 30 años, según los datos de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo).

La influencia de los uniformados no evitó, sin embargo, cierto descontento en los cuarteles, conspiraciones, ruido de sables y detenciones.

La “guerra”

Pero no sólo lo económico empezó a torcerse, sino también lo político. Tras el triunfo del chavismo en las municipales de finales de 2013 se esperaba que 2014 fuera finalmente el año de ver la gestión de Maduro.

Líderes de oposición radicales comandados por Leopoldo López, quizás el mayor antagonista de Maduro por carácter, formación, ideología y hasta aspecto físico, quisieron probar su fortaleza como presidente.

Manifestante contrario a Maduro.AFP
En 2014 y 2017 se vivieron las mayores protestas contra Maduro.

Convocaron a protestas en las calles que durante varios meses dejaron unos 40 muertos y que provocaron el discutido encarcelamiento de López por supuesto enaltecimiento de la violencia. El político cumple ahora condena en arresto domiciliario.

“Eso descalabró el quinquenio de Maduro”, analiza el exfuncionario, que asegura que a partir de ahí la polarización se convirtió de nuevo en el epicentro del debate.

“A partir de ahí ha hecho del conflicto una razón de ser. Ha tenido una oposición tan obtusa que le ha ayudado a polarizar el escenario”, afirma la fuente sobre la relación del presidente con sus rivales, muy similar también a la de los tiempos de Chávez.

La derrota

En 2015 el chavismo sufrió el golpe más duro en casi 20 años con la severa derrota en las parlamentarias que derivó en la posterior anulación en la práctica del Parlamento.

Parte de la oposición lo vio como la señal de la inminente caída de Maduro. Se equivocó.

Nicolás Maduro y Henri Ramos.Derechos de autor de la imagenAFP
Image captionHenri Ramos, presidente del Parlamento ganado por la oposición en 2015, vislumbró una rápida salida de Maduro, pero se equivocó.

El Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) emitió en marzo de 2017 dos sentencias que le arrebataban poderes al Legislativo.

Fueron el detonante de cuatro meses de protestas callejeras que dejaron unos 120 muertos y que, a diferencia de 2014, tenían no sólo un componente político, sino también económico por la aguda crisis de inflación y desabastecimiento.

La oposición denunció la dura represión policial, mientras que el oficialismo acusaba terrorismo para desestabilizar al gobierno y propiciar un golpe de Estado.

Maduro justificó tanto la crisis como las protestas con la “guerra” impuesta desde el exterior por Estados Unidos y la “oligarquía”, discurso que caló entre sus simpatizantes.

Y la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca y su política de sanciones y beligerancia sirvieron para reforzar la idea de agresión externa y desempolvar el enemigo clásico del “imperialismo”.

Joven en llamas.
AFP
Las protestas de 2017 se prolongaron cuatro meses y dejaron unos 120 muertos.

La instalación de la Asamblea Nacional Constituyente, completamente oficialista, marcó el fin de las protestas. En ese clima ya favorable, el Consejo Nacional Electoral (CNE), que había frenado en 2016 el revocatorio a Maduro, programó las elecciones regionales, que estaban aplazadas.

La oposición denunció fraude tras el holgado triunfo chavista y ya no acudió a las municipales de diciembre de 2017.

Buena parte de esa oposición tampoco considera justos los comicios del domingo y llama a no votar.

El sobreviviente

Maduro no sólo se ha enfrentado a los rivales habituales. El exministro del Interior Miguel Rodríguez Torres, la exfiscal Luisa Ortega y el que fuera zar del petróleo Rafael Ramírez fueron los pesos pesados del chavismo que le dieron la espalda.

El primero está detenido y los otros dos hacen sus denuncias desde el exilio, perseguidos ambos por supuestos delitos de corrupción que afloraron sólo tras su disidencia.

Nicolás Maduro
REUTERS
El mensaje de “guerra económica” ha arraigado en sus simpatizantes.

“Maduro es hábil en la maniobra para dividir a la oposición, para sobrevivir, para ser candidato presidencial”, dice el exfuncionario, que opina que el control férreo del presidente ha evitado más diferencias internas públicas.

“El costo de romper filas es muy alto”, añade.

“Y seguramente va a ganar el domingo. En eso es muy astuto”, agrega sobre el presidente.

La oposición lo tilda de autoritario y hasta de “dictador”. Maduro replica presumiendo de la democracia venezolana e incluso bromea con su parecido físico con Josef Stalin.

“Lo que ha hecho desde que asumió es quitar de su camino a todos los que lo adversan”, dice a BBC Mundo el analista estadounidense David Smilde, profesor de Sociología que ha vivido o trabajado en Venezuela desde 1992.

¿El reformista?

Nada ha detenido de momento a Maduro.

“Ha enfrentado una cantidad de situaciones por las que cualquier otro líder habría renunciado”, asegura Smilde, que destaca la formación marxista de Maduro en Cuba y su lealtad a la consigna revolucionaria de “un paso atrás, dos pasos adelante”.

El presidente, de 55 años, está dispuesto a continuar.

Siluetas de Maduro y Chávez.
BBC MUNDO
En campaña se ha vuelto a asociar la figura de Chávez con la de Maduro, pero menos que en 2013.

“Tiene metido en la cabeza que Chávez le dejó la revolución y él tiene que seguir la revolución a muerte”, agrega Smilde, responsable de un blog sobre política en Venezuela en el centro de estudios estadounidense WOLA (The Washington Office on Latin America).

“Entregar la revolución sería como entregar a Chávez”, dice sobre la responsabilidad que puso el comandante sobre el fornido Maduro.

Descabezada la disidencia interna y la oposición, Maduro busca el domingo prolongar seis años más su mandato.

“Vamos a hacer todos los cambios económicos que necesita Venezuela”, prometió el martes en un mitin en Charallave, a una hora de Caracas, sin explicar por qué no lo hizo en los cinco años previos.

“Ya no soy aquel novato, ahora soy un presidente maduro de verdad”, gritó con su potente voz comparándose con la campaña de 2013.

Ahora ya no recurre tanto a la figura de Chávez, aunque sus siluetas comparten afiches con la leyenda “Juntos Todo es Posible”. En los actos se le ha podido ver con una estrafalaria camisa en la que aparece la cara del comandante.

Simpatizantes de Chávez.
AFP
El cariño por Chávez se traduce ahora en apoyo a Maduro.

Pero Maduro ya traza su propio camino. Lanzó su propio partido, Somos Venezuela, como Chávez hizo con el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) en 2007.

“Es una nueva fase, igual de revolucionaria o de repente más”, elucubra Smilde sobre el llamado madurismo.

“Yo creo que en realidad ahora vamos a conocer al verdadero Maduro por eso hay que darle otra oportunidad”, me dijo Mirla González, una simpatizante, en el acto de campaña en Charallave.

Aunque gane, le espera otro mandato difícil.

Mural de Maduro.
REUTERS
Maduro quiere seguir la tarea que le encomendó Chávez: continuar con la llamada revolución bolivariana.

Además de mantener a raya a la oposición y evitar nuevas disidencias, tendría que afrontar la crisis económica y seguramente nuevas sanciones de Estados Unidos, la Unión Europea e incluso de los países vecinos agrupados en el llamado Grupo de Lima.

En un momento además en el que la petrolera estadounidense Conoco Phillipsbusca embargar activos de la estatal PDVSA para saldar su deuda, camino que podrían seguir otros acreedores.

“Sabe cómo ganar batallas”, le reconoce Smilde al presidente Maduro. Si vence el domingo, es muy posible que enfrente muchas más.

A mitad de la tarde, pequeñas filas de votantes se mantenían en algunos centros de votación en zonas tradicionalmente chavistas, pero otros lucían semivacíos o desolados.

“Mientras más votos, más paz”, dijo Maduro, al llamar a su partido a movilizar votantes, consciente de que una baja participación empañaría su eventual victoria, aunque expertos señalan que ese escenario le favorece pues tiene un voto duro de 25% del electorado.

La opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) promovió la abstención al boicotear un proceso que considera una “farsa” para perpetuar a Maduro. Pero el exchavista Henri Falcón se separó de sus filas y es el principal rival del mandatario.

Falcón y el pastor evangélico Javier Bertucci, otro adversario de Maduro, pidieron votar contra lo que llamaron “pesadilla” y “desastre”, aunque denunciaron “chantajes” del oficialismo.

El gobernante partido socialista registra a los votantes en unas controversiales carpas llamadas “puntos rojos”, que -dijeron los candidatos- se instalaron a menos de 200 metros de los centros, violando la ley.

La presidenta del poder electoral, Tibisay Lucena, dijo atender las denuncias y no dio estimado de participación. Unos 20,5 millones de electores están llamados a estos comicios adelantados, que darán un mandato de seis años a partir de enero de 2019.

“No voy a participar en este fraude. Lo que vivimos es un desastre”, dijo María Barrantes, de 62 años.

Apagones; falta de comida, medicinas, transporte y agua; precios por las nubes con un ingreso mínimo que da para un kilo de leche en polvo, abruman al venezolano y cientos de miles emigraron en los últimos cuatro años.

Pero con una oposición dividida y sus principales líderes inhabilitados o presos, y con un vasto poder institucional con los militares al frente, Maduro se encamina a la reelección.

“La economía no sirve”

Venezuela ha vivido en el gobierno de Maduro una de sus peores crisis: El FMI estima la caída del PIB en 15% y la hiperinflación en 13.800% para 2018.

El país y la petrolera PDVSA fueron declaradas en default parcial en 2017, y la producción de crudo cayó al peor nivel en tres décadas.

“La economía que tenemos hoy no nos sirve porque fue infectada de neoliberalismo”, dijo Maduro, exchofer de bus y sindicalista de 55 años en el poder desde 2013, prometiendo cambios para traer “prosperidad”.

Aunque 75% de los venezolanos rechaza su gestión, se beneficia de los leales al fallecido Hugo Chávez (1999-2013) y de la dependencia de sectores populares de programas sociales y clientelistas.

“La cosa está dura pero es culpa de la guerra económica”, dijo Rafael Manzanares, de 53 años, quien vive de la caja de alimentos subsidiados que vende el gobierno.

Maduro culpa de la debacle a una “guerra económica” de la derecha aliada con Washington, pero muchos al gobierno socialista.

Falcón, exmilitar retirado de 56 años, propone dolarizar la economía, revertir expropiaciones y aceptar ayuda humanitaria.

“Mis cuatro hijos se fueron a Colombia para poder enviarme dinero”, aseguró Maritza Palencia, de 58 años, quien votó por un “cambio”.

En varios países, migrantes venezolanos realizaron pequeñas protestas contra los comicios. En el Vaticano, el papa Francisco oró para que Venezuela encuentre “el camino de la paz y la unidad”.

“No cambia nada”

Estados Unidos, Canadá, la Unión Europea (UE) y una docena de países latinoamericanos sostienen que la elección no es justa ni transparente y acusan a Maduro de socavar la democracia. El presidente reiteró este domingo que le “resbala” que le digan “dictador”.

El mandatario advirtió que hará “respetar aquí y en el mundo (…) la voluntad del pueblo”, y exigió cesar la “feroz campaña” de Estados Unidos y varios gobiernos en su contra.

Casi todo el círculo del gobernante está sancionado por la UE y Washington, que recién sumó al número dos del chavismo, Diosdado Cabello, a su lista de 70 autoridades venezolanas sancionadas -incluido Maduro-.

“La farsa de las elecciones no cambia nada”, aseveró este domingo el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo.

Estados Unidos, al que Venezuela vende un tercio de su producción de crudo, prohibió a sus ciudadanos negociar deuda venezolana y amenaza con un embargo petrolero.

“Donald Trump está decidido a aumentar la presión”, cree el internacionalista Mariano de Alba.

Pero Maduro confía en que esos gobiernos finalmente lo reconocerán, así como en el apoyo de China y Rusia y de la, hasta ahora incondicional, cúpula militar.

“La crisis es tan severa que puede provocar o una fricción dentro de la alianza cívico-militar gobernante o una ruptura social de mayor escala”, advirtió Crisis Group.

Más de 300.000 soldados custodian los 14.600 centros que, tras doce horas de votación, cerrarán a las 22H00 GMT.

La farsa de las elecciones no cambia nada. Necesitamos que la gente venezolana controle este país… una nación con demasiado que ofrecer al mundo“, dijo en un Twitter el secretario de Estado, Mike Pompeo.

En su mensaje, Pompeo también pidió al gobierno de Maduro liberar a Joshua Holt, un misionero estadounidense detenido en 2016 acusado de conspirar contra el gobierno.

TAMBIÉN PUEDE VER: Venezuela va a elecciones con Maduro favorito pese la profunda crisis

Las dizque elecciones hoy en Venezuela no son legítimas“, tuiteó de su lado Heather Nauert, portavoz del Departamento de Estado.

Estados Unidos está del lado de las naciones democráticas en el mundo que apoyan al pueblo venezolano y su derecho soberano a elegir a sus representantes en elecciones libres y justas“, añadió.

Estados Unidos desconoce los comicios y había pedido a Maduro cancelarlos.

Washington sancionó el viernes al poderoso dirigente venezolano Diosdado Cabello, vicepresidente del Partido Socialista Unido (PSUV), al que acusa de narcotráfico y corrupción.

Unos 20,5 millones de electores están llamados a estos comicios adelantados y a una sola vuelta, que darán un mandato de seis años a partir de enero de 2019.

Maduro es el gran favorito, aunque su gestión es desaprobada por el 75% de los venezolanos, abrumados por los apagones, la escasez de bienes y servicios básicos y una voraz hiperinflación, que se conjugan con una trepidante inseguridad ciudadana.

 

Nada hace ver que el país está en víspera de elecciones. Las calles de Caracas y otras ciudades viven el ajetreo normal de un sábado en el que todos buscan llevar comida a casa.

Bajo esta apatía, 20,5 millones de los 30,6 millones de venezolanos están llamados a elegir, en una sola vuelta, al presidente para un mandato de seis años que iniciará en enero de 2019, pues los comicios -tradicionalmente en diciembre- fueron adelantados por el oficialismo.

Maduro es favorito aunque 75% de los venezolanos rechaza su gestión. Según analistas, se beneficia del control social e institucional -incluido el militar-, y la fractura de una oposición cuyos principales líderes y partidos fueron inhabilitados.

La coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) rechazó participar en un proceso que tilda de “farsa”, pero el exchavista Henri Falcón se separó de esa línea.

La firma Datanálisis da un empate técnico entre Maduro y Falcón; Delphos 43% al presidente y 24% al exchavista, e Hinterlaces 52% al mandatario contra 22% al exgobernador. Un tercer candidato, el pastor evangélico Javier Bertucci, ronda el 20%.

Durante el gobierno de Maduro, Venezuela cayó en una de sus peores crisis: El FMI estima la contracción económica en 15% y la hiperinflación en 13.800% para 2018. La producción petrolera está en el nivel más bajo en 30 años. 

Consciente de la catástrofe, Maduro, exchofer de bus y sindicalista de 55 años, prometió que si es reelegido hará una “revolución económica”, pero no dijo cómo.

“Estamos defendiendo (…) el derecho a tener un futuro justo, próspero”, escribió Maduro este sábado en Twitter.

Falcón, exmilitar retirado de 56 años, promete dolarizar la economía, devolver empresas expropiadas por el chavismo y permitir ayuda humanitaria.

“Nuestra lucha ha estado encaminada a un camino pacífico y electoral”, expresó Falcón en Twitter.

El dilema

Analistas estiman que una alta abstención favorecerá a Maduro, pues mantiene una base de apoyo por la lealtad al fallecido líder socialista Hugo Chávez y la dependencia a programas sociales y clientelistas.

“Voy a votar por Nicolás Maduro porque solamente en revolución se pueden mantener los beneficios”, aseguró Nilse González, empleada pública de 55 años, en el centro de Caracas.

En las filas opositoras reina la división y el desánimo.

“Por primera vez en mi vida no voy a votar porque estamos llevando una vida de perros, sin medicamentos, sin comida”, dijo a AFP Teresa Paredes, ama de casa de 56 años.

Pero Álvaro Toro, jubilado de 64 años, votará porque dice que “esto hay que acabarlo”. “Falcón está en capacidad de traerse chavistas descontentos y opositores”, confió.

El analista Luis Vicente León critica que la MUD llamara a la abstención sin estrategia para el día después. La oposición anunció que, tras los comicios, presionará por “verdaderas elecciones”, pero sin explicar cómo lo logrará.

“No va a pasar absolutamente nada, no tengo ninguna expectativa”, dijo a AFP Rafael Rangel, artista de 39 años que emigró a Miami. Cientos de miles han dejado Venezuela durante el gobierno de Maduro.

Bajo el lema “Fuera Maduro”, en un centenar de ciudades del mundo donde viven venezolanos habrá protestas para rechazar los comicios, anunció la MUD.

 “No hay intocables”

El gobierno venezolano nunca ha estado más aislado. La Unión Europea (UE), Estados Unidos y una docena de países de América Latina no reconocerán los resultados por considerar que la elección no ofrece garantías para ser libre y democrática.

El poder electoral rechazó la “injerencia extranjera” e invitó a un grupo de observadores, que aseguró este sábado que todo marcha en “armonía”. La UE descartó enviar verificadores.

Casi todo el círculo del gobernante está sancionado por la UE y Estados Unidos, que incluyó el viernes en su lista al número dos del chavismo, Diosdado Cabello, bajo acusación de corrupción y narcotráfico.

“Estas sanciones conllevan un mensaje muy poderoso: No hay intocables; tendrán un enorme impacto en el ala militar”, aseguró a AFP la experta en asuntos militares, Rocío San Miguel.

Para Diego Moya-Ocampos, analista del IHS Markit, basado en Londres, “el escenario más probable es un mayor aislamiento internacional y deterioro económico impulsado por la mala gestión y las sanciones”.

Pero el factor clave es el militar, según expertos. Los máximos jefes militares, leales a Maduro, han llamado a votar, incluso a sus subordinados.

Más de 300.000 soldados y policías estarán el domingo en los 14.638 centros electorales, que abrirán a las 10H00 GMT y cerrarán doce horas después.

Cerca de Luis, un morenito de ocho años, duerme una bebé de cuatro meses con macrocefalia. Un mosquitero intenta protegerla del contagio. Su cabeza es tan grande como un balón de baloncesto por el líquido acumulado y necesita una válvula de drenaje que no tiene el hospital.

Caso tras caso, la carencia de medicamentos, que según la Federación Farmacéutica llega a 80%, y la de insumos médicos, conforman uno de los problemas más críticos durante el gobierno de Nicolás Maduro, quien el domingo buscará su reelección.

En la habitación de Luis también está Anthony Noguera, de siete años. Tiene un hueco en la espalda por una herida de operación que va creciendo. Ni el centro médico ni las farmacias tienen parches de cicatrización.

Solo se consiguen en dólares, asegura a AFP su abuela María Silva. “No tenemos. Estamos entre la espada y la pared”, agregó resignada.

Los casos se podrían solucionar fácilmente si se importaran medicinas e insumos, asegura Édgar Sotillo, el médico que los trata en el hospital de niños J. M. de los Ríos, en el centro de Caracas.

No tenemos medicamentos. Estamos viendo varicela, tuberculosis, paludismo, sarna. El hospital a veces no tiene agua. Si se infectan los pacientes, no hay antibióticos y se complican“, explicó.

La lucha por vivir

A Luisito lo llevaron primero a un hospital de Valencia (norte) cuando dejó de mover un brazo.

“Pero estuvo un mes sin que le hicieran nada porque no hay medicamentos allí. No podemos comprarlos aparte, hasta para tomar agua tengo que pedir”, dijo a AFP Ingrid Saavedra, abuela del menor.

En una mesa hay un pequeño envase con huevos revueltos, única comida del día que ofreció el hospital.

Culpando de la crisis a una “guerra económica” y a sanciones de Estados Unidos, Maduro pide el voto prometiendo resolver pronto la escasez de alimentos y medicinas.

Pero Yuriángela, de 16 años, no tiene tiempo. Junto a otros niños con cáncer, se descompensa en un cuarto frío mientras recibe la quimioterapia para su metástasis pulmonar.

Su madre, Suger Najme, llora porque no sabe cómo conseguirá el próximo tratamiento. La falta de medicinas llega al 95% en enfermedades crónicas como el cáncer.

Le faltan 17 quimios. Varios medicamentos escasean, tenemos que empezar nuevamente nuestra lucha. Me ha tocado comprarlos afuera. No tenemos los recursos, pero hemos recibido ayuda“, señaló.

A su lado, Luana Rojas, de cuatro años, recorta las letras del abecedario mientras recibe el tratamiento para un glioma de tallo cerebral.

“Estuvimos dos meses sin conseguir quimioterapia. Esto es responsabilidad de los gobernantes que solo nos toman en cuenta cuando” protestamos, dijo a AFP su madre, Rosa González.

En el área de oncología, están dañados los equipos de tomografía, resonancia magnética y radioterapia.

Los médicos se van

En Venezuela son frecuentes las manifestaciones por falta de medicinas e insumos, que el gobierno importa cada vez menos tras el desplome de los precios y la producción de petróleo, fuente de 96% de divisas.

Dos médicos fueron detenidos el lunes en una protesta en un hospital de Maracaibo, capital del estado petrolero Zulia, denunció la principal universidad de la región.

En el J.M. de los Ríos tampoco hay reactivos para exámenes de sangre, hay tuberías rotas, funciona un solo ascensor y “ratones y cucarachas” recorren los pasillos, según médicos.

No podemos operar porque faltan insumos. Hay pacientes que han mejorado, pero por falta de medicamentos se complican y fallecen“, dijo una doctora bajo anonimato.

Belén Arteaga, jefa de Nefrología, confesó que apenas gana sueldo mínimo: 2,5 millones de bolívares -36 dólares a la tasa oficial y 3 dólares en el mercado negro-, que no alcanzan para un kilo de carne por la hiperinflación.

El año pasado, Belén vio morir a cuatro niños por falta de antibióticos.

“Los médicos se van. Teníamos tres residentes, se fueron dos: a una el sueldo no le alcanzaba para pagar la habitación en que vivía, la otra se fue del país“, indicó.

Según la Sociedad Médica Venezolana, 30% del personal médico ha emigrado. La mortalidad infantil aumentó 30,12% en 2016 frente a 2015 (11.466 decesos de menores de un año), de acuerdo con la última cifra oficial.

Huniades Urbina, jefe de la Sociedad de Puericultura y Pediatría, asegura que eso ha aumentado. “Tenemos una crisis humanitaria, cifras del África Subsahariana”, lamentó.

Arepas sin relleno

La arepa -tortilla de maíz típica de Venezuela– se come con mantequilla y queso, pero Alida Huzz, vendedora de una favela del oeste de Caracas, no puede pagar el relleno.

“Tengo tiempísimo con ganas de comerme un arroz con pollo y papa. Tengo el arroz, papa, pero pollo no. Trabajas y trabajas y nada. Antes podías comer lo que quisieras, ahorita no”, dijo Alida a AFP.

La mantequilla cuesta 810.000 bolívares, 31% del ingreso mínimo que el presidente Nicolás Maduro -quien busca reelegirse el domingo- ha aumentado tres veces en 2018 debido a una hiperinflación que -según el FMI- pasará de 13.800% este año.

Entre sollozos, Reina Rojas, ama de casa del barrio, de 50 años, cuenta a AFP que su hijo mayor abandonó la universidad para trabajar de albañil en Ecuador: “Manda real (dinero) para ayudarnos”.

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Su casa está llena de baldes con agua que recoge por la escasez, y electrodomésticos dañados que no puede reparar. Como Alida, recibe cada mes y medio una caja de alimentos que vende el gobierno a precios subsidiados.

“Solo vienen tres kilos de arroz, tres paquetes de espaguetis y aceite. ¿Quién vive con eso?”, cuestiona Reina, quien votará para salir de “esta pesadilla”.

Pero en su casa a medio terminar y con una sola litera, Jesús Cova, vendedor ambulante, agradece a Maduro: “Da casas, bonos. Está dando, de lo mucho que da el petróleo, una miseria al pueblo, pero los gobernantes de antes no daban nada”.

Vive de su pensión equivalente al ingreso mínimo (36 dólares a tasa oficial y tres en el mercado negro). Según las principales universidades del país, la pobreza escaló a 87% en 2017.

El sueldo en una pizza

Federico Pereney, periodista de 41 años, dejó su trabajo en septiembre cuando al invitar a cenar a su novia el sueldo se le fue en una pizza.

Ahora trabaja por cuenta propia y con lo que ambos ganan compran comida y “poco más”. Al menos -afirma aliviado- posee un buen departamento en Caracas.

“Ya no vamos a restaurantes, a veces compramos pizza y comemos aquí”, dijo cabizbajo.

El entretenimiento también se les redujo a una vieja consola de videojuegos y a ver películas piratas. “Al cine ya no vamos, es muy costoso”.

Tampoco tienen para reparar el aire acondicionado del carro y ya no compran ropa, la arreglan.

Su última salida del país -recuerda melancólico- fue en 2012 cuando estuvo diez días en Bogotá.

Cree que mientras Maduro gobierne todo empeorará y que las elecciones no son la solución: Quizá “lo sea un cambio interno en el gobierno, no hay oposición”.

El principal rival de Maduro, el chavista disidente Henri Falcón, se inscribió contrariando a la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD), que llama a la abstención por considerar fraudulentos los comicios.

https://www.youtube.com/watch?v=ZxLb1IJRzU0

Encierro en jaula de oro

Corina Sosa vive en una lujosa casa en el este de Caracas, decorada con obras de arte. Aunque comprar comida no es problema, la crisis también golpea a su familia: disminuyen los viajes y salidas a restaurantes.

Tampoco ahorran, pues deben pagar los estudios universitarios de un hijo en el exterior. Su hija mayor también emigró -cuenta Corina con voz quebrada-, buscando oportunidades.

“Antes podíamos reunir amigos en casa, salir a comer, ahora prácticamente todo se reduce a comprar comida y pagar sueldos (de empleados). Ahorrábamos para viajar, ahora no”, relató a AFP.

Atareados, varios trabajadores domésticos entran y salen de la enorme quinta. Corina es corredora inmobiliaria y su esposo abogado, pero evita dar detalles personales por temor a la delincuencia.

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Cuando Pedro, su otro hijo, sale de noche, no duerme: “Pienso que va a sonar el teléfono a decir que lo tienen secuestrado”.

Varias camionetas de la familia están varadas porque no hay repuestos o son muy costosos.

“Mi papá pudo construir esta casa hace años y hoy no podemos comprar dos cauchos (neumáticos). Pedir una botella de whisky en un restaurante es imposible”, comenta Pedro, abogado de 28 años.

Además de estas tres clases tradicionales, los venezolanos identifican una nueva a la que llaman “boliburgueses” o “enchufados”, personas supuestamente del entorno del gobierno a las que reprochan su ostentación y que no resienten la crisis.

“Tenemos que seguir aislando a Maduro hasta que ceda”, dijo la embajadora de Estados Unidos en las Naciones Unidas, Nikki Haley.

Al abrir la 48ª Conferencia de las Américas en el Departamento de Estado, auspiciada por el Consejo de Las Américas, Haley dijo que “la opresión sistemática del pueblo venezolano” por el “dictador” Maduro es una fuente de inestabilidad regional.

“Para la seguridad de todos los pueblos de América Latina, es hora de que Maduro se vaya”, enfatizó.

Consultada por el presidente emérito del Consejo de las Américas, el exembajador estadounidense y exdirector de la CIA John Negroponte, sobre cómo se logrará la salida de Maduro, Haley dijo que la presión de todo el continente es fundamental.

“No estoy segura cómo podemos hacer que suceda, pero sé que no podemos parar”, dijo. “Tratar de conseguir que Maduro se vaya depende de la región”.

“El tiempo para hablar, el momento de instar al régimen de Maduro a abrirse a las opiniones de la gente, ya pasó en Venezuela”, recalcó.

Maduro, electo en 2013 tras la muerte del mandatario Hugo Chávez, aspira a la reelección en las presidenciales del próximo 20 de mayo.

Los comicios, considerados ilegítimos por Estados Unidos, la Unión Europea y varios países latinoamericanos, se realizarán a pesar del boicot de una parte importante de la oposición venezolana y en medio de una aguda recesión e hiperinflación que generó la partida de cientos de miles de venezolanos.

USD 18,5 millones más para Colombia

“La economía y la sociedad civil de Venezuela han visto un declive catastrófico bajo Chávez y Maduro”, dijo Haley.

“Desde 2014, la ONU estima que 1,5 millones de personas han huido de la pobreza y la violencia en Venezuela”, señaló, y citó el caso de Colombia, que acogió “a más de 600.000 migrantes venezolanos y miles más llegan todos los días”.

En el mismo foro, el subsecretario de Estado John Sullivan anunció que Estados Unidos otorgará a Colombia 18,5 millones de dólares más para atender a los venezolanos desplazados a ese país, adicionales a los 2,5 millones concedidos en marzo.

Este nuevo financiamiento, destinado a alimentación y atención en salud, entre otros servicios, se suma a los 21 millones de dólares en asistencia humanitaria que Washington ha brindado desde 2017 para los venezolanos que han abandonado su país y a las comunidades vecinas que los acogen, según la agencia USAID.

Sullivan llamó al gobierno de Maduro a permitir el ingreso de ayuda humanitaria internacional y subrayó la necesidad de elecciones “libres, justas y transparentes”.

“Nuestra meta es una transición pacífica y democrática liderada por el pueblo venezolano”, dijo.

Democracia o “más sanciones”

Al cerrar el encuentro, el senador estadounidense Marco Rubio también pidió la salida de Maduro y reiteró su propuesta, lanzada días atrás, de aplicar luego en Venezuela un “Plan Marshall”, el programa con el que Estados Unidos reconstruyó Europa tras la Segunda Guerra Mundial.

“Hay que restablecer la democracia (…) Y si no, van a seguir más sanciones y presión sobre los individuos que están beneficiándose del régimen de Maduro”, declaró a periodistas, sin descartar medidas contra la industria petrolera si el presidente Donald Trump lo ve “necesario”.

Washington ha impuesto en los últimos meses numerosas sanciones económicas contra Maduro y funcionarios o exfuncionarios venezolanos, acusándolos de corrupción y narcotráfico, además de prohibir a entidades estadounidenses negociar deuda del Estado venezolano o de su petrolera PDVSA, y comerciar con el petro, la criptomoneda lanzada por Caracas.

Nicaragua, “seria preocupación”

En su discurso ante diplomáticos y empresarios de toda América, Haley advirtió que la “implosión” de Venezuela también expuso otra “seria preocupación” en Latinoamérica: el gobierno de Daniel Ortega en Nicaragua.

“Al igual que sus mecenas en Caracas y sus mentores en La Habana, el gobierno de Ortega se ha mantenido en el poder amañando elecciones, intimidando a los críticos y censurando a los medios”, dijo.

Haley repitió el llamado de la Casa Blanca a un “diálogo nacional” amplio en Nicaragua, donde la represión de protestas antigubernamentales deja al menos 47 muertos desde el 18 de abril, según defensores de derechos humanos.

“El modelo cubano-venezolano-nicaragüense de socialismo, dictadura, corrupción y graves violaciones de los derechos humanos ha demostrado ser un completo y total fracaso”, dijo Haley.

La región no puede permitir que los “pocos y últimos autoritarios que sobreviven” arrastren a todos por el camino opuesto a la libertad, concluyó.

El poder adquisitivo del quetzal se ha reducido 25 por ciento respecto al que tenía en el año 2010. Aunque Guatemala mantiene relativamente niveles de inflación bajos, la economía se ve afectada pues el poder adquisitivo disminuye y cada vez alcanza para menos.

El Instituto Nacional de Estadística (INE) hizo público el índice de precios al consumidor (IPC) del mes de abril, para determinarlo se estudian 441 bienes y servicios, que se distribuyen en 12 divisiones de gasto.

La Canasta Básica Alimentaria se estimó en Q 3,520.15  y la Canasta Ampliada se estimó en Q 8,127.80

Las Zonas que mostraron precios más altos son Jutiapa y Cobán.

Entre los factores que pueden incidir en el precio de los productos, principalmente por tema logístico esta el alza del precio del combustible. Luis Arroyo del INE indicó que evalúa el impacto que podría tener la subida de precios de gasolina y diesel en la Canasta Ampliada y que esperan tener el dato para el 7 de junio próximo.

En Abril el nivel inflacionario mensual presentó una desaceleración respecto al año anterior con una diferencia de – 0.22.

La Junta Monetaria mantiene el nivel de la tasa de interés líder de política monetaria en 2.75%, de acuerdo al balance de riesgos de inflación y el análisis de la coyuntura económica.

La inflación se mantiene dentro de lo previsto que esta en 4% más o menos 1 punto porcentual. El tipo de Cambio en promedio se mantiene en Q 7.40 X 1 dólar.

Aunque Guatemala mantiene una económica bastante estable y resilente factores como la inestabilidad política podrían llegar a afectar la inversión.

Es importante para Guatemala mantener su calificación o idealmente mejorar en los ratings de las calificadoras financieras.

Sergio Recinos, Presidente en funciones del Banco de Guatemala indicó que de momento la Calificadora Fitch decidió mantener la calificación BB para Guatemala, pero que siguen los acontecimientos y que la tensión política si puede afectar la intención de inversión para el país, por lo que se podría tener repercusiones en la economía.

Para mayo se prevé un incremento en el ingreso de remesas al país, esto debido a que históricamente en mayo debido al día de la madre ingresa más dinero.

“¡Que el ministro baje ya!”, “¡Ten dignidad, renuncia!”, exigían en coro unos 300 enfermos. Un cordón policial les impidió el acceso al edificio en el centro de Caracas, desatándose forcejeos.

A la manifestación se sumaron trasplantados renales y otros pacientes con cáncer, Parkinson, hemofilia y enfermedades mentales.

Mauricio Gutiérrez, de 54 años, aseguró que en materia de atención sanitaria, Venezuela “retrocedió a los años ochenta”, década en la que se empezó a tener información sobre la pandemia del sida.

“Se mueren personas con VIH por falta de tratamiento como ocurría en esa época”, sostuvo Gutiérrez, diagnosticado con el virus hace 26 años.

Las farmacias del gobierno -únicas que dispensan antirretrovirales por su alto costo- “están desiertas”, contó Arturo Brito, portador de 58 años.

“Más de 80.000 personas con VIH y sida se encuentran afectadas y en peligro por el 100% de desabastecimiento de antirretrovirales y fármacos para el tratamiento de infecciones oportunistas asociadas” a esas enfermedades, señaló en un comunicado la ONG Red Venezolana de Gente Positiva.

El presidente de la Federación Farmacéutica, Freddy Ceballos, tildó de “crítica” la situación de pacientes con afecciones crónicas como VIH. “No hay medicamentos para ellos”, aseguró a la AFP.

La hiperinflación, que en 2018 trepará a 13.864,6%, según el Fondo Monetario Internacional (FMI), es otro agravante. “Muchos simplemente no pueden pagar sus medicinas”, subrayó Ceballos, al indicar que unas 125 farmacias han cerrado en el último año.

-“No hay ni condones”-

Un comunicado suscrito por medio centenar de ONG de derechos humanos indica que la escasez de antirretrovirales “data de 2009”.

Una sentencia de la corte suprema ordenó en 1999 al Estado suministrar de manera gratuita el tratamiento contra el VHI y el sida, pero su entrega prácticamente está paralizada por los graves problemas de liquidez del gobierno.

Desplegando un cartel con la lista de fármacos que dejó de ingerir, Ángela Delgado, de 57 años, contó que debido a ello a fines de 2017 tuvo neumonía y ahora atraviesa un cuadro de cirrosis hepática.

“Las enfermedades oportunistas llegan si no se toman los antirretrovirales”, advirtió Delgado, contagiada hace 25 años por su esposo, ya fallecido. “¡Será que me toca esperar la muerte!”, exclamó con la voz quebrada.

Para adquirir los fármacos fuera del país se necesitarían unos 1.000 dólares al mes, sostiene César Steele, de 51 años. “Vivo una situación económica pésima. Tengo miedo a morir”, confesó.

El presidente Nicolás Maduro relanzó en octubre pasado un plan para la distribución gratuita de medicinas solicitadas vía telefónica, pero las ONG dicen que los problemas persisten.

Maduro, confrontado a una caída sostenida de la renta petrolera, vincula la escasez de todo tipo de bienes básicos con las sanciones económicas de Estados Unidos, que dificultan el pago de importaciones.

Para Ramsés Zambrano, un seropositivo de 51 años, todo va “peor”, pues ni siquiera hay reactivos para detectar el VIH.

Y afirma que es tal la crisis “que desde hace mucho no hay ni condones para prevenir el sida”.

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