Ciudad Guatemala

¿Qué pasará con los más de 2.300 niños separados de sus padres? Nadie lo sabe


El caos reina en la frontera entre Estados Unidos y México ante la falta de planes: nadie sabe cuál será la suerte de más de 2.300 niños inmigrantes separados de sus padres por el gobierno estadounidense, ni si podrán reunirse alguna vez.

  22 junio, 2018 - 12:16 PM

Los padres, detenidos para ser procesados penalmente, muchas veces no tienen idea de dónde están sus hijos y en algunos casos ya fueron deportados sin ellos.

 Una aguja en un pajar

Los abogados migratorios que les defienden aseguran que el gobierno no tiene planes para reunificarlos y que trabajan como “detectives privados” para unir a padres e hijos, una tarea que comparan con hallar una aguja en un pajar.

“En el terreno hay mucha confusión e instrucciones e información contradictoria, incluso de la parte de actores del gobierno”, dijo Michelle Brané, directora de derechos de los inmigrantes en la Comisión de Mujeres Refugiadas.

“Esto es solo un ejemplo de cómo opera este gobierno: anuncios de políticas grandes y audaces sin planes sobre cómo implementarlas, lo cual aumenta el caos en el terreno”, sostuvo Brané el jueves en una teleconferencia.

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Como ejemplo, relató el caso de una niña registrada como una menor de dos años, que usaba pañales. Hablaba quiché, una lengua maya usada en Guatemala y México, y nadie le comprendía. 

Un poco por casualidad, y tras horas de trabajo detectivesco, Brané logró identificarla en una lista de 500 nombres: tenía en realidad cuatro años, no dos, su nombre era otro y su tía estaba detenida “en el mismo centro, encerrada en otra jaula”.

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“Sigue siendo un proceso caótico”, dijo en la misma teleconferencia Wendy Young, presidente de Kids In Need of Defense (KIND), una organización que ofrece ayuda legal gratuita a menores inmigrantes indocumentados.

“Estamos tratando de ayudar a esos pobres padres que buscan frenéticamente a su hijo”; “los integrantes de mi equipo legal se han convertido en detectives privados”, contó.

“Conoce tus derechos”

El sitio de información independiente ProPublica identificó a la niña cuyo llanto, grabado de incógnito al ser separada de su madre en la frontera hace 10 días, fue escuchado por millones de personas y provocó una indignación generalizada.

Alison Jimena Valencia Madrid, de seis años, está en Phoenix (Arizona), lejos de su madre que está detenida en Port Isabel (Texas) y no sabe cuándo podrá verla. Pero corre con una gran ventaja: durante su viaje de 17 días desde El Salvador a la frontera entre México y Estados Unidos, su madre le ayudó a memorizar un número de teléfono que le permitió contactar a una tía en Houston.

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Su madre, Cindy Madrid, aún no ha podido hablar con ella. Según ProPublica, cuando logró llamarla, la niña estaba en un taller obligatorio de “Conoce tus derechos” y no la dejaron atender el teléfono.

“Nunca he podido hablar con ella (…) Es muy desesperante porque en todo momento me pregunto cómo estará, si comió, si la cuidan, si la bañan”, dijo su madre a la CNN.

Al ceder y dar marcha atrás en su política de separación familiar, Trump aseguró que la “tolerancia cero” con la inmigración ilegal continúa.

Ha pedido a la justicia autorización para detener a niños junto a sus padres durante más de los 20 días que permite la ley, una medida que para activistas pro-inmigrantes equivaldría a detener durante meses o años a padres y niños.

A pedido del gobierno, el Pentágono prepara hasta 20.000 camas para alojar a menores inmigrantes en bases militares.

“Los militares están a cargo de proteger nuestra seguridad, no son un servicio social (…) Nos ha llevado 30 años mejorar el trato de los niños en el sistema migratorio y parece que el gobierno lo destruye en tres meses”, dijo Young.

En Washington, la Cámara de Representantes fracasó en aprobar un proyecto de ley migratorio conservador. Otro más moderado sería llevado a votación la semana próxima.

En medio de la confusión, la primera dama Melania Trump hizo un viaje sorpresa a Texas para ver de primera mano las condiciones de detención de los niños inmigrantes, pero encendió la indignación al subir y bajar del avión con un abrigo verde oliva en cuya espalda se leía: “Realmente no me importa, ¿y a ti?”.

El profesor de pediatría y neurociencia de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard fue categórico en su valoración: más allá de posturas ideológicas, “como científico”, dijo, “sabemos que la ciencia contradice que esto sea bueno para los niños”.

Hablaba del tema que está en las primeras de todos los medios: la polémica medida de Donald Trump de separar a los niños de sus padres indocumentados en la frontera de Estados Unidos.

“Esto es completamente ridículo, y mi aproximación es como científico, no como alguien que toma una posición política”, dijo Charles A Nelson III.

No es el único experto que alerta contra esto.

La directora de la Academia Estadounidense de Pediatría , Colleen Kraft, dijo incluso que esta política es una forma de “abuso infantil” y que va contra “todo lo que defendemos los pediatras”.

Ella es una de muchos otros doctores, psicólogos y científicos que advirtieron que esa política puede causar graves daños físicos y psicológicos en los niños.

Aseguran además que la experiencia podría tener un impacto irreversible o de largo alcance para la salud de los niños si éstos no son reunificados con sus familias rápidamente.

57 días separados en promedio

Alrededor de 2.300 niños han sido de sus progenitores tras entrar en Estados Unidos entre mediados de abril y mayo de este año, según datos del departamento de Seguridad Nacional.

Bajo una nueva política de “tolerancia cero”, las autoridades encarcelan y enjuician a los adultos por cruzar ilegalmente la frontera con Estados Unidos mientras llevan a los niños a refugios temporales donde son supervisados por personal de la oficina para el reasentamiento de refugiados (Office of Refugees Resetlement).

Pero los datos de mayo del departamento de Salud y Servicios Humanos muestran que los niños son retenidos una media de 57 días. También ha habido denuncias de que la separación se prolongó durante meses y de que algunos padres fueron deportados de Estados Unidos sin saber dónde estaban sus hijos.

La secretaria de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen le dijo a la prensa el lunes que los niños están bien cuidados.

“Tenemos estándares altos. Les damos comida, educación y cuidados médicos. Hay videos, hay televisiones”, dijo.

Tiendas de campaña levantadas para albergar niños migrantes en Tornillo, Texas.ADMINISTRATION FOR CHILDREN AND FAMILIES AT HHS / Tiendas de campaña levantadas para albergar niños migrantes en Tornillo, Texas.

Sin embargo los especialistas en pediatría dicen que el hecho de que los niños estén bien alimentados y en un lugar seguro no quiere decir que no haya riesgo de impactos negativos a largo plazo sobre sus sistemas inmunológicos, el desarrollo de sus cerebros e incluso las características de sus personalidades.

“Las únicas veces en las que hacemos esto (separarlos de sus padres) es dentro del sistema social cuando el niño está en un peligro inminente”, le dijo a la BBC Chandra Ghosh Ippen, codirectora del programa de investigación sobre el trauma infantil Child Trauma Research Program, del departamento de psiquiatría de la Universidad de San Francisco.

“Estamos causando un daño irreparable cuando no es necesario”.

Impacto a corto plazo

Según los científicos está casi garantizado que el momento de la separación va a ser traumático y va a inducir pánico tanto en los niños como en los padres, lo cual desencadenará la liberación elevada de hormonas del estrés como el cortisol y la adrenalina, elevará la presión sanguínea y el ritmo cardíaco, la ansiedad y provocará otros síntomas como dolores de cabeza y problemas de estómago.

Según Jack P Shonkoff, director del Centro para el desarrollo del niño de la Universidad de Harvard, es incorrecto asumir que los niños más pequeños separados de sus padres son demasiado jóvenes como para recordarlo después y que por tanto saldrán de todo esto relativamente ilesos.

“Cuando ese sistema de estrés se mantiene activado durante un periodo de tiempo significativo, puede tener un efecto biológico de desgaste. Cuanto más joven eres, más grave es la amenaza”.

Quizás con el tiempo los niños dejen de llorar y disminuya parte del shock inicial, dice Shonkoff, pero esa no es razón para pensar que ya no están estresados.

Una mujer y un niño se abrazan cerca de la frontera de México con Estados Unidos.GETTY IMAGES / Bajo una nueva política de “tolerancia cero”, las autoridades encarcelan y enjuician a los adultos por cruzar ilegalmente la frontera con Estados Unidos y llevan a los niños a refugios temporales.

“No están agitados y gritando, pero por debajo, en sus cuerpos, el sistema de estrés todavía sigue muy activado, en silencio, de manera invisible”, dice.

Ghosh Ippen dice que emocionalmente algunos niños pueden verse empujados hacia un estado de “duelo traumático”.

El comportamiento tipo pataleta puede ser remplazado por una ansiedad profunda y depresión.

“Todo lo que ellos conocen desapareció. El niño está desesperado“, dice.

Impacto a largo plazo

La magnitud del daño a largo plazo que sufrirán los niños depende de la duración de la separación, además de las edades de los niños, dicen los expertos.

“La duración es muy importante”, dice Shonkoff. “La separación forzada durante unas horas es muy traumática, pero si los niños son inmediatamente reunidos con sus madres y padres van a estar bien”.

Niños migrantesREUTERS / “La otra complejidad aquí es que desconocemos las historias detrás de estos niños”, dice Nelson, en referencia a la violencia de la que muchos escaparon.

Pero con el paso del tiempo, explica Nelson, un sistema de estrés en alerta muy elevada empezará a causar un desgaste biológico sobre las estructuras físicas del cerebro.

Nelson es uno de los principales investigadores del Proyecto de Intervención Temprana de Bucarest, un estudio de largo plazo de 136 bebés y niños que crecieron en orfanatos en Rumanía en la década de 2000.

Él y sus compañeros de investigación han estado siguiendo a esos niños durante 18 años, y dice que han observado patrones de actividad cerebral muy distintos en los niños que estuvieron en cuidado institucional en comparación con los que estuvieron al cuidado de una familia de acogida.

“Lo que vemos en los niños que fueron institucionalizados, es decir, separados de sus padres, es una reducción dramática en la actividad eléctrica de sus cerebros”.

“Si después son retirados y puestos al cuidado de un buen hogar antes de cumplir los dos años gran parte de esto se recupera. Pero si tiene más de dos años, es decir, que la separación en una institución ha durado más de dos años, no hay recuperación. El cerebro sigue generando muchísima menos actividad”.

Un niño detenido ve la televisión GETTY IMAGES Un niño hondureño ve la televisión en un centro de detención.

A largo plazo, Nelson también observó que los cerebros de los niños que fueron separados de sus padres mostraban una “reducción dramática en la materia gris” y que incluso cuando los pusieron en familias de acogida solo hubo una pequeña recuperación de la materia gris.

Los niños pueden desarrollar condiciones psicológicas de largo plazo como trastorno de estrés post ‘traumático y ansiedad de separación, y también tener un mayor riesgo de desarrollar enfermedades de corazón y diabetes a lo largo de la vida.

También puede haber un impacto sobre el comportamiento. Nelson dice que los niños -y en particular los varones- pueden mostrar una “indiferencia atroz” por los sentimientos de los demás.

Pueden tener también dificultades de memoria, control de los impulsos y ser más proclives al comportamiento delincuente.

“La otra complejidad aquí es que desconocemos las historias detrás de estos niños”, dice Nelson.

“Si los niños ya estuvieron expuestos a episodios de un gran nivel de potencial traumático, entonces esto va a empeorarlo todo más”.

Según Ippen, incluso si asumimos que todos los niños, en algún momento, volverán a reunirse con sus padres, no hay manera de calcular cuánto será el daño colateral causado.

Ahora los profesionales de la salud le están pidiendo a las autoridades estadounidenses que compartan más información sobre el estado mental en el que se encuentran los niños que reciben en los refugios, pero Shonkoff dice que esa aproximación a la intervención es pensar el problema al revés.

“La respuesta es: la mejor intervención, de lejos, es reunirlos con sus padres“, dijo.

“Es como si esos niños estuvieran siendo envenenados y nosotros nos preguntáramos: ¿Cual es el mejor tratamiento para el veneno que reciben? La respuesta lógica y científica no es buscar el antídoto a ese veneno sino dejar de envenenarlos”.

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Los menores que se encuentran en Estados Unidos y han sido separados de sus familiares, temen a ser deportados y no saber a donde ir cuando toquen suelo guatemalteco.

Ricardo Arjona expresó su inconformidad, ante la situación que viven los niños migrantes, quienes con lagrimas han sido separados de sus familiares, quienes llegaron a Estados Unidos en busca de una vida mejor.

“Nuestros niños merecen mejores presidentes, que impidan la fuga de personas en busca de lo imposible”

Los menores que se encuentran en Estados Unidos y han sido separados de sus familiares, temen a ser deportados y no saber a donde ir cuando toquen suelo guatemalteco.

Estos menores de edad han sido retenidos por varios meses en Estados Unidos, quienes hablan akateko y chuj y se les dificulta hablar español, sin embargo señalan que no han recibido ayuda de algún cónsul en Estados Unidos.

El Gobierno ha dado la espalda

Guillermo castillo es un migrante en estados unidos, quien señala que el gobierno de guatemala le ha dado la espalda a lo menores y a los migrantes guatemaltecos en estados unidos.

Por William Oliva

La grabación ha causado indignación entre los líderes promigrantes y grupos de derechos humanos, ya que en este se escucha el llanto aterrador de una grupo de niños inmigrantes mientras gritan “papi” o “mami”.

El video revela que cuando un agente les pregunta a las niñas de dónde son una responde que de El Salvador, mientras que otra, ahogada en llanto, responde que es de Guatemala.  

“Muchos de ellos lloran tan fuertes que pareciera que no pueden respirar y como si mami o papi fueran las únicas palabras que supieran decir”, revela la ONG.

Se trata de un grupo de niños migrantes centroamericanosque fueron separados la semana pasada de sus padres por las autoridades fronterizas, que obedecen a una política migratoria estadounidense que ha causado indignación y protestas de varias entidades y organismos internacionales de justicia y de derechos humanos, que han tildado la medida como “demasiado cruel”.

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En los gritos desesperados de los niños sobresale la voz grave de un agente de la Patrulla Fronteriza que se burla de ellos: “Bueno, parece que tenemos una orquesta aquí, sólo necesitamos un director”, revela el audio.

(Tomado de You Tube/ProPublica)

La ONG enfatiza en el testimonio de una niña del grupo, que entre gritos pide que por favor que llamen a su tía, que se grabó un número de teléfono en la memoria y que sus familiares le dijeron que ella iría a buscarla. “Sólo una llamada, sólo una llamada”, clama la menor.

Desde que la administración del presidente Donald Trump implementó el plan fronterizo “Tolerancia Cero”, unos dos mil 300 niños han sido separados de sus padres en la frontera desde abril último, según el reporte de ProPublica. 

Un momento difícil

ProPublica contó que, después de que la niña salvadoreña de 6 años recitara de memoria un número de teléfono, ellos lo marcaron y dieron con la tía de la menor. 

“Fue el momento más difícil de mi vida”, relató la familiar de la niña a la agencia. “Imágínese, recibir una llamada de su sobrina que le ruega que vaya a buscarla y que está sola”, agrega.

Inmigrantes detenidos en McAllen, Texas, donde se ve a varios niños. (Foto Prensa Libre: AFP)
Inmigrantes detenidos en McAllen, Texas, donde se ve a varios niños. (Foto Prensa Libre: AFP)

Cuenta que lo que más le dolió fue no poder hacer nada, porque ella y su hija de 9 años también buscan asilo en Estados Unidos, pues salieron huyendo de El Salvador por miedo a las pandillas. 

“Los pandilleros están en los autobuses, en los bancos, en las escuelas, en la policía. No hay ningún lugar donde los demás nos sintamos seguros”, relató a ProPublica. 

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La persona que grabó el audio, que por seguridad se mantiene en anonimato y que lo entregó a una abogada de derechos civiles, dijo también que había quedado devastada por el clamor de los niños, que estimó tienen entre 4 y 10 años.

Dijo que, aunque algunos agentes trataban de calmar a los menores con juguetes o bocadillos, “estos estaban inconsolables porque no tenían más de 24 horas de haber sido separados de sus padres”.

En una rara crítica al gobierno de Donald Trump, el Secretario general de la ONU Antonio Guterres dijo el lunes que los niños inmigrantes no deben ser separados de sus familias en la frontera entre Estados Unidos y México.

Como principio, el secretario general cree que los refugiados e inmigrantes deben siempre ser tratados con respeto y dignidad, y de acuerdo a la ley internacional existente“, dijo el portavoz de la ONU Stephane Dujarric.

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Los niños no deben ser traumatizados siendo separados de sus padres. Debe preservarse la unidad familiar“, agregó.

El alto comisionado de derechos humanos de la ONU Zeid Ra’ad Al Hussein también criticó la política del gobierno estadounidense de separar a niños inmigrantes de sus padres en la frontera.

“Pensar que un Estado busca disuadir a los padres infligiendo tal abuso a los niños es inadmisible”, dijo Zeid Ra’ad Al Hussein en Ginebra, y reclamó al gobierno Trump “poner fin inmediatamente” a esta “práctica cruel”.

Unos 2.000 niños han sido separados de sus padres o tutores en la frontera en seis semanas, según las autoridades estadounidenses.

La cantidad de separaciones ha aumentado desde mayo, cuando el fiscal general Jeff Sessions anunció que todos los inmigrantes que crucen ilegalmente la frontera con México serán arrestados, busquen o no asilo.

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Como los niños no pueden ser enviados a las prisiones donde están sus padres, son separados y enviados a centros de detención para menores hasta que puedan ser reubicados con un padre, tutor o en su defecto, con familias de acogida.

Estados Unidos "no será un campo de inmigrantes", afirma Trump

La Academia Estadounidense de Pediatría ha advertido de “daños irreparables” para los niños separados de sus padres, que en general no hablan inglés y a veces son demasiado pequeños para hablar su lengua materna.

Muchas veces, los niños no saben cómo ubicar a sus padres, ni su nombre completo o fecha de nacimiento, o por qué están en Estados Unidos y si tienen o no derecho a asilo. A veces los padres son deportados y los niños quedan en Estados Unidos.

Cuando salió de Honduras, Salvador Elías no esperaba el escenario que encontró en México.

En carreteras o calles de ciudades y pueblos había puntos de control, patrullas y decenas de militares, policías federales, locales y agentes del Instituto Nacional de Migración (INM).

Se sorprendió. Hace unos años viajó por tierra a Estados Unidos, pero entonces la vigilancia era diferente.

“Está muy dura la cosa, por donde te muevas hay riesgo de topar con migración o los soldados, y vas de vuelta”, le dice a BBC Mundo por teléfono desde el albergue donde se encuentra en Tapachula, Chiapas, en la frontera con Guatemala.

“Hay que insistir y rodear mucho para librar el camino al norte”.

En realidad lo que Salvador Elías y miles de centroamericanos encuentran al cruzar a México es el resultado de una intensa operación para controlar la migración irregular al país.

Policía en México
REUTERS “El muro no es de ladrillo y hormigón sino de gente, de cuerpos de seguridad del Estado”.

Según datos oficiales entre 2015 y marzo de 2018 se han detenido a 495.590 personas sin documentos migratorios, la mayoría en la frontera sur.

Un número mayor al de las deportaciones realizadas por Estados Unidos.

Según organizaciones civiles, la explicación es un “muro virtual” a la migración irregular conformado por miles de militares y policías.

“Por muchas razones el modelo de control fronterizo no puede ser el mismo que hay en la frontera norte”, le dice a BBC Mundo Salvador La Cruz, del Centro de Derechos Humanos Fray Matías de Córdova.

Es una organización que en los últimos años se enfoca en la defensa de menores migrantes.

Un muro físico sería “impracticable” por las características de la zona, con montañas y selva. Pero existe otro.

“El muro no es de ladrillo y hormigón sino de gente, de cuerpos de seguridad del Estado”.

Silencio oficial

Desde 2003 se han aplicado distintas estrategias para fortalecer la seguridad en la frontera sur de México.

Entre México y Guatemala hay más de 1.000 sitios irregulares para cruzar la frontera.
YURI CORTEZ/AFP Entre México y Guatemala hay más de 1.000 sitios irregulares para cruzar la frontera.

Incluso algunas operaciones han sido apoyadas por el gobierno de Estados Unidos, a través de la Iniciativa Mérida.

La operación más reciente empezó en 2014 con el Programa Frontera Sur, una estrategia que oficialmente pretendía garantizar la seguridad de los migrantes.

Entre sus acciones contemplaba evitar el uso de trenes de carga para viajar al norte y operaciones contra pandillas y traficantes de personas.

También se estableció un programa de estancia temporal para trabajadores migrantes, especialmente de Guatemala.

Los beneficiarios reciben una tarjeta de identidad que les permite permanecer en estados del sureste como Chiapas, Tabasco y Quintana Roo, sin riesgo de ser deportados.

La Coordinación para la Atención Integral de la Migración en la Frontera Sur, responsable de aplicar la estrategia oficial, desapareció en 2015.

Pero las acciones de seguridad en esa región permanecen, aunque no está claro cuál es la nueva estrategia, ni el número de efectivos que la aplican.

Durante más de una semana, BBC Mundo solicitó a las autoridades detalles sobre la actual estrategia para controlar la migración irregular en la frontera sur.

Se plantearon preguntas sobre el número de agentes policiales y militares asignados a las tareas de vigilancia, las unidades a las que pertenecen y sus áreas de operación.

Se consultó a la Secretaría de Gobernación, el Instituto Nacional de Migración y la Secretaría de Marina, aunque ninguna de estas instituciones dio respuesta.

Policías motorizados en Ciudad de México.
AFP Distintos cuerpos policiales y unidades militares participan en el operativo de seguridad.

También se incluyó a la Comisión Nacional de Seguridad, responsable de la Policía Federal y la Gendarmería, así como a la Secretaría de Seguridad Ciudadana de Chiapas.

Estas dependencias, de maneras distintas, participan en las operaciones de seguridad en la región.

La estrategia

Más allá del silencio oficial, lo cierto es que el “muro virtual” permanece.

Enrique Vidal, de la organización Voces Mesoamericanas, le dice a BBC Mundo que la estrategia se aplica en al menos tres etapas simultáneas:

Una en los cinco puntos formales de cruce fronterizo donde se revisan la documentación migratoria y comercial de quienes los utilizan.

Esta operación no se aplica en los casi 1.000 sitios de ingreso irregular a México que se conocen en la región.

La segunda son revisiones y patrullaje en las carreteras de Chiapas y Tabasco, donde participan elementos de la Marina, policías federales y locales con respaldo de agentes del INM.

Tal estrategia se aplica en todo el territorio de Chiapas y Tabasco, donde según la Unidad de Política Migratoria de Segob se detiene al 66% de los migrantes que ingresa irregularmente al país.

Las operaciones en carreteras incluyen la revisión aleatoria de autos particulares, autobuses de pasajeros y taxis para detectar centroamericanos, señala el activista.

Un grupo de migrantes camina en México.
AFP Los agentes realizan controles aleatorios en las carreteras.

La vigilancia establece una especie de cordón a lo largo del Istmo de Tehuantepec, pues se realiza desde Arriaga, Chiapas, en el Océano Pacífico, hasta Coatzacoalcos, Veracruz, en el Atlántico.

Una tercera etapa del “muro virtual” se aplica en los cinco Centros de atención temporal del tráfico fronterizo.

Son garitas de revisión aduanal contra mercancía irregular, pero que también sirve para detectar personas sin documentos migratorios.

A esto se suman las operaciones de la policía estatal en las zonas de bares o sitios de reunión de migrantes, como parques o plazas, especialmente en ciudades como Tapachula o Frontera Comalapa.

No es todo. En las vías del tren también hay patrullajes, y las empresas ferroviarias construyeron muros para impedir que los migrantes suban a los trenes.

Esto se aplica sobre todo en la zona de Tenosique, Tabasco, uno de los principales sitios de migración irregular, así como en Palenque, Chiapas, la primera parada del ferrocarril que viaja al norte.

Es, dice Enrique Vidal, “una pinza para realizar el mayor número de detenciones de migrantes”.

Y no está exenta de abusos. El cónsul de Guatemala en Tapachula, Chiapas, Héctor Spiac Cuin, dice que frecuentemente la policía municipal de esa ciudad captura personas con documentos migratorios.

Generalmente son trabajadores con permiso de estancia temporal. “Hay detenciones irregulares por decirlo de esa manera”, afirma el diplomático a BBC Mundo.

Un vagón de ferrocarril con migrantes en México.
REUTERS Los migrantes viajan a menudo en vagones de ferrocarril.

“Acosan a los migrantes que están en territorio chiapaneco y realizan alguna actividad laboral. Muchas veces los detienen en la calle, en algunos casos con documentos de identificación”.

La huella de EE.UU.

De acuerdo con la Unidad de Política Migratoria de Segob, el año pasado fueron detenidos 95.497 migrantes irregulares en México, la mayoría centroamericanos.

De éstos 80.353 fueron “devueltos” a sus países de origen.

En ese mismo lapso se capturó a 18.300 menores de edad, casi todos acompañados. Unos 16.000 regresaron a sus países mediante el llamado “retorno asistido” de las autoridades mexicanas.

La cifra es menor a la que se registró en los primeros años del Plan Frontera Sur, cuando el país deportó incluso a más personas que el gobierno de Estados Unidos.

En 2015, por ejemplo, los migrantes devueltos fueron 181.163, y la cantidad de menores repatriados fue el doble de la actual: alcanzó 36.921.

La mayor parte de las detenciones se realizan con el “muro virtual” en la frontera sur, según los datos oficiales.

Frontera entre Estados Unidos y México en Ciudad Juárez.
REUTERS Algunas organizaciones creen que las autoridades mexicanas reciben medios de EE.UU. para el control fronterizo.

Organizaciones como Voces Mesoamericanas detectan que a migrantes retenidos en las estaciones migratorias de Tapachula y Palenque, por ejemplo, se les toman electrónicamente datos de sus huellas dactilares y del iris.

No está claro el destino de esa información. Algunos creen que se comparte con autoridades estadounidenses, pues los equipos para el registro se compraron con dinero de la Iniciativa Mérida.

Una huella de esta operación la registra el informe Cooperación de Seguridad entre los Estados Unidos y México: la Iniciativa Mérida y más allá del Servicio de Investigación del Congreso de Estados Unidos.

Según el documento en 2015 el Departamento de Estado proporcionó “equipos y asistencia de capacitación, incluidos equipos NII, kioscos móviles, equipos caninos y capacitación para funcionarios del INM en la región fronteriza del sur”.

¿Hay mano estadounidense en la estrategia de seguridad de la frontera sur mexicana?

“Directamente no, son cosas que se escuchan”, reconoce el cónsul de Guatemala Spiac Cuin.

“Nosotros lo que hemos detectado es el incremento de seguridad de corporaciones policíacas mexicanas, son quienes hacen las detenciones directamente”.

La Dirección General de Migración indicó en su página en Internet que entre enero y abril de 2018 un total de 16.343 guatemaltecos fueron expulsados de Estados Unidos, contra 10.001 deportados en el mismo periodo del año pasado.

El informe precisa que solo en abril pasado fueron expulsados 4.726 guatemaltecos por la vía aérea, una cantidad que supera con creces los 1.655 deportados en el mismo mes de 2017.

En esos cuatro meses han sido expulsados 14.626 hombres, 1.572 mujeres y 145 niños.

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En todo el año pasado fueron deportados desde Estados Unidos un total 32.833 guatemaltecos, en su gran mayoría hombres (29.305).

El Consejo Nacional de Atención al Migrante estima que alrededor de 1,5 millones de guatemaltecos viven en Estados Unidos y solo entre 300.000 y 400.000 tienen residencia legal.

Remesas en el país

El envío de remesas de los guatemaltecos radicados en el exterior, principalmente en Estados Unidos, aumentó 7,45% en el primer cuatrimestre del año, en comparación al mismo lapso de 2017, informó este jueves una fuente económica.

Entre enero y abril pasados, las familias guatemaltecas recibieron 2,789.11 millones de dólares en remesas, superior a los 2,581.22 millones del mismo periodo del año pasado, precisó en su página de Internet el Banco de Guatemala (Banguat, Central).

El envió de las remesas en los primeros cuatro meses de este año es más del doble del ingreso del mismo periodo de 2010, cuando fueron de 1,234.98 millones de dólares.

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El dinero enviado a los familiares en 2017 por migrantes guatemaltecos sumaron 8.192,2 millones de dólares, la cifra más alta de la que se tiene registro, y las autoridades esperan un crecimiento del 10% para este año.

Remesas fundamentales en la economía

La economía guatemalteca depende sustancialmente del dinero que envían sus emigrantes, equivalente al 70% de los ingresos por exportaciones, que en promedio alcanzan 11.000 millones de dólares anuales.

Aproximadamente 800 mil jóvenes que llegaron a Estados Unidos ilegalmente cuando eran niños, eran beneficiados con el programa DACA.

Este programa llamado acción diferida para los llegados en la infancia fue implementado hace cinco años por el gobierno del expresidente Barack Obama, recibiendo permisos de trabajo temporales, licencias de conducir y hasta un número de seguridad social.

El 76 por ciento de los adscritos al programa son de nacionalidad mexicana, los demás son centroamericanos, muchos guatemaltecos.

 

Guatemaltecos

 

El 2 de abril pasado, Donald Trump, declaró muerto el programa DACA, algo que ya había anunciado en septiembre sin proponer un plan para reemplazarlo y desde el año pasado ha rechazado varias propuestas bipartidistas para dar una solución legislativa a la situación de los dreamers.

Según el mandatario, las personas buscan entrar a estados unidos precisamente para aprovecharse del DACA.

Según el Departamento de Seguridad Interior de Estados Unidos, en el 2017 las detenciones en la frontera sur llegaron al nivel más bajo desde 1971. En enero del 2017, los agentes de aduanas y protección fronteriza capturaron a aproximadamente 42.400 personas en la frontera entre México y Estados Unidos. para abril del 2018, esta cifra había bajado a alrededor de 15.700 personas.

Debido a esas capturas, muchos guatemaltecos han tenido que retornar, incluso hay quienes tienen más de 20 años de vivir en Estados Unidos y al ser detenidos han tenido que regresar al país.

 

Guatemaltecos siguen siendo deportados

Mauro Octavio Martínez es un joven de 22 años, originario de La Libertad Huehuetenango, que decidió buscar el sueño americano hace tres años y medio pues acá, como maestro, no encontraba una buena oportunidad laboral.

Justo el 30 de marzo pasado, viernes santo, regresó a Guatemala dejando sus sueños y planes en Estados Unidos. Su familia lo esperó en el aeropuerto internacional La Aurora para reencontrarse con el y llevarlo de vuelta a su hogar.

 

Guatemaltecos

 

Mauro viajó a Atlanta con una visa de turismo de un mes y decidió quedarse y encontró trabajo pintando casas, una labor que hacía con otros migrantes que fueron detenidos con el.

El padre de Mauro, que trabajó en la Municipalidad de La Libertad, dice que apoyó a su hijo para que emprendiera el viaje debido a las necesidades económicas que tenía la familia y mencionó que, para evitar la migración, el gobierno de Guatemala debería de dar plazas de trabajo.

Mauro no será el último deportado, y es que Donald Trump continúa uniendo esfuerzos para que todos los migrantes salgan de Estados Unidos y que ningún indocumentado entre al país.

Una caravana de centroamericanos y mexicanos llamada viacrucis migrante salió el mes pasado hacía la frontera estadounidense, despertando la irá del mandatario.

El miércoles pasado, Trump firmó una orden para desplegar a un grupo de militares de la guardia nacional de la frontera con México, incluso amenazó a ese país con cancelar el tratado de libre comercio de América del Norte y a Honduras con retirarle la ayuda si no detenían la caravana.

Los más de mil 500 integrantes del viacrucis migrante decidieron desistir y llegar solo a la capital mexicana, separándose en grupos por si algunos todavía tienen el interés de llegar a Estados Unidos.

Las remesas que envían los guatemaltecos radicados en el exterior, principalmente en Estados Unidos, crecieron 4,9% en los primeros dos meses del año, al tiempo que las deportaciones desde el país norteamericano crecieron fuertemente, informaron este viernes fuentes oficiales.

Las remesas enviadas en enero y febrero sumaron 1,264.6 millones de dólares, 4,9% más  que en el mismo período de 2017, precisó el Banco de Guatemala (Banguat, central).

El reporte indica que el mes pasado el ingreso de remesas sumó 630.1 millones de dólares, un récord histórico para el país.

El dinero enviado en 2017 por migrantes guatemaltecos alcanzó 8.192,2 millones de dólares, la cifra más alta de la que se tiene registro, y las autoridades esperan que se mantenga el ritmo de crecimiento anual.

Más deportaciones de connacionales

En tanto, 7.720 guatemaltecos fueron deportados vía aérea desde Estados Unidos en los primeros dos meses de este año, muy por encima de los 5.075 expulsados el mismo período del año anterior, según un reporte de la Dirección de Migración guatemalteca.

El informe detalla que en enero y febrero fueron expulsados 6.865 hombres, 776 mujeres y 79 niños originarios de Guatemala.

A pesar del endurecimiento de la política migratoria que impulsa el presidente Donald Trump, el envío de remesas familiares desde Estados Unidos continúa en alza.

La economía guatemalteca depende sustancialmente del dinero que envían sus emigrantes, equivalente al 70% de los ingresos por exportaciones, que en promedio alcanzan 11.000 millones de dólares anuales.

El Consejo Nacional de Atención al Migrante  estima que alrededor de 1,5 millones de guatemaltecos viven en Estados Unidos y solo entre 300.000 y 400.000 tienen residencia legal.

© Agence France-Presse
Con información de: © Agence France-Presse
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