Perversa usurpación
bajando y subiendo por pirámides de acceso restringido. Por otro lado, se sabe que a personas guatemaltecas les fue negado el ingreso al Parque Tikal con la justificación de que no aparecían en la lista confeccionada por el Micude y el Inguat. Siendo este un acto de exclusión inaceptable.
Además, el plan de esta “celebración” no contempló ningún beneficio social y económico para los pueblos mayas, porque estos, como siempre, fueron excluidos como sujetos sociales con derechos en la organización y en la decisión del abordaje de todas las actividades que se programaron.
La forma irrespetuosa en que el Inguat manipuló la “celebración del Oxlajuj B’aqtun” es indignante, preocupante y denunciable. Las actividades que se realizaron en los principales sitios arqueológicos de Guatemala, especialmente en el Parque Tikal, pusieron de manifiesto la crudeza del pensamiento y las prácticas racistas colonialistas que han caracterizado al Inguat.
El Inguat enarboló el discurso de dar a conocer y valorizar la cosmovisión y la cultura maya. Sin embargo, desde sus inicios tuvo claro que iba a aprovechar la culminación del Oxlajuj B’aqtun para convertir la cosmovisión maya en mercancía y folklor para los intereses económicos de la industria turística.
La folklorización es una forma de reducir el arte, los conocimientos, la música, la indumentaria, la forma de entender la vida y el mundo de los pueblos no-eurocéntricos en “creencias, costumbres y tradiciones” para volverlos mercancía y para mantener esa noción colonialista que todo lo diferente a la modernidad eurocéntrica es parte del pasado, por tanto, sinónimo de atraso, inculto o incivilizado.
Es innegable que en Guatemala la folklorización es una estrategia culturalista y racista que ha utilizado el Inguat para negar la pervivencia, creatividad y transformación del sistema de pensamiento maya que se refleja en su producción material, intelectual y artística.
El Micude perdió la oportunidad de asumir una postura crítica frente a la mercantilización y folklorización de la dignidad y los derechos históricos del pueblo maya, así como ante el oportunismo político del presidente Otto Pérez Molina que nuevamente ha demostrado su irrespeto hacia el pueblo maya contemporáneo.
El Micude pudo haber planteado en coordinación con el Ministerio de Educación un proyecto educativo que brindara a la niñez y las juventudes la posibilidad de conocer los principales sitios arqueológicos de Guatemala, pero con objetivos pedagógicos orientados a concienciar y recuperar el significado ético del acervo maya para el país y la humanidad.