Vicenta Grijalva López

Francisca Gómez Grijalva

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por adversas condiciones materiales que le impidieron disfrutar de una vida digna y plena; pero su familia consciente de la importancia de la educación escolarizada, apostó por inscribirla en la escuela de su comunidad. Solo pudo cursar el 3er. grado de primaria porque en Xesic Primero —su comunidad de origen— el sistema educativo no garantizaba la primaria completa; realidad estructural que lamentablemente sigue afectando a cientos de comunidades mayas en la actualidad

A pesar de las adversidades, mi mamá siempre tuvo un espíritu inquieto, aspecto que le permitió tomar decisiones creativas para la construcción del andamiaje de su autonomía económica y la construcción de conocimientos y habilidades. De esa cuenta se dedicó al cuidado de cerdos y gallinas para abastecer la alimentación de la familia y para adquirir ingresos económicos para el sustento familiar.

Ella me cuenta que mientras se dedicaba a este oficio, hace 49 años aproximadamente, le surgió la curiosidad de hacerse de una máquina de coser y junto con mi papá, decidieron comprarla. Como tantas mujeres, mi mamá aprendió a usar la máquina de coser con sus habilidades autodidactas. A los pocos meses se convirtió en una excelente diseñadora y confeccionadora de blusas, cortes, delantales y ropa para niñas y niños.

Por la calidad de su trabajo se hizo de mucha clientela. Sus ingresos mejoraban para las épocas festivas, en que las mujeres solían vestir sus mejores galas.

Con las atrocidades del conflicto armado interno, muchos familiares de mi mamá y mi papá fueron asesinados, secuestrados y desaparecidos, la zozobra fue tan grande que pasamos a formar parte del gran porcentaje de familias desplazadas internas. Esta migración forzada a Santa Cruz del Quiché, nos empujó a buscar formas de subsistencia desde cero y con el paso del tiempo mi mamá encontró nueva clientela.

El año pasado le diagnosticaron un cáncer en estado avanzado y lo está sobrellevando con valentía. Tuvo que renunciar al oficio de confección de prendas de vestir, pero decidió dar continuidad a la iniciativa que de niño emprendió mi hermano Leonidas Aníbal; así, siembra flores, plantas aromáticas para la cocción de alimentos, diversas variedades de chile, etc. Cuando llega el tiempo de la cosecha va de casa en casa a vender sus productos o bien las personas llegan a la casa a comprárselas.

Por toda su enseñanza, su valentía, creatividad y entusiasmo, aprovecho este espacio para decirle a mi mamá que le agradezco infinitamente su legado y también su ejemplo de mujer proactiva. Rumalri´ k´amo´ b´a´ nan rumal ri ch´ojch´oj taq na´oj xoqoje´ ri k´utu´n lal cheqe.

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