Economía
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Por qué es insuficiente la recuperación del ingreso en los hogares tras el confinamiento (y qué hacer para revertir la tendencia)
El 45% de los hogares aún tiene menos ingresos que en la prepandemia y se deterioraron las condiciones del empleo.
Cientos de guatemaltecos utilizaron banderas blancas durante el 2020 para pedir alimentos o apoyo durante la crisis del coronavirus. (Foto, Prensa Libre: Hemeroteca PL).
Alrededor del 45% de los hogares guatemaltecos no ha logrado recuperar los ingresos familiares que se percibían antes de la pandemia.
Y a pesar de que la situación mejoró respecto del 2020, cuando se registró una caída de ingresos de hasta un 70 por ciento, en el 2021 casi la mitad de los hogares en el país reporta que no los ha recuperado en su totalidad, refieren dos encuestas realizadas en ambos años por el Banco Mundial (BM) y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). La baja es consecuencia de los retrocesos en el mercado laboral, exponen las entidades.
Para la región latinoamericana, la tasa de empleo se ubicó en alrededor del 62 por ciento, lo que representó casi 11 puntos porcentuales por debajo del nivel previo a la pandemia. Sin embargo, en Guatemala, Nicaragua y El Salvador la tasa de empleo supera ligeramente los niveles anteriores a la crisis, según la encuesta del 2021.
Guatemala reporta que en la prepandemia, el nivel de empleo, tomando en cuenta personas de 18 años en adelante, estaba en 69 por ciento, y en el 2021 subió a 72 por ciento.
Aunque la cifra mejoró en estos países, se observa que la calidad de las condiciones laborales se deterioró con un aumento de la informalidad, y tampoco significa que los trabajadores hayan regresado o permanecido en los mismos puestos. Además, las horas laboradas permanecen por debajo de los niveles de la prepandemia, explicó Ximena del Carpio, gerente de la Práctica de Pobreza y Equidad del BM para América Latina.
En la región, según la encuesta del 2021, el empleo formal cayó en promedio -4.8 por ciento respecto de la prepandemia, mientras que en Guatemala la baja fue de -4.2 por ciento. El autoempleo subió 5.3 por ciento en la región y 3.1 por ciento en Guatemala.
El promedio de horas trabajadas remuneradas a la semana cayó de antes de la pandemia a 40.1 horas, en mayo y junio del 2021.
La situación de los hogares ya venía difícil debido a las altas tasas de desigualdad y pobreza.
Por ello, se debe incentivar el aumento en puestos de empleo, pero acompañados de calidad, ya que “muchos han vuelto a la informalidad y a trabajar por cuenta propia para ganarse la vida y pasar el momento, pero no necesariamente han vuelto a empleos que habían dejado”, agregó.
La entidad detectó que en Guatemala, el 14 por ciento de personas de 18 años en adelante que estaban empleadas antes de la pandemia quedaron desempleadas (5%) o abandonaron la fuerza laboral (9%), aunque el dato es el menor respecto del resto de países de la región. La encuesta se hizo en Guatemala con entrevistas a 1 mil 200 personas.
Por aparte, la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (Asíes) efectuó otra encuesta sobre la población ocupada en el departamento de Guatemala, y los resultados también reflejan un deterioro en el tema de empleo e ingresos.
El 50 por ciento manifestó que su situación económica ha empeorado, el 7 por ciento indicó que la misma ha mejorado y el 43 por ciento dice que sigue igual. De los encuestados, el 15 por ciento dijo que su situación económica era mala o muy mala, y el 58.5 por ciento indicó que era regular, mientras que solo el 2.6 por ciento expresó que era muy buena. Esta encuesta se hizo en julio a 607 personas, incluyendo a trabajadores asalariados, por cuenta propia y empleados domésticos remunerados.
“Es fuerte que para la mitad de la población el virus haya tenido efectos negativos en su economía” dijo el analista Luis Linares, al explicar que las personas se han tenido que refugiar en el autoempleo, pues muchos de ellos eran trabajadores del sector turismo, que es uno de los más golpeados, y ahora deben conformarse con laborar en lo que sea posible.
El año pasado, el Seguro Social perdió más de 100 mil afiliados, respecto de los últimos meses de la prepandemia.
Ahora, las estadísticas de ese ente reflejan una recuperación, pues a septiembre del 2021 se registraba 1 millón 390 mil 419 afiliados, 9.3 por ciento más que en el mismo mes del 2020, aunque en comparación con el mismo lapso del 2019, el crecimiento se sitúa en 4.33 por ciento.
No obstante, el ministro de Trabajo, Rafael Rodríguez, dijo recientemente que ha sido satisfactorio ver la recuperación en el número de afiliados al Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS), cuya cifra muestra el comportamiento del empleo formal. Indicó que ya se alcanzaron las cifras prepandemia y esperan cerrar el año con una mayor recuperación económica.
“Aun así es un reto, pero se ha venido fortaleciendo la Inspección General de Trabajo para verificar la situación del empleo y lograr que haya más empleo formal”, puntualizó el funcionario.
Según el informe del BM y el PNUD, “Una recuperación desigual: las secuelas de covid-19 en América Latina y el Caribe”, cerca del 60 por ciento de hogares guatemaltecos reportó que recibió transferencia del Gobierno en el 2020, ya sea regulares o de emergencia, pero ello solo constituyó un apoyo muy transitorio.
¿Qué hacer?
Las claves son generar inversión, en especial del sector privado, reducir brechas y ampliar coberturas.
Carlos Felipe Jaramillo, vicepresidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe, indicó que cifras como las del estudio en mención son clave para contar con datos actuales del alcance de la crisis y para recomendar medidas informadas, que contribuyan a mejorar la calidad de vida en nuestros países.
Expuso que las prioridades de la región para enfrentar esta situación siguen siendo la infraestructura y la productividad, ya que considera que el motor de la economía de Latinoamérica está principalmente en el sector privado. Sin embargo, cree que es importante la inversión pública complementaria, y precisamente la agenda de infraestructura es un punto pendiente en el que la región no avanza, por lo que se debe seguir apoyando la inversión en alianzas público-privadas.
El funcionario del BM menciona que tampoco es ideal que la región regrese a donde estaba en el 2019, ya que ahora parece que volver a esos niveles es mejor, pero tampoco fue un buen año porque el crecimiento percápita fue casi cero.
Por ello, recomienda que se prioricen tres puntos para que el área en estudio salga mejor fortalecida de esta experiencia, como recuperar las coberturas y avance en la educación; reformas urgentes para mejorar la inversión privada; y la generación de empleo, ya en muchas economías se está creciendo bien, pero más en autoempleo informal que en posiciones dentro de empresas formales.
A su juicio, tampoco se debe olvidar la agenda verde y climática, ya que por ejemplo, la deforestación ha ido avanzando para generar la producción de alimentos, pero ya se cuenta con tecnología que se puede aprovechar, como ocurre con la energía renovable, que tiene mucho potencial.
En tanto, Luis Felipe López-Calva, director regional del PNUD para América Latina y el Caribe, dijo que se deben crear las condiciones para que el sector privado sea el motor de crecimiento más fuerte y más sostenible, pero eso requiere de un Estado fuerte, institucionalidad y altos niveles de confianza.
También mencionó la necesidad de continuar con el acompañamiento a los países por parte de organismos internacionales, para buscar la reducción de brechas en salud y educación, mientras se crean espacios de diálogo ya que “estamos en una región muy polarizada en el tema político”.